Vélez volvió al triunfo y esa es la noticia más importante del fin de semana para el hincha fortinero. El equipo de Heinze llegó a Mendoza con el afán de recuperar algunos de los puntos que dejó en el camino en lo que va del año, especialmente en el empate de la fecha pasada, como local, ante Colón.
A la necesidad de cosechar unidades, se le sumaron algunos obstáculos, que finalmente no fueron tales, como las bajas por suspensión de Joaquín Laso y Braian Cufré, y la lesión de Fabián Cubero. Tres ausencias sensibles en defensa y un desafío para el entrenador en la semana: planear sus reemplazos en una zona del campo, en la que al equipo no le sobran variantes.
Finalmente, el interrogante se dilucidó con la inclusión de Agustín Bouzat como lateral izquierdo y el ingreso del peruano Luis Abram a la zaga para acompañar al cada vez más afianzado Lautaro Giannetti.
El partido mostró a dos equipos con intenciones similares, buscando ahogar la salida del rival y aumentar la presión bien lejos de sus arcos, para recuperar la pelota y disponer de ella el mayor tiempo posible; pero para dos planteos que pregonan la tenencia y posesión como estandarte, el mal estado del campo fue un obstáculo fundamental para hacer del juego un primer tiempo más entretenido. De arranque pareció Vélez el más profundo o al menos el que insinuaba mayor peligro, aunque sin llegadas claras. Los minutos pasaban, de uno y otro lado, en intentos bloqueados o remates desviados, pero carentes de peligro real para los arqueros.
Vélez intentó llevar a Godoy Cruz a replegarse, como lo hace generalmente sin importar cancha o rival, pero no pudo plasmar ese dominio que ejerce habitualmente, por el estado del campo, por algunas impresiones propias y por el planteo que Marcelo Gómez mostró en el conjunto tombino, asfixiando la salida de Lucas Hoyos sobre los centrales y obligando más de una vez a revolear y dividir la pelota, como pocas veces ocurrió en el torneo.
La pelota no pasaba en primera instancia por Gastón Giménez y Nicolás Domínguez, sino que salteaba líneas para buscar rápidamente a Vargas y Fernández. Los minutos corrían y no aparecía la llave para destrabar el juego y el resultado; pero a los 24 de la etapa inicial, en una escalada de Hernán De la Fuente y una pared con rebote afortunado apareció en el camino la mano de Nahuel Arena dentro del área y el penal sancionado por Abal, que Leandro Fernández no dudó en ejecutar y transformar, en el primer gol del partido y su debut en la red con la camiseta del Fortín.
Después del gol de Fernández, llegaron los mejores minutos de la etapa incial. Como si la tranquilidad del marcador abierto hubiese liberado al equipo de las ataduras que provocaban esos factores adversos del comienzo del partido. La leve mejoría pareció tener su punto más alto cuando 9 minutos después del gol, llegó la expulsión de Arena, por una falta a Lucas Robertone, en una clara tarde negra para el ex juvenil fortinero.
Pese a las condiciones favorables que planteaba el encuentro, llamativamente Vélez empezó a perder en zonas complicadas de la cancha y los locales terminaron la primera parte insinuando que, pese a todo, podían haberse llevado algo más en esos 45 minutos. Primero un desborde claro a espaldas de De la Fuente y un centro atrás que no pudo ser capitalizado. Luego un remate cruzado de Angel González que se fue apenas al córner y por último un cruce salvador de Luis Abram en el área. Cualquiera de las tres ocasiones pudieron haber sellado la igualdad antes del entretiempo.
En la segunda mitad, Godoy Cruz apostó al ingreso del “Morro” García y obligó a un reacomodamiento de Gastón Giménez más cerca de los centrales y casi como un tercer zaguero, y con Domínguez y Robertone -de gran partido-, repartiéndose el eje central.
Vélez, por decisión o mérito rival, se replegó unos metros y le dio chances al Tomba de manejar la pelota hasta tres cuartos del campo, aunque sin peso en el área. A esta altura, el hombre de menos de Godoy Cruz no parecía un factor determinante en el juego y la sensación de dominio amagaba con desmoronarse ante la primera réplica precisa que tuviera el Fortín.
Esa “contra” nunca llegó a convertirse en gol; pero la recompensa vino en una corrida de Fernández por derecha y una falta recibida por Guido Mainero en la puerta del área. Tiro libre para el Fortín y Lucas Robertone en cancha. Historia ya conocida y felizmente repetida para los hinchas. El entrerriano se hizo dueño de la situación, se calzó el guante en su botín derecho y dejó -una vez más- sin chances al arquero adversario. Llamativa imagen la de los goles de tiro libre de Robertone, los arqueros quedan parados, nunca salen en la foto. Golazo de Vélez. 2 a 0 y alivio en el marcador.
A partir del minuto 20, tras el segundo gol, Vélez empezó a justificar el resultado, con mayor tenencia y circulación y con algún intento de llegada, que con algo más de precisión podría haber redondeado un marcador más abultado. Godoy Cruz bajó la intensidad y mostró la impotencia y limitación de un equipo golpeado y cuestionado por sus propios hinchas.
Vélez empezaba a sonreir y a disfrutar de un trámite que lo favorecía y un triunfo que no corría riesgos. Los últimos minutos fueron para confirmar que el equipo puede jugar y lucirse en algunos partidos, pelear de principio a fin en otros y hacer ambas cosas en un solo encuentro, en una clara señal de madurez del plantel, que sabe jugar y pelear, o ambas a la vez.
Vélez ganó en Mendoza y se mantiene expectante escalando en la tabla de posiciones, y pensando el ingreso a las copas internacionales. La ilusión a veces descansa en su juego fluído y abrumador, y en otras, como como ante Godoy Cruz, en su esfuerzo y su paciencia para aprovechar las situaciones que se le presentan.
A 5 fechas del final, y con tanto en juego, los triunfos parecen valer más que tres puntos, poco importará que no se trató de la mejor producción del clclo. Se ganó bien, se sufrió un poco y se terminó justificando el marcador. Todo pasó en 90 minutos de fútbol y todo vale para fortalecer y apuntalar la ilusíón de volver a ver a Vélez donde se merece, jugando una copa internacional, como marca la historia.