Luís Moñin, ?El Alemán?, 58 años, un inconfundible en el grueso de la parcialidad velezana por su gran altura, sus anteojos y su prolija barba. Un tipo que desmiente al prototipo del hincha por su origen acomodado y sus ancestros escasamente futboleros.
Una historia distinta, diferente a las que habitualmente presentamos en ?El Rincón del Hincha?.
1-¿Cómo, por que y quien te hizo hincha de Vélez?
Los amigos del barrio Naon. En el 68, ?El Flaco?, ?Osvaldito?, ?El Japonés? (todos ya fallecidos), y ?Pelusa? me invitaron a la cancha y el bichito velezano me picó fuerte. Hasta ese entonces, era grande, tenia dieciséis años, solo era socio, (utilizaba los servicios de la pileta), y había visto solamente dos partidos en mi vida. Mis viejos eran simpatizantes de Boca y yo le daba muy poca bola al fútbol. Esa campaña del 68 la viví a full y empecé a entreverarme con los emblemas de la tribuna como ?Chaplin?, ?Tutuca?, ?Chicago? o Raúl. Desde esa época lo sigo a todos lados. La pasión por los colores me atrapó y pude trasmitírsela a mis cuatro hijos, fanáticos y enfermos como yo.
2-¿Cuál es el primer partido que guardas en tu memoria?
Un 2 a 0 a Huracán, cuatro fechas antes del final del torneo del 68, dos goles de Solórzano. Ese día conocí y me hice amigo de Hugo de San Félix.
3-Un directivo
Amalfitani es lo máximo, nombrarlo es caer en una obviedad. Ricardo Petracca fue un pacificador, siempre quiso unir las aguas y evitar la discordia. A Raúl Gamez, que resultó un enorme dirigente, más allá de sus notables logros lo siento como un colega de tribuna.
4-Un jugador
Bianchi. Me encantaba. En el 71 se cansó de meter goles, lo disfrute muchísimo. Y Chilavert, por su personalidad y su temperamento ganador.
5-Un técnico
Bianchi. Algunas de sus actitudes me disgustaron pero pude hablarlo con él y ya quedaron en el olvido. Entre el Club y Bianchi se acordó un convenio no escrito de generosidad mutua. Vélez le dio mucho y él le entregó mucho a Vélez.
6-El gol que más gritaste
No fue un gol, fue la atajada de Chilavert del penal ante Júnior en la semifinal de la Libertadores. Esa tapada del paraguayo fue la génesis de toda la gloria futura. Si tengo que elegir un gol me quedo con el de Pompei en el Morumbí al que grité con delay. Hasta después de unos minutos no tomé conciencia de lo que significaba.
7-El mejor gol de todos los que viste
El del ?Turu? a Belgrano. Los goles de Flores tenían un sello y una impronta muy especial. Además destaco uno de Mauro a San Lorenzo y el tiro libre de Chila a Navarro Montoya.
8-¿Cuál fue el partido que te generó mayor felicidad?
La final de la Libertadores en San Pablo porque la viví en carne propia. Todavía me arrepiento de no haber llevado a uno de mis hijos como castigo porque no eran buenas sus notas en el colegio. Ojala pueda repetir esa experiencia y tenga la posibilidad de redimirme.
9-Tu equipo ideal
Chilavert; González, Almandoz, Zóttola, Cardozo; Ríos, J.Asad y Willington; Luna, Bianchi y Flores.
10-Una anécdota
En el 72 el fixture marcaba que debíamos jugar un jueves con Colón en Santa Fe y el domingo con Central en Rosario. Fue una gran aventura para mí. Jamás pensé,-mi viejo era un importante hombre de Industria-, acota, que iba a viajar de colado junto con siete amigos en un tren y mucho menos que iba a terminar durmiendo en la calle o en una plaza. En el Cementerio de los Elefantes ganamos 2 a 0 con goles de Bianchi y Onega. En la Chicago Argentina los jugadores nos pasaban comida en servilletas desde una ventana de la parrilla ?La Rural? en el Parque Independencia. La primera noche nos acostamos en un sector del monumento a la bandera. Casi al amanecer, el cuidador del lugar nos despertó bañándonos con el agua de una de las fuentes o cascadas y tuvimos que dejar secar la ropa sobre unos árboles todo el día. La segunda noche, gracias a la cordialidad de una parte de la barra de Central, dormimos en un Club cercano al estadio. Empatamos 0 a 0. La vuelta a Liniers fue en el ferrocarril sentado muy cerca de Bianchi, Margarita y Benito. En el 75, también en tren rumbo a Rosario, nos cruzamos dentro de un vagón con un número importante de hinchas de River, los más pesados, y producto de la escaramuza, del gran quilombo, perdí el reloj y las zapatillas. Caminé dos horas descalzo por el centro de la ciudad, era domingo, tratando de encontrar un negocio para comprar el calzado. Finalmente en un kiosco conseguí unas Flecha horribles de todos los colores y con ellas regresé a Buenos Aires, rememora entre risas.
11-Un deseo para el Centenario
Un titulo, otro campeonato, cualquiera me viene bien, subraya. Y que todas las facciones políticas se unan, más allá de los diferentes matices, en beneficio del Club. La unión hace la fuerza y necesitamos fortalecer la grandeza de este gigante, sostiene persuadido.
?El Alemán? se va feliz, agradece la nota. Un reconocimiento al aliento y la fidelidad demostradas en todos los escenarios del país, un premio a la lealtad y la constancia manifestadas durante casi cinco décadas.
Gabriel Martínez.