En una tarde de calor y humedad agobiante, el Fortín sumó su primer punto en el torneo, mejorando en juego respecto de sus últimas actuaciones y siendo siempre mucho más que San Lorenzo.

Así lo demostró desde el primer minuto, siendo el equipo que dispuso del balón y que siempre tuvo una salida limpia con tres centrales, parado que el equipo de Russo nunca pudo descifrar durante los 90 minutos. Eso, obligó a la visita a refugiarse en su propio terreno y solamente inquietar tras un robo de balón o de pelota parada.

Vélez contó con una serie de variantes que en la previa mostraron un fondo inédito, con el debut además, de Tomás Galván como nexo y la chance de verlo a Micael Santos desde el arranque. Y fue el conjunto fortinero el que tuvo las mejores y más claras del partido. La primera, un cabezazo de Santos que se fue a nada del parante izquierdo del arquero Gill. La segunda, un mano a mano sobre el final del partido, en el que Braian Romero definió y la pelota dio en el rostro del arquero paraguayo evitando así la caída de su valla. El rival solo tuvo un remate de Romaña en un rebote de córner que se fue cerca. Nada más. 

El cambio en la formación correspondió con lo que se vio en cancha, donde el equipo recuperó juego, se impuso ante un rival mezquino, pero donde tiene aún que afinar con voracidad el ojo en la definición.

Un punto que suma desde la confianza, de creer en la idea, de empezar a salir y de encontrar la identidad.