En tiempos donde la rivalidad del fútbol ha causado lamentables sucesos, historias como las que vivió el domingo la Familia Moñín, son una caricia al alma. Catalina tiene 3 años y un sueño: ser hincha de Vélez como mamá Agostina, Abuelo Luis y los tíos Leticia y Julián. Su papá es hincha de San Lorenzo y por cuestiones que tienen que ver con tradiciones populares, -claramente una condición no excluyente- pretendía legar la misma pasión a su hija.
"Nosotros no influimos en nada. Respetamos mucho a mi cuñado y si él quería que fuera de San Lorenzo, así iba a ser. De hecho le hemos regalado a Catalina artículos de ese club y nos gusta verla feliz más allá de quien sea hincha", cuenta Julián Moñín, el encargado de subir el video que se viralizó en redes sociales en el que se mostraba a Cata llorando porque su abuelo le había obsequiado una taza de San Lorenzo y ella pretendía una de Vélez, pero por respeto a su padre...
El Departamento de Relaciones Públicas se movió con eficacia e invitó a Cata y toda su familia a presenciar el encuentro ante River. Llegaron temprano, porque siendo las 19:00 ingresaron al campo de juego donde la pequeña corrió y dejó fluir su emoción cantando canciones del Fortín de sus amores. Esta vez los presentes sí fueron de color azul y blanco, porque desde RRPP le regalaron una camiseta oficial que la pequeña lució orgullosa.
Párrafo aparte para Diego, el padre de Cata. Que seguramente debe sentirse herido pero ante todo respetó la decisión de su hija para que fuera ella quien pudiera elegir su verdadera pasión.
Bienvenida a casa, Cata. El amor por los colores, todo lo puede.