Buenos Aires, Domingo 8 de Marzo de 2015.(PRENSA VÉLEZ - Estadio José Amalfitani).
Este Vélez anda por el camino del crecimiento, del aprendizaje. Algunas veces costará encontrar el camino, será difícil transitar el minuto a minuto; pero sin lugar a dudas, será el tiempo que vaya capitalizando todo ese aprendizaje en juego, en resolver los encuentros. Así como le costó resolver éste partido que terminó en empate ante un Sarmiento que no quiso regalar nada.
Porque está claro que este equipo de Miguel Ángel Russo se propone ser protagonista cuando el escenario es el Amalfitani. Así lo demostró en las dos primeras fechas, donde más allá del resultado altamente favorable, fue más que el rival. Así lo intentó plasmar desde el minuto uno que pitó el debutante Espinoza, proponiendo un juego en el campo rival, tratando de ahogar la salida y aprovechar al máximo la velocidad de Rolón por la derecha y el fútbol de Cabral por la izquierda. Pero curiosamente o no, la primer contra del visitante terminó en gol. A los ocho minutos, saltó a cabecear Cuevas con Amor, la pelota fue impulsada por el defensor contra su arco para que finalmente rebote en el ángulo ante la mirada desconfiada de Sosa. El balón volvió al área y atento ante el quedo generalizado por la maniobra, el mismo Cuevas puso en ventaja a los de Lippi. Un golpe de agua helada para un Vélez que recibía un cachetazo a su quedo.
Pero en eso de jugar en terreno rival, el Fortín reaccionó rápido. Fue por la culpa de su Capitán, que cobró rápida una falta para Pavone que a la carrera y pisando el área desde el piso igualó el encuentro a los quince minutos. No solo el Tanque se sacó la mufa y se dio el gusto de gritar con la camiseta de Vélez, sino que también el equipo se repuso a eso de ir perdiendo en un encuentro por primera vez en el torneo.
Hasta ahí la historia se mostraba interesante para los de Russo y con tiempo de sobra para darlo vuelta; pero curiosamente, fue el instante donde se complicó desde su propia impericia para poder quebrar con fútbol dos líneas muy prolijas del fondo verde. Desde ahí, el Fortín se ahogó en la fricción de un juego que no le convenía y hasta sufrió con un cabezazo de Figueroa (ingresó para reemplazar al lesionado Cuevas) que se estrelló en el travesaño.
En el complemento fue poco lo que pudo generar, más allá de haber sido el que más tiempo tuvo la pelota a su disposición pero que poco pudo hacer con ella y su tenencia. Fue mucha la lucha de Pavone con los centrales para aguantar, un Caraglio poco lúcido en el juego pero con un sacrificio tremendo, un juego que no pudo plasmarse aún con el ingreso de Yamil Asad por derecha para romper líneas; mucho menos con Ramiro Cáseres por izquierda en el último tramo del terreno de juego para intentar filtrar pelotas a los delanteros. La más clara fue justamente una buena apilada de Cáseres que ante la salida de Rigamonti jugó el pase atrás y lo agarró pasado a Pavone.
Pero como estuvo lejos Vélez de ganarlo, estuvo tan cerca de perderlo. En esa corrida en solitario de Gervasio Nuñez para enfrentar a Sosa, no contaban con la astucia de Fabián Cubero para correr treinta metros y llegar con el último aliento para trabar la pelota dentro del área cuando Núñez ya se perfilaba para ajusticiarlo al golero uruguayo. Sí, Cubero mantuvo con vida a Vélez sobre el final tanto como para habilitarlo a Pavone para igualar. El punto se lo deben al Capitán.
Deberá trabajar más este Vélez para poder encontrar el fútbol que tanto le cuesta generar. Mientras tanto suma rodaje a su experiencia, la de los pibes y la de los no tanto.
Carlos Martino
@martineta16