Vélez Magazine

SIR STANLEY ROUS, UN PALACIO Y UNA PALIZA

Para esta nueva entrega de las Historias Velezanas de la picante y sagaz pluma de Gabo Martínez, nos preparó un relato en el que se repasó la excursión por Liniers de Stanley Rous, las modificaciones en el Amalfitani y una recordada tunda a los amigos de indumentaria azul y oro. Déjese llevar por la disparatada escritura de un tipo que vive y siente Vélez con su gran sentido del humor.

El 28 de septiembre de 1961 Stanley Rous fue electo como el sexto presidente de la FIFA, cargo que ostentó hasta el 11 de junio de 1974 cuando resignó su proyecto continuista a manos del candidato carioca Joao Havelange.

Cuesta volver de vacaciones. Uno se va con dos valijas y vuelve con cuatro. Las dos que sobran cargan los alfajores para tu vecina, tus tías, tus viejos y tus abuelos; las remeritas para la nena, el sweater para tu señora, los delfines para el clima (son baratos), la tarjeta en rojo y un sinfín de boludeces que en tu vida vas a usar. De a poco (te insume tres días), guardás en el galpón hasta el verano que viene la sombrilla, la heladerita, el rastrillo y la pala, la sombrilla y el ?fierro? en punta para hacer el agujero en la arena, la tabla de telgopor, el salvavidas, la cámara desinflada (¡que viejo estoy!), las cañas, el parasol, el portaequipaje, etc, etc, etc.

 

Cuesta volver y entrar en ritmo. La playa no es el mejor espacio para la escritura. Las curvas desconcentran y tus nenes y tu mujer rompen las bolas a cada rato. La mitad de esta nota se realizó en ese ámbito. Sepa disculpar los divagues.

Para hoy preparé un relato en el que repaso la excursión por Liniers de Stanley Rous, las modificaciones en el Amalfitani y una recordada tunda a los amigos de indumentaria azul y oro. 

 

Fresca la calentura por la terrible desazón del Metropolitano del 71, la temporada de 1972 arrancó con la designación como técnico del plantel profesional-tras la dimisión del chileno Andrés Prieto y el interinato de Juan Carlos Montaño- de un viejo conocido de la casa: el juninense Osvaldo Zubeldía, quien había defendido la casaca velezana en la década del 50 y llegaba cargado de pergaminos tras su paso triunfal por las filas de Estudiantes de la Plata.

 

Para afrontar el semestre inicial se incorporaron dos jugadores: el talentoso y experimentado volante creativo ex River y Peñarol, Ermindo Onega y el arquero Oscar Pezzano, elegido para suplir la ausencia de Miguel Marín transferido al Cruz Azul mexicano.

 

Vélez concluyó quinto en el Metro a diez unidades del campeón San Lorenzo y no consiguió el acceso al cuadrangular final en el Nacional del mismo año, certamen para el cual no había adquirido refuerzos.

Cabe resaltar el desempeño de dos jugadores que revalidaron su apetito goleador. El juvenil Carlos Bianchi convirtió 25 tantos y Miguel Ángel Benito, el ?Fantasma?, anotó 16 conquistas.

 

Dos episodios ajenos al juego acapararon la atención de los socios y simpatizantes durante el irregular año futbolístico: 1-El 14 de mayo se inauguró el Mausoleo que guarda los restos de José Amalfitani en el Panteón de las Celebridades del Cementerio de la Chacarita y 2-En los días previos a la navidad visitó las instalaciones de nuestro Club Sir Stanley Rous.

 

Si Ud no pisa los cuarenta se estará preguntando ¿Quién carajo era Stanley Rous? Tiene tres opciones para saberlo: 1-Consultarle a un amigo contemporáneo que seguro le responderá que era un baterista de una banda de rock o un cantante de jazz americano (en fin, una pelotudez) 2- Clickear en Google y sacarse la duda o 3- Leer esta nota, que es lo que esta haciendo ahora y evitarse el encendido de la computadora.

 

Stanley Rous nació en Londres el 25 de abril de 1895. Jugó al fútbol (mal) como aficionado en la posición de arquero y ejerció como árbitro-dirigió 34 partidos internacionales- hasta mediados de la década del 30. Muy reconocido por sus pares, en 1938, Rous reescribió el reglamento con el fin de simplificar su lectura y comprensión.  Dirigente deportivo en Inglaterra entre 1934 y 1962, el Caballero de las Islas Británicas asumió en 1950 el máximo rol ejecutivo en la Asociación de Fútbol Inglesa.

El 28 de septiembre de 1961 Stanley Rous fue electo como el sexto presidente de la FIFA, cargo que ostentó hasta el 11 de junio de 1974 cuando resignó su proyecto continuista a manos del candidato carioca Joao Havelange.

 

Rous introdujo una serie de modificaciones que revolucionaron el conservador ambiente del deporte más hermoso del planeta. Durante su administración comenzaron las trasmisiones televisivas y las publicidades en las citas mundialistas. Se programó notificar con doce años de antelación a los países para la organización de los mundiales, y de hecho, en 1966, se designó a México, Alemania, Argentina y España como sedes de los próximos. Su gestión, sin embargo, fue muy cuestionada debido a la discriminación que exhibió hacia las naciones africanas y asiáticas; y a las sospechas (llenas de claros indicios) de haber favorecido a Inglaterra en el Mundial del que fue organizador en 1966.

 

Vale una aclaración: Rous arribó a la conducción de la FIFA, a diferencia de sus sucesores Havelange (waterpolista) y Blatter (con pasado en patinaje sobre hielo), con un curriculum asociado al fútbol. El tipo, como ya se reseñó, impartió justicia con un silbato dentro del terreno por el lapso de diez años.

 

Distinguido como presidente honorario,  Stanley Rous (investido con el nobiliario título de Sir por sus quehaceres en el Comité Olímpico del Reino Unido durante los Juegos de Londres 1948) falleció en su pago de origen en 1986. Conclusión: Quien visitó el Club en 1972 no era un rockero, ni un defensor del Manchester, ni un actor porno (ese es Rocco, el rotopercutor humano italiano) como le mal informaron sus ignorantes amigotes. Rous era, nada más y nada menos, que presidente de la FIFA.

 

Acompañado por el miembros de la mesa ejecutiva de la entidad, por las autoridades de la AFA encabezadas por el interventor Raúl D´Onofrio ( hombre ligado a Vélez) y por  miembros de la Comisión Directiva velezana guiados por José Ramón Feijoó, el mandamás del balompié mundial recorrió de modo profundo la infraestructura de nuestra Institución y concluido el exhaustivo relevamiento-quizás apremiado por la inminencia del horario del tradicional té de las cinco- brindó una brevísima conferencia de prensa (se le enfriaba la infusión) ante los medios  presentes en el lugar, en la cual con tono flemático manifestó ?Of all the stadiums visited in Argentina, Vélez Sarsfield Athletic Club is one of the most appropiate for there to dispute the World Cup 1978?. Ya se?.no entendió una mierda. Según mi precario inglés aprendido en las aulas y repasado en los claustros del Colegio Nacional Buenos Aires, el anglosajón, maravillado y encantado con las instalaciones expresó ?El Amalfitani es una cancha de la p?ta madre. Con unos pequeños retoques está listo para que se juegue el Mundial. Denle pa´ delante. Yo me rajo a tomar el té con masas, me echo una siesta de un par de horas y a la noche me espera un asado con achuras y sopa inglesa de postre?

 

Este alentador diagnóstico del jerarca del organismo rector del fútbol fue un guiño gigante para las aspiraciones del club de transformarse en Subsede del Mundial 78.

La ratificación de la nominación del Amalfitani se produjo recién a fines de 1974 mediante una comunicación oficial del brasileño Joao Havelange. También se debe valorar la tenaz lucha de Ricardo Petracca ante el brutal y perturbador avance de varios clubes buitres que intentaron desestabilizar el sueño fortinero.

 

Bajo la supervisión del arquitecto Antonio Pérez los trabajos de remodelación proyectados- que incluían la construcción de la Platea Sur Alta y el montaje de modernas cabinas de trasmisión, la colocación del tablero electrónico, nueva iluminación (la anterior era excelente) y la instalación de las butacas acrílicas- se iniciaron en 1977 y demoraron un año y medio. Durante ese período el equipo profesional actuó como local en la cancha de Ferro.

 

El 23 de mayo de 1978, el Teatro Colón de los estadios argentinos vestido de gala estrenó sus renovadas comodidades en un duelo amistoso frente All Boys que finalizó con un triunfo por 3 a 0. Esa noche, un astro opacó los 1800 lux salpicados por las cuatro torres y las dos parrillas lumínicas. Ese martes, luego de ocho años, volvió a vestir la V azulada el cordobés Daniel Willington.

Una semana más tarde comenzó por primera vez en nuestro país el máximo evento del fútbol mundial.

 

El escenario ideado por el inquieto cerebro y la voluntad inquebrantable de Don Pepe albergó con localidades agotadas tres encuentros correspondientes al Grupo III. Pisaron y batallaron en el césped  custodiado por Lelo García los representativos de  Austria-España, Austria-Suecia y España- Suecia. Todavía está latente la gigante frustración de la ?Furia? española comandada por Asensi y Pirri que quedó eliminada en primera ronda a manos de austríacos y brasileños.

 

La mudanza a Caballito del 77 generó inconvenientes económicos y financieros para el Club pero pareció el disparador de óptimos resultados. Bajo la batuta del joven estratega Carlos Cavagnaro, Vélez peleó la punta hasta las últimas jornadas, le ganó a River en las cuatro oportunidades que lo enfrentó y concluyó tercero en el Metropolitano, con un grupo plagado de pibes prometedores entre los que sobresalían Pedro Larraquy, Julio Falcioni y José Castro, y un complemento de apellidos de discretas condiciones (he abandonado mi estilo mordaz y me he vuelto complaciente). Empero, la temporada siguiente se desvaneció el optimismo que el conjunto había generado en la hinchada. Un grave conflicto, o un gran quilombo, entre los futbolistas y el entrenador debilitó el férreo esquema táctico construido, el equipo bajo de manera notoria su rendimiento y basculó con peligro por la zona de descenso.

Pero?.no hay mal que dure cien años y siempre en medio de tantas pálidas emerge una alegría.

 

El 1 de agosto de 1978 el Boca comandado por Juan Carlos Lorenzo obtuvo en Alemania la Copa Intercontinental al vencer al Borussia por 3 a 0 (el choque de ida en la Bombonera terminó con una igualdad en dos tantos). Los xeneizes no tuvieron mejor idea que exhibir el flameante trofeo siete días después, apenas bajados del avión, en el embellecido Palacio de Liniers. Craso error? o falta de sentido común.

Si nuestra casa posee un aforo para 49500 espectadores yo le aseguro que esa noche había ochenta mil tipos en las tribunas. Fiel a su costumbre, Vélez recibió a su huésped con todos los honores y la ofrendó sin pijotear todas sus restauradas dependencias. Un verdadero ?All inclusive? (régimen de todo incluido o todo adentro, como a Ud. más le guste).

 

Los servicios para agasajar al invitado abarcaron una recepción de reconocimiento mediante aplausos generalizados; instalaciones glamorosas, de primer nivel y excelso confort;  y una oferta gastronómica como la ocasión lo ameritaba. Hubo mucha comida y de la buena??¡¡Se comieron cuatro!! Con el arbitraje de Claudio Busca, el 9 de agosto de 1978 Vélez vapuleó al Boca del Toto y Cía. coronado en territorio germano por 4 a 0. Los once que saltaron a la cancha y desataron una fiesta en el terreno y la tribuna local fueron: Falcioni; Virgallito, Ruiz, Jorge y Escandón; Iervasi, Larraquy y Ártico; Castro, Roldán y Luna. Imbuidos de un espíritu festivalero, los muchachos desplegaron sin errores la coreografía diseñada por Cavagnaro y bailaron e hicieron bailar de lo lindo a nuestro adversario de turno.

 

El cordobés Pedro Omar Roldán ataviado con la pilcha de la figura del momento, Mario Kempes, jugó el partido de su vida. Abrió el marcador a los 27´ del primer tiempo, marcó el tercero a los 12´ de la segunda etapa y un minuto después se retiró del campo expulsado y ovacionado. Cerraron la cuenta Sergio Luna a los 54´ y Pepe Castro en el epílogo de la función.

 

El público fortinero abandonó el cemento exultante. Los visitantes se retiraron bien comidos y bien bailados, satisfechos por la movida nocturna, doloridos en sus partes más íntimas (el mayordomo fue Rocco) pero con gestos de aprobación hacia  las bondades del ?All inclusive?.

 

En 1972, parado en soledad en el círculo central del Amalfitani, Stanley Rous escudriñó los dos arcos, miró sin ver al horizonte, se abstrajo del entorno, meditó, y encandilado por la belleza del cuadro-esa postal mágica de hormigón que se exponía ante su vista- cual un Nostradamus moderno lanzó para si una  predicción solo confesada ante sus allegados en el tramo final de su existencia ?This Paradise is the birthplace of a great champion. In this temple goes to shit even the bravest? o ?Este paraíso es la cuna de un gran Campeón?. El resto tradúzcalo Ud.

 

Se acabó el descanso. Punto de partida del Torneo Final, la Libertadores y la Copa Argentina. Prepárese. Compre el pomo, las plumas (si le gustan) y el disfraz. En Villa Luro siempre es Carnaval.

 

Gabriel Martínez.