‘’Empezamos la Pretemporada el lunes 15 de junio y el 16 nos hicieron una ergometría y un ecodopler. El miércoles a la mañana me entrené normal y al mediodía me dijeron que tenía una posible miocardiopatía hipertrófica’’, recuerda un febril Gonzalo Gamarra. Miocardiopatía hipertrófica. Palabras nuevas para él, provenientes de un diagnóstico médico mucho más raro aún para un joven que no sólo realizaba su primera Pretemporada con el Plantel Profesional sino que, cuatro días antes, el 13 de junio, había cumplido 18 años y jugaba ese sábado su último partido siendo el capitán en la Quinta División.
La vida le cambió en un suspiro a Gonzalo Javier Gamarra. Del primer marcador central diestro, aguerrido en los cruces y dueño de un gran juego aéreo que convenció a Miguel Ángel Russo para sumarlo al equipo (iba a viajar a Perú para disputar el amistoso contra el Melgar), quedó poco, por ahora. ‘’Cuando apenas me lo dijo el Doctro Coppolecchia, que no me lo olvido más, me enteré que por el momento no podía entrenar y debía esperar seis meses para ver si el septum bajaba o seguía igual’’, agrega el nacido y residente en Gran Bourg.
El septum es el tabique intraventicular que divide al corazón en dos cámaras –ventricular derecha e izquierda-. Se extiende desde la pared anterior del miocardio para insertarse en la pared inferior del corazón. Su tamaño normal es de 10 a 13 milímetros. Si mide por encima de estas dimensiones, estamos en presencia de una miocardiopatía hipertrófica o un aumento del grosor del músculo cardíaco (miocardio). La conclusión es tan simple como contundente: En caso de ser detectada en deportistas de alto rendimiento y no detener su entrenamiento, se corre el riesgo de sufrir una muerte súbita.
‘’Es muy duro porque uno sueña de chiquito poder jugar en Primera y al estar tan cerca y no poder hacerlo, duele mucho’’ cuenta Gonzalo. El mismo caso que padeció Marcelo Bravo en 2005 y que lo llevó a tener que dejar el fútbol profesional. El Indio, horas antes del diagnóstico, venía de cumplir una actuación brillante ante Gimnasia L.P que la Prensa lo calificó con 10 puntos. Gonzalo, o ‘’Negro’’, como le dicen sus compañeros y amigos de la Categoría 1997, también estaba en su mejor momento futbolístico tras debutar en Reserva el 31 de mayo frente a Boca y una semana después, haber sido figura en su segundo partido (ante Racing) con gol incluido. Todo fue arrancado de golpe, cuando la joven promesa que asomaba, tenía todo para ser un crack en lo suyo. Pasaron seis meses y tras nuevos estudios, el diagnóstico fue idéntico al inicial.
Pero la vida tiene tantas vueltas como insondables maneras de saber qué va a pasar. Y así fue como, luego de los seis meses que le dijeron desde AFA que debía cumplir sin entrenarse, mientras se cerraba una puerta, otra se abría: Vélez le ofreció sumarse al Cuerpo Técnico de Fútbol Infantil del club, como en su momento sucedió con Bravo. Y además, se le extendió una beca en el Instituto Dalmacio Vélez Sarsfield para que pueda cumplir los dos años que le restan del Secundario. La función social de una institución deportiva, en su máxima expresión, otra vez llevada a cabo por el club a donde Gonzalo llegó en 2011 para jugar en Novena División.
‘’Lo bueno es que el club me dio esta oportunidad de empezar con las infantiles. Es una vida nueva a los 18 años y hay que encararla de la mejor manera. Podré transmitir el aprendizaje que tuve y hacerlo a mi forma, como me hubiera gustado a mí recibirlo. Y el Secundario quería terminarlo juegue o no. Luego haré el curso de técnico de fútbol’’.
-¿Cómo te sentís en este momento?
-Y, es difícil. Pero estoy mejor, aunque los primeros meses fueron muy complicados. En mi cabeza lo primero que hice fue cerrar la etapa de futbolista. Eso sí, cuesta, porque prendés la tele y lo primero que ves el fútbol. El día de mañana, si la medicina avanza y hay otra chance, veremos, pero no quiero mantener la ilusión porque hace mal.
-Vélez te ofreció una oportunidad laboral, ¿imaginabas que podía darse así?
- No es lo que tenía planeado pero bueno, la vida te pega cuando menos estás preparado y a su vez te premia. Hoy hablé con Hernán Cabrera (Coordinador de Fútbol Infantil), tuvimos una charla por teléfono. Mañana me presentaré en el club para hablar personalmente y veremos qué es lo que hay para mí. Algo de experiencia tengo porque ya trabajé en un club de baby fútbol de mi barrio. Lo que sí estoy seguro es que empezaré a trabajar con muchas ganas.
-¿Qué rol tomaron tus compañeros de la Categoría 1997?
-Desde Novena que la 97 es un muy buen grupo, con buena gente que tira para adelante. Y en el día a día a veces me deprimía porque llegaban muchos mensajes de apoyo y si bien reconfortaba, también era meter el dedo en la llaga y jodía un poco. Le quiero agradecer a mis compañeros y al Cuerpo Técnico que encabezó Walter Pico, quien nos dirigió el año pasado. Mismo mi familia, no tengo palabras para ellos, les debo todo. Ellos fueron por quienes me levantaba con una sonrisa todos los días. Yo sé que se los voy a devolver algún día.
Mientras Papá Javier y Mamá Aldana apuntalan a su primogénito, Lucas (13 años), Mateo (4) y Tatiana (1) van creciendo con el ejemplo de su hermano Gonzalo, quien sufrió un duro revés pero no cayó al suelo. Quien lloró y maldijo, pero no tiró la toalla. Ahora, gracias a Vélez, surgió una posibilidad para seguir dentro de una cancha pero del otro lado de la línea de cal cumpliendo un rol distinto, el de Formador. Nadie sabe si el problema cardíaco que lo aqueja seguirá su curso o hasta cuándo perdurará. Lo cierto, es que su corazón ahora es más fuerte para soportar los embates de la vida, la cual, pese a los golpes, siempre da una nueva chance.