
Junta Histórica
Antes y Después de Chilavert
Hoy se conmemora el 27° aniversario del gol de tiro libre de José Luis Félix Chilavert a Deportivo Español. El primero que convirtió un arquero por esa vía. Lo hizo Chila. Y fue en Vélez.
Hoy se conmemora el 27° aniversario del gol de tiro libre de José Luis Félix Chilavert a Deportivo Español. El primero que convirtió un arquero por esa vía. Lo hizo Chila. Y fue en Vélez.
Había pasado un mes desde que Vélez Sarsfield había conquistado América y en el horizonte estaba como meta la bandera del imperio del sol naciente donde dos meses después nos esperaba el desafío de ampliar las fronteras para ser los dueños del planeta. Pero mientras tanto el mundo seguía andando. Y para aquel domingo 2 de octubre de 1994 se había organizado la disputa de la 5° fecha del Torneo Apertura. Esa lluviosa tarde de domingo apenas poco más de 2.900 personas pasaron por las boleterías del Amalfitani para ver qué podían ofrecerles el local y ese hueso duro de roer que siempre fue Deportivo Español durante los años que duró su paso por primera división.
Mientras la mayoría de las miradas estaba a la espera del resultado de un plebiscito que se hacía en la Provincia de Buenos Aires para ver si se permitía la reelección del gobernador, en Liniers los equipos trataban de hacer las cosas lo mejor posible, pero ni las tácticas ni la lluvia ayudaban mucho. Por eso todo llevaba a que el 0-0 fuera lo único que se pudiera esperar cuando se cerrara la planilla del partido. Pero…
Con los 90 minutos cumplidos, Aníbal Hay sanciona un tiro libre a favor de Vélez en la media luna del área visitante. "José Luis, andá vos" fue la orden que desde el banco de suplentes impartió Carlos Bianchi, dirigida a un Chilavert que seguramente estaba aburrido en su arco por la falta de acción. Y, obediente ante el pedido del conductor, Chila cruzó todo el campo de juego hasta llegar al lugar desde donde debía ejecutarse la infracción. En ese otro arco, "el que da a la General Paz" como decían las viejas transmisiones radiales, su colega Marcelo Pontiroli (había reemplazado al legendario Pedro Catalano en el entretiempo) acomodaba a sus defensores en una barrera que en cualquier otra circunstancia hubiera cumplido su propósito sin mayores inconvenientes. Pero…
Pero frente a la pelota estaba Chilavert. Ese que además de sus atajadas ya había aportado algunos goles, aunque todos de penal. Como aquella otra tarde lluviosa de casi un año y medio atrás en La Plata cuando abrió las puertas del campeonato que se selló unas horas más tarde. O en las definiciones por penales que nos permitieron primero avanzar y luego ganar la Libertadores unos días antes. Sin embargo, no había convertido de tiro libre. No sólo eso: nunca los había pateado. Y sin embargo, ahí estaba: frente a la pelota, esperando que el hombre de negro le dijera que podía patear, y dispuesto a no fallarle a quien lo había mandado a ese lugar para ver si con su ejecución Vélez podía sumar dos puntos más en la tabla (recién un año más tarde entraría en vigencia la regla que otorga tres porotos por triunfo).
Sonó el silbato, y allá fue Chila. Llegó a la pelota, la impactó suavemente con la parte interna de su pie izquierdo, y el tiro superó la pared humana para ingresar en el ángulo superior derecho del arco, ante un guardamete rival que se quedó parado contemplando la obra de arte como si se tratara de un turista observando un cuadro o una escultura en un museo.
Los fríos números de las estadísticas dirán que fue el primer gol convertido por un arquero ejecutando un tiro libre en el fútbol argentino. Y también que esa tarde Vélez le ganó a Español 1-0 con gol de Chilavert de tiro libre en el minuto 90. Pero para quienes observen desprevenidos o fuera de contexto esos fríos números de las estadísticas, les va a faltar el calor de la pasión y la emoción que significó para todo el Mundo Vélez no sólo ese gol -que sirvió para ganar un partido complicado- sino el acontecimiento todo.
Porque a partir de ese día, cada vez que se habla de un gol de tiro libre hecho por un arquero, todos los recuerdos apuntan a Chilavert, a Vélez, y a esa tarde gris que no dio ganas de llorar, sino que se llenó de brillo para iluminar ese momento histórico. Que además no fue un hecho casual o aislado, porque José Luis siguió cruzando toda la cancha cada vez que había un tiro libre cerca del otro arco, y fueron en total once las veces que la pelota terminó adentro del arco para alegría suya, de sus compañeros y de todos los que lo disfrutábamos, en la cancha o por tele.
Nueve años antes, la genial actriz uruguaya China Zorrilla nos decía desde la pantalla grande una de las tantas frases que se popularizaron a partir de Esperando la Carroza, esa gran película que marcó historia en nuestro cine y nuestra cultura: "Yo hago ravioles, ella hace ravioles". Y con los arqueros y los tiros libres pasó algo parecido.
Desde que Chilavert rompió la historia y las estadísticas aquel domingo 2 de octubre de 1994, varios colegas del mal llamado "puesto más ingrato" del fútbol se animaron al desafío, intentando imitarlo pero prácticamente sin resultados. Es que no alcanza solamente con la voluntad. Son muy pocos los que se animan a ir en el minuto final del partido, con el resultado igualado, más el condimento de la lluvia, a intentar la heroica, y además conseguirlo.
Uno de ellos, el primero, fue José Luis Félix Chilavert. Y fue en Vélez.