Vélez Magazine

Barba Sucia

Me quedo en el hotel, y te digo más?ni por televisión lo voy a ver.Papá exteriorizaba claramente el tremendo miedo que teníamos todos. El rival; bicampeón de América; la cancha; el mítico Morumbí y el partido de ida uno a cero, nada mas uno a cero. Era una misión harto difícil para nuestro querido fortín. Pero como dijimos en Buenos Aires rompiendo el chancho para hacer el viaje: Y si se da? Y si se da?. Conocé el cuento de Mariano Mousseaud.

Me abrazo a Papá, lloramos como dos chicos, nos miramos como para certificar que lo que está pasando, está pasando y no es un sueño?volvemos a abrazarnos, mejilla con mejilla, registro su barba sucia?.rara en él, siempre impecable con su olor a colonia, y sus camisas con gemelos y sus trajes inmaculados.

Dedicado a  Carlos Eduardo Mousseaud

 

-Yo no voy, me quedo en el hotel, no voy.

-Estás loco papá!! Viniste hasta acá y no vas a ir a la cancha!!

-Me quedo en el hotel, y te digo más?ni por televisión lo voy a ver.

Papá exteriorizaba claramente el tremendo miedo que teníamos todos. El rival;  bicampeón de América;  la cancha;  el mítico Morumbí  y el partido de ida uno a cero, nada mas uno a cero. Era una misión harto difícil para nuestro querido fortín. Pero como dijimos en Buenos Aires rompiendo el chancho para hacer el viaje: Y si se da?  Y si se da?

Y decidimos ir, dos días antes. Todos, mi viejo, mis hermanos Fabián y Leo, mi cuñado Nico,  mi tío Norberto, - que se había decidido mucho antes por hacer la travesía-, y yo.

De la partida  recuerdo pequeños detalles: el encuentro con la gente  en Juan B. Justo, -con el lanzamiento de unos tímidos cohetes-, el vuelo sin problemas,  la llegada a San Pablo con el canto susurrado de un grupo de hinchas en el aeropuerto: ?Soy del Barrio de Liniers??  y  una pequeña caminata en una ciudad que nadie de nosotros registró porque teníamos la cabeza en otra cosa.

Es que era un día muy especial. Sabíamos que era un partido bisagra  en la historia de nuestro amado club.

Por eso cuando papá planteó el yo no voy no se trataba de una locura?todos teníamos ese miedo escénico.

Papá se duchó y pese a los estruendos que hacían cimbrar la ciudad  y las noticias que anunciaban un estadio repleto cuatro horas antes de la hora del partido decidió acompañarnos. Un detalle particular, no se afeitó. No creo que por cábala, no era cabulero, a diferencia de su madre, mi  abuela Negra, que ataba nudos en los pañuelos y hacía cuernos, papá no era cabulero.

Por supuesto que este detalle de la afeitada yo no lo percibí en ese momento sino mucho después, pero no que me quiero anticipar a los acontecimientos.

El viaje hacia el estadio fue una odisea. Fue como entrar a un laberinto, con hinchas brasileros que nos tiraban de todo, agachándonos a cada rato para esquivar los objetos, y la emoción increíble cuando en la entrada   vimos a todos esos hinchas de Vélez gritando y saltando, una verdadera multitud, como decía papá.

El recinto  una estancia, el arco más lejano a donde estamos nosotros se ve  chiquiiito.?Mi papá a mi izquierda, mi hermano Leo y mi cuñado Nico, a la derecha. Fabián y mi tío, en otro sector de la tribuna. Estamos parados en el apoya brazo de la platea?En el partido no pasan muchas cosas, el primer tiempo es parejo, hay un tiro de Bassedas que saca el arquero?y un penal?para San Pablo. El gol que suena como un trueno, nunca sentí algo así?un trueno humano de 80000 o 90000 personas. Petardos que hacen temblar los cimientos?y la fiesta que  parece que se queda en San Pablo. Entretiempo, mi tío que nos dice: y bueno, estamos haciendo un lindo paseo?.!!

Segundo tiempo, el equipo aguanta?Cardozo expulsado, Bianchi también, voy al baño?faltan 15?15 eternos, 15 que nunca pasan?descubro hinchas caminando, que no miran nada de lo que pasa?que creen que con su caminata van a apurar el paso del reloj?Vuelvo, Vélez aguanta, los 10 que quedaron en la cancha más todos los históricos míticos del fortín desde Rugilo hasta Willington?los hinchas que estamos acá y  los de Liniers?ni me quiero imaginar a mi abuela Negra, colgada de la ventana mirando de reojo el final.

Final que llega...y  penales, los 80 o 90000 en silencio, en la noche paulista se escucha EL FORTIN, EL FORTIN, EL FORTIN?grito  transmitido de generación en generación, de abuelos a padres, de padres a hijos, de hermanos a hermanos. Grito guerrero, grito de barrio que quiere ser mundo.

Mi hermano Leandro llora durante toda la definición?Papá a mi lado, con su mirada hacia ese arco lejano donde se tiraban los penales, pensando seguramente en lo que fue su Vélez, en lo que es esta noche, y en lo que será?Tito Pompei toma carrera con toda Ciudadela, Versalles, Floresta, la pelota pega en el travesaño y se detiene, como para que tomemos aire, como para que saquemos energías para gritar el gol más importante de nuestra historia.

Me abrazo a Papá, lloramos como dos chicos, nos miramos como para certificar que lo que está pasando, está pasando y no es un sueño?volvemos a abrazarnos, mejilla con mejilla, registro su barba sucia?.rara en él, siempre impecable con su olor a colonia, y sus camisas con gemelos y sus trajes inmaculados.

Después llega Fabián y mi tío, y todo es canto, y la cancha que se va vaciando de brasileros y estos tres mil que somos  nos multiplicamos, y Copa, y vuelta olímpica?y Bianchi que la da solo?y el hotel, y el no poder salir para comer?porque los paulistas nos querían matar, y el brindis  con esas latitas de cerveza que era lo único que teníamos.

Que felices nos hizo Vélez  esa noche!!!

El tiempo pasó, Papá  fue vocal, vicepresidente, presidente de su querido club y  luego?.luego la vida, una enfermedad larga y un final rodeado de todos sus hijos y de mi querida mamá?

Acompañé a Papá en sus últimos días, lo veneré, lo acaricié, y volví a abrazarlo para despedirme, buscando el contacto con su barba sucia, hermosa barba sucia de la gloriosa noche del Morumbí?.

Papá ya no está físicamente, pero vive?.sigue viviendo en su  Vélez y en su  familia?, y estará siempre con nosotros cuando gritemos EL FORTIN?EL FORTIN?..y cuando nosotros le enseñemos el grito a nuestros hijos y nuestros hijos a su hijos??.y así para siempre.

 

Mariano Mousseaud tiene 41 años, es socio de Vélez, actor y docente de actuación. Forma parte del elenco de ?La Novicia Rebelde?. Es hijo del recientemente fallecido ex presidente velezano Carlos Eduardo Mousseaud e integrante de la gran familia fortinera Mousseaud-Maiorana.