Buenos Aires, Sábado 4 de Abril de 2015.
(PRENSA VÉLEZ - ESTADIO JOSÉ AMALFITANI)

Tanto para contar en tan solo un puñado de líneas. Desde las necesidades de ambos por sumar de a tres, la previa con los tuits frenéticos de Sosa hasta el momento en el que por arte de magia la tecnología entró en el fútbol así sin avisar. Todo para un resultado que era el esperado, el añorado, el que necesitaba todo Vélez.

Porque resulta inevitable alterar el orden de desarrollo cronológico de los hechos para contar el andar del encuentro que disputaron Vélez y Arsenal en la noche del Amalfitani. Porque una vez más, el fútbol escribió una página gris oscura en su decadencia ante la impericia y el mal criterio en este caso, de un árbitro y sus colaboradores. 

Cuesta mucho explicar o encontrar situaciones similares, pero que las hay, las hay. Germán Delfino se compró un problema muy grande en la noche de Liniers. No por haber cobrado un penal que no era a favor de Vélez (la pelota pegó en la mano de Pavone y no de Rosero Valencia); no por haber borrado con el codo la segunda amarilla al colombiano que le había derivado en la tarjeta roja y alojado en el vestuario visitante antes de tiempo. Tampoco por haber dado marcha a atrás al penal que estaba dispuesto a patear Caraglio mientras el mismo Delfino mandaba al arco a Limia para que se ejecute luego de una larga discusión; no por haber llamado de nuevo al moreno defensor del vestuario para que vuelva al encuentro. No por todas esas cosas que ya eran suficientes. Nada de eso. Solo y simplemente por una "avivada" del segundo asistente ubicado sobre la platea sur que en el momento del penal observó en una de las cámaras la repetición y fue apoyado en esa instantánea a corregirle el error al árbitro que para esa altura se sentía nauseabundo del estado de precipitación generalizada hacia su persona. Allí está el mamarracho, el papelón y el atentado contra un fútbol que se ensucia cada vez más y sobre todo contra Vélez. Un Vélez que lejos de crear fantasmas (porque en este caso es falencia de Delfino por no tener la muñeca para conducir el juego) se tuvo que quedar afuera de la Libertadores que se disputa en estos momentos por un capricho de Boca en los escritorios amparado por un paupérrimo reglamento. Acá el reglamento es claro y Delfino estaba en toda su potestad de torcer su decisión antes de reanudar el juego, pero no a instancias de agentes externos y mucho menos de la tecnología. Esta bueno hacer hincapié en este mamarracho aún con un Vélez que terminó ganando, porque nada tapa la barbaridad que regaló el juez y sus colaboradores. Una vergüenza. Un bochorno. Así estamos.

En lo que respecta al fútbol y en este desorden de comentarios, Vélez lo ganó bien. Porque intentó jugar más que el rival desde el primer minuto. Porque fue en busca de la ventaja y casi empujando la encontró tras un envío áereo buscando a Caraglio que en soledad y en el segundo palo encontró con la cabeza al parante que dejó sin reacción a Limia y con toda la boca abierta para gritar el gol de Emiliano Amor que terminó de empujar en el otro palo el balón al gol. La importancia de crecer en la primera para un juvenil como Emiliano y el valor incalculable de tener un central con gol en el equipo (suma dos en un puñado de encuentros). Con Amor propio, como fue el resto del encuentro.

Porque en el complemento arrancó dormido y en diez minutos Silva que andaba intranquilo buscando el arco de Aguerre encontró la igualdad tras un centro pasado en la duda del arquero y el quedo defensivo y ratificó la famosa y trillada ley del ex para igualar el encuentro. Ya conocemos la parte en que se rompió el encuentro, en el despropósito de Delfino y la historia de nunca acabar. Pero Vélez entendió el mensaje y lejos de ser el más perjudicado, le sacó provecho a la desesperación de Arsenal. Porque no fue Vélez el que sufrió con la corrección televisiva de Delfino, fue el equipo de Palermo que entró en una extraña desesperación que caprichosamente llevó a repetir las acciones que había borrado el juez. Campos Toro tomó a Pavone en el área y esta vez no hubo dudas. Penal para Vélez que como en un deja vú, Caraglio se vio de nuevo frente a Limia pero nada esta vez le impidió rematar y abriendo su bota zurda colocó el balón lejos del portero y Vélez se abrazó para siempre a esa victoria.

Un Vélez que recuperó a Correa, que ingresó en el día de su cumpleaños tras un letargo por lesión y le cambió la cara al equipo, siendo parte importante de la jugada que derivó en el penal a Pavone que cambió Milton por gol. Un Vélez que recuperó a Cardozo como lateral por izquierda que sin haber escalado por la banda se mostró más que firme haciendo notar que le sobra mucho para ser titular en el equipo. Un Vélez que tuvo valores altísimos en Somoza, Pavone y Cubero. Un Vélez que le encontró una buena noche a Desábato. Un Vélez que se anima con un Villalba que por lo menos se convenció esta noche en que puede ser titular sin discusión con su juego por izquierda. Un Vélez que mostró un carácter tremendo para imponerse a un momento del partido donde la cabeza volaba de bronca.

Párrafo aparte para Aguerre. Por lo que se habló desde el tuit que publicó Sebastián Sosa anunciando su salida a esta parte. Para hacerse cargo de momento y mostrar la personalidad que uno sabe que tiene y que espera de él. Para aprender y crecer en los golpes como sus compañeros, como le tocó por ejemplo, a Amor yéndose expulsado y así crecer. Porque Alan tiene la oportunidad que siempre esperó, la de demostrar en cancha que está para quedarse por un largo tiempo con el buzo de Vélez.

Porque Vélez volvió un Sábado de Gloria, para esperar el Domingo de Resurrección. Un Vélez que se tiene que convencer que puede, porque hoy con Amor propio, pudo imponerse a todo... y a todos.

Para el que lo mira por TV.

Carlos Martino
@martineta16