Vélez Magazine

Dois bonecos soltos en Liniers

Admiro a los brasileños. Lo confieso abiertamente. Admiro y envidio sus playas, sus paisajes soñados, su carnaval interminable, su alegría permanente, sus mujeres, su música, sus cantantes y su fútbol. La rivalidad y el encono vienen por este último lado. Siempre estuvo, siempre está y siempre estará. La polémica se extenderá en el tiempo. ¿Pelé o Maradona?, Messi o Ronaldinho?, ¿Messi o Neymar? Los cinco títulos mundiales inclinan, aunque nos duela, la balanza en su favor.

La cinta de la jugada se vio en Liniers dos temporadas después, en diapositivas y con lluvia. Las autoridades del Club, unos visionarios, intuyeron ver en Kaneko a una reencarnación de estrellas como Garrincha o Jairzinho, solo repararon en su artística cabriola y no examinaron su miserable curriculum en terrenos brasileños.

Admiro a los brasileños. Lo confieso abiertamente. Admiro y envidio sus playas, sus paisajes soñados, su carnaval interminable, su alegría permanente, sus mujeres, su música, sus cantantes y su fútbol. La rivalidad y el encono vienen por este último lado. Siempre estuvo, siempre está y siempre estará. La polémica se extenderá en el tiempo. ¿Pelé o Maradona?, Messi o Ronaldinho?, ¿Messi o Neymar? Los cinco títulos mundiales inclinan, aunque nos duela, la balanza en su favor.

 

La inquina y los celos mutuos provocaron episodios desagradables. Turros, los consumidores de la feijoada exhibieron su peor cara. Les gusta la joda? y nos jodieron.  Contando con voces excepcionales como Caetano, Gal Costa o Adriana Calcanhotto nos enchufaron los ladridos de?Cau Bornes. Ostentando minas fuertísimas como Sonia Braga, Xuxa o Gisele Bundchen nos endosaron la languidez de?.Anamá Ferreira. En fútbol la perversión resultó mayor. De la pandemia de ilustres y talentosos futbolistas surgidos en la década del 60; Pele, Garrincha, Vavá, Didí, Djalma y Nilton Santos, Amarildo, Tostao, Rivelino, Gerson, Carlos Alberto, Clodoaldo etc, etc, etc los muy guachos, disgraciadinhos e filhos de uma boa mae nos mandaron dos mamarrachinhos: Eduardo Pimentel do Barros y Alexandre Carvalho de Kaneko. Tirados en las finas arenas de Ipanema, Leblon o Copacabana, los 200 millones de habitantes de ese paraíso se deben estar cagando de risa del voluntario daño que nos infligieron.

 

Con la anuencia de Don Victorio Spinetto, Vélez se reforzó con los pases de Jorge Solari y Eduardo Pimentel do Barros (Eduardo a secas. Se mataron con el apodo) en los inicios de la temporada de 1962. Ambos conformaban una sociedad muy productiva sobre la banda derecha y se presentaron en Liniers con los antecedentes positivos de sus campañas en Newell¨s. Los historiadores indican que en el Club, la sociedad quebró. El ?Indio?, un volante de incansable despliegue, cumplió con acierto su rol de futbolista integral y en 34 compromisos marcó 14 tantos. River se interesó en sus servicios, a fines del año siguiente fue transferido a la entidad de Núñez y en 1966 recibió la convocatoria al seleccionado nacional que disputó el Mundial de Inglaterra. El oriundo de Belo Horizonte, veloz, movedizo aunque irresoluto en el área, también colmó?..pero la paciencia, de los encrespados hinchas fortineros que transpiraban?. de tanto putearlo. Una tarde de octubre anotó su único gol en 22 partidos en una derrota ante Independiente en el Amalfitani. Nadie lloró su partida, muchos ni se dieron cuenta. Con la colaboración de allegados a Interpol intenté rastrear su itinerario posterior pero resultó una tarea inútil. Eduardo ?Turrinho? Pimentel do Barros, consumado el latrocinio, habrá cambiado su apariencia con la ayuda de la cirugía y estará escondido bajo una tribuna del Sambódromo o en un bunker carioca.

 

Semanas atrás, en ocasión del Superclásico de las Americas que enfrentó a Argentina y a Brasil en el Estadio Mario Kempes, el potente atacante del Inter, Leandro Damiao, recostado sobre la raya derecha, atrapó el balón con sus talones y lo pasó por sobre su humanidad y la de un sorprendido Emiliano Papa. Cuando la pelota caía, la empalmó con el empeine por encima de Andujar y el esférico terminó impactando en el vertical derecho. La eficacia y la belleza de la acrobacia motivaron el inmediato aplauso de reconocimiento del encantado público asistente al Olímpico de Córdoba. Finalizado el mediocre encuentro (0 a 0),-solo se resalta la actuación de Canteros y la joyita del punta-,  los medios asediaron a Damiao para conocer el nombre de la lujosa maniobra. Algún compatriota le susurró al oído y el delantero respondió: ?Lambreta o carretilha?. Pocos saben y muchos ignoran que el progenitor de la artimaña fue un coterráneo suyo que vistió nuestros colores en el amanecer de los 70.

 

En 1968, el wing derecho del Santos, Alexandre de Carvalho Kaneko, le tiró la ?carretilla? a Carlucci, defensor del Botafogo, llegó hasta el fondo del terreno y despachó un centro que conectó de taco y empujó a la red el delantero Tom Warrior(Los brasucas son únicos para idear motes). Kaneko, entonces, es el verdadero padre de uma das jogadas mais bonitas do futebol brasileiro y mundial, Damiao solo un vulgar imitador. El partido concluyó 5 a 1 en favor del Santos y entre los goleadores de aquella jornada aparece un moreno conocido en el mundo como O Rei Pelé. La pirueta de Kaneko recorrió junto a su creador, durante un prolongado lapso, toda la grilla de programación de los canales vernáculos y Carvalho se convirtió en una celebridad que desfilaba contando su proeza frente a un enjambre de cámaras. Los Rial, los Casella, los Repetto y los Fantino autóctonos que animaban, en blanco y negro, los envíos de la época, emitieron hasta el hartazgo la imagen del genial ardid y escucharon con atención el testimonio del futbolista (Siempre en el segundo bloque. Don Cirio cantando ?El Churrito? y las Pombo relatando sus festicholas con el ?Ogrinho? Fabianni generaban mayor rating).

 

El descendiente de japoneses se la creyó? craso error. A contrapelo de la habitual paciencia, calma y meditación nipona,-que enseñaba el maestro Miyagui en el film Karate Kid-, Kaneko descarriló y arrancó un ?living la vida loca?. Se compró un Cadillac descapotable,-dato verídico-, y comenzó a putañear (no encontré sinónimos) por las callecinhas de Santos. Así se produjo la alquimia ideal: Un deportista, un Cadillac y la exposición mediática. Las minas,-botineras en la actualidad pensionadas-, se subían al sofisticado vehículo con mayor ímpetu y celeridad que la utilizada para ascender al ?8? en la parada de Villa Luro a las siete de la mañana. El atleta de tez amarilla resultó un pionero en la creación de su malabar, y un antecesor, más humilde y más viril, del inflado Ricardo Fort. Pícaro, se transformó en un pirata japo-brasileño que aprovechó al máximo el minuto de fama que prometió para todos Andy Warhol. Pero?.la fama es efímera y Kaneko se cebó. Ensayó la acrobacia ante un back paulista y terminó colgado del alambrado y un par de fechas más tarde volvió a intentarlo, se hizo un nudo, se fue de trompa al piso y casi pierde dos dientes. Pese a compartir conjunto con Pelé y Coutinho, Carvalho solo disputó en el albinegro 19 cotejos y convirtió un tanto.

 

La cinta de la jugada se vio en Liniers dos temporadas después, en diapositivas y con lluvia. Las autoridades del Club, unos visionarios, intuyeron ver en Kaneko a una reencarnación de estrellas como Garrincha o Jairzinho, solo repararon en su artística cabriola y no examinaron su miserable curriculum en terrenos brasileños. La contratación del wing se aprobó por unanimidad y tras una simple negociación,-se lo sacaron de encima, nos metieron un paquete-, Alexandre de Carvalho aterrizó en Liniers en 1970. Su arribo a Buenos Aires no resultó un sendero de rosas, por el contrario, estuvo plagado de inconvenientes. Los controles aduaneros, liderados por un predecesor del cordial y amable Guillermo Moreno, le confiscaron lo único valioso a declarar que traía en su equipaje: La famosa carretilla. Los botines y los pantalones cortos los había traído al pedo.

 

Kaneko se unió a un grupo que combinaba la vieja guardia en retirada (Willington, Carone o Wehbe), con las jóvenes promesas en alza y futuros componentes del subcampeón 71(Bianchi, Benito y Bentrón entre otros). Si no capitalizó para descollar en Brasil su coexistencia con Pelé y Coutinho porque habría de hacerlo en la Argentina con intérpretes de menores o parecidas aptitudes. Su recorrido por nuestra Institución fue patético. Dejó para el recuerdo de los memoriosos un patadón tremendo a unos de los grifos de riego del Amalfitani (Casi se quiebra el pie derecho. Es una anécdota de Lelo García) y un gol en San Martín (1 a 0 ante Chacarita por la ¿Copa Argentina?, que solo vieron el juez y sus colaboradores) en 10 participaciones. El bufonesco deportista recuperó su carretilla incompleta (Le habían afanado la rueda. Una costumbre argentina) y retornó a su terruño en un cortejo integrado por un solo individuo: él. En el aeropuerto de Guarulhos lo esperaba: nadie. El azar le brindó la posibilidad de continuar mostrando las ?bondades? de su juego en el Madurai, el Caldense, el América y el Valencia de?..Venezuela (Entidades con menos historia que Victoriano Arenas o Yupanqui). A los 26 años comprendió que las esquirlas de su ?lambreta? se habían evaporado y el momento eureka era una reliquia en su memoria. Con el título de Licenciado en Administración de Empresas bajo el brazo (No mancha la ropa como el Olé) Kaneko se retiró de la actividad en medio de una frialdad e indiferencia generalizada y con el sostén de sus estudios se hizo cargo de 42 supermercados en su patria de origen. Ya jubilado, cumpliendo 65 primaveras, la pirueta de Damiao lo devolvió a los primeros planos y su instinto comercial olfateó el negocio: Confeccionó cientos de copias piratas de la película que contiene su famoso malabar y las vende como mantero, a dos reales cada una, en una feria símil Salada en el casco céntrico de su ciudad de nacimiento.

Punto final para la crónica. Quedaron fuera de la reseña, por razones de espacio, tres entrenadores: Uno nativo, Delem; los restantes brasileños por adopción, Jim Lopes y Filpo Nuñez. Ya habrá tiempo para atenderlos como corresponde.

 

Me voy de vacaciones. Descanso físico y mental. Pasaron por estas columnas, en este trimestre, 29 personalidades foráneas contratadas por nuestra Institución: Tres mexicanos, cinco chilenos, cuatro peruanos, cinco españoles, dos brasileños y nueve paraguayos (Se me traspapeló Duarte Villar, 3pj en el 72). Usted, querido lector, en su inconciente, emitirá un veredicto para calificar cada una de las relatadas trayectorias. Yo, en mis caminatas por la rambla marplatense o chamuscado tomando sol en la tranquilidad de la Bristol, apuntaré con mi pluma a las próximas victimas: colombianos y uruguayos.

 

Gabriel Martínez