Buenos Aires, Martes 27 de octubre de 2009.

(Prensa Vélez Sarsfield ? Estadio Monumental José Fierro)

Rotar y ganar, esa era la cuestión. Porque el calendario te apretujaba las chances poniéndote entre la espada y la pared para traicionar ese principio de pelear con el mismo equipo los dos frentes por simultáneo. La derrota ante Newell?s y el poco tiempo de recuperación físico/mental, obligaron a Ricardo Gareca a sumarse a la rotación que tanto negaba cada vez que se lo consultaban, para meterse en un vuelo rumbo a la Provincia de Tucumán.

Hoy cobran más sentido las palabras en la semana de Rolando Zárate jurando que ?Vélez es más que sólo once jugadores?; y no falló. Como no titubeó para ser la punta de lanza del recambio de Gareca. Con el brazalete de capitán adherido como en los mejores tiempos; con esa punzante habilidad de estar en el lugar justo y en el momento indicado. Como a Palermo, le pasan las cosas que suelen pasarle a los goleadores; esas piezas únicas de ficción que se mudan a lo terrenal para obligarnos a escribir las mejores frases en torno a sus apariciones. Porque allí fue a buscar una pelota que cualquiera da por perdida y se prepara para el saque de arco. No, señores; ahí fue para meterle el empeine al balón, beneficiarse del efecto crocante y despabilar la modorra a un partido que lo encontraba mejor a Vélez. Porque también estuvo en la segunda jugada que lo tuvo como protagonista para meterse en el área rival y buscar el contacto cuando el manual indicaba fierrazo al arco y a otra cosa mariposa. Páez no tuvo la viveza que si tuvo Zárate y fue al cruce. Historia conocida que ya se encargaron de difundir, para que llegue Maximiliano Moralez y liquide el pleito.

Porque del recambio, nació el re-cambio. Porque Martínez no aguantó el ritmo y se retiró lesionado. Entonces (una vez más), en el conclave que se dictaba en banco de suplentes visitante, Ricardo Gareca acertaba la variante y seguí apuntando con su esquema a un chiquitín que conoce bien esto de ganar partidos, de asumir responsabilidades. ¿No, Ángelito? Si lo conocerás a Maxi Moralez.

Pero ojo, no se descuide. Si bien los primero cuarenta y cinco minutos fueron a todo trapo; Vélez volvió a padecer lo que sufre y adolece en este segundo semestre, el bajón del segundo tiempo. Es así, dicen que las segundas partes no suelen ser mejor que las primeras; y este Vélez se encarga de reafirmar eso. Porque después de hacer el gran gasto en la primera escena de la obra; sale luego del intervalo con una desconcentración que preocupa. Ojo, también el rival juega y empuja; pero queda esa sensación de que con un poco nomás, se sufriría mucho menos.

En definitiva, Vélez ganó los puntos que fue a buscar. Porque los persiguió desde el inicio al fin. Porque siempre arriesgó, porque no se conforma; porque en algunos pasajes mantiene la suerte del Campeón, sobretodo cuando el balón besa en la boca dos veces al parante horizontal del arco de Montoya. Porque le podrán cuestionar mil cosas; pero nunca podrán cuestionarle la entrega. Eso de lo que este equipo sabe y mucho.

Bien Cabral por demostrarte y demostrarnos que se puede confiar. Vamos Cabrera que de a poco va llegando el nivel de siempre. Que intranquilidad para la pareja central, sabiendo la gran dupla que conforman Tobio y Torsiglieri. Excelente por un Piris que se suma y que busca madurar. Bienvenida la decisión de mantenerle el plantel campeón al entrenador; no sólo en nombres, sino también en fútbol.

Vélez se llevó los puntos justos y vitales para seguir soñando. Esa suma de a tres que se valora cerca del epílogo final de esta obra del Apertura. Esos triunfos que te dejan volar un rato y bien alto. Esas noches en donde el mundo puede ser tuyo (una vez más). Respeto al Campeón que no descansa ni baja los brazos.

Gareca abrió el ropero y de allí sacó un equipo que es sin dudas titular en cualquiera de los otros 19 equipos que componen el torneo doméstico. Porque desde el arranque no se resintió la falta de los que son habitualmente titulares. Porque este grupo de jugadores se encargó de demostrar en el primer tiempo y cómo terminó el encuentro, que pueden ponerse tranquilamente el nombre de titulares. Porque desterraron la idea de llamarse el ?Vélez B? o los ?Suplentes del Fortín?. Nada de eso. Mejor le queda, ?El Armario de Ricardo?.

Carlos Alberto Martino.