Junta Histórica

El León de Wembley

El 9 de mayo de 1951 el arquero velezano Miguel Rugilo asombró a propios y extraños con una prodigiosa actuación en un duelo entre los seleccionados de Inglaterra y Argentina disputado en suelo inglés. Ese viernes dejó de ser Rugilo, y fue para siempre el León de Wembley.

Rugilo y una actuación en tierras inglesas que le valió mucho más que un apodo.

Miguel Rugilo nació en Buenos Aires el 19 de enero de 1919. Formado en al cantera del Fortín, se estrenó en la Primera División del fútbol argentino el 27 de noviembre de 1938 cuando, por la 31ª fecha del Torneo, Vélez aplastó por 6 a 0 a Almagro en el viejo escenario de la calle Basualdo.

Custodió el arco en 246 presentaciones durante dos períodos: 1938/1944 y 1946/1952.

Recién pudo adueñarse del arco fortinero en 1942 y fue pieza fundamental para el regreso de nuestra Institución a la máxima categoría en 1943.

Su larga carrera está salpicada de incontables proezas, entre las cuales se cuentan, por ejemplo, la de haber atajado en el año 1949, 5 penales en compromisos consecutivos, y tantas otras que sería muy extenso contar. Sin embargo, el 9 de mayo 1951, el arriesgado y corajudo guardameta de físico contundente y espesos bigotes -sello distintivo de su fisonomía- vivió su jornada consagratoria cuando se transformó en el protagonista estelar del choque amistoso entre Argentina e Inglaterra disputado en territorio inglés.

En la primera etapa el combinado albiceleste ganaba con un gol conquistado por Boyé, pero el dominio de los locales -invictos en el legendario Estadio de Wembley y por primera vez anfitriones de un conjunto extranjero- era claramente ostensible y pese al notable desempeño de nuestros defensores, la situación se hacía insostenible en razón de que el trajín a que eran sometidos iba agotando aceleradamente sus reservas físicas. Se dio en ese encuentro la paradoja de que un guardavalla –que normalmente es el jugador que menos actividad despliega– fuera el que más esfuerzo realizara. A pocos minutos del cierre del duelo los locales demolieron la resistencia del guardameta velezano y sus compañeros, y dieron vuelta el resultado.

Una multitud de aficionados se agolpó en las terrazas del Aeropuerto de Ezeiza para recibir a la delegación nacional y brindarle el merecido reconocimiento tras la digna performance realizada. Rugilo acaparó todos los elogios y los vitores de aquellos simpatizantes. Fue el más requerido, el más aclamado. El personaje central de aquella jornada.

Rugilo. fallecido el 16 de septiembre de 1993, relató millares de veces los pormenores de aquella jornada destemplada que lo transformó en la plataforma de lanzamiento al status de leyenda: “sin jactancia, creo que aquella tarde tuve una buena actuación, pero nunca imaginé que serviría para promocionarme como lo hizo. A pesar del asedio, nunca dudé de que ganábamos ese partido. Sin embargo, faltando ocho minutos todo se derrumbó. En poco rato nos convirtieron dos goles seguidos. El primero fue un centro de la derecha que cabeceó el insider izquierdo inglés. Faina, nuestro centro half, me tapó, la pelota pasó por detrás suyo, pegó en el palo y se metió. El segundo gol fue un offside clavado, hasta los ingleses lo dijeron. También vino un centro de la derecha, volvió a cabecear el insider izquierdo, y la pelota fue hacia el medio del área chica. Allí estaba parado el centroforward solito, que convirtió el tanto”.

Y completaba su recuerdo: “Durante todo el encuentro me habían ovacionado después de cada atajada, pero la del final fue tremenda. Ya nos íbamos de la cancha y la gente gritaba a lo loco. Como no sé inglés no entendía nada. El que me avivó fue Chichilo Sola, masajista de Vélez y de la Selección que me paró diciéndome: ‘Saludá, saludá, que esa ovación es para vos’. Creí que se venía abajo Wembley. Después cuando llegué al vestuario me puse a llorar. A pesar de todo me dolía haber perdido cuando teníamos todo casi cocinado. Me acuerdo que Tucho Méndez quería consolarme diciéndome: ‘No llores, gil. ¿Cómo te vas a amargar justo vos que hoy fuiste un fenómeno?’. Hasta volvernos, los ingleses siguieron hablando de mí, haciéndome infinidad de reportajes. Mucha gente fue al partido contra Irlanda para verme atajar”.

Aquel 9 de mayo de 1951 se eternizó el mote que lo acompañó el resto de su vida: “Supe que quien me puso León de Wembley fue Sojit, que trasmitió el partido. Parece que se la pasó dele repetir: ¡Rugilo, un verdadero león! y cosas por el estilo. De ahí nació el apodo. El barullo en torno mío duró un par de meses. Al poco tiempo vi una película que me hizo reír. Se me veía atajándole un tiro bárbaro a un británico que me hacía gestos con la cabeza como diciéndome: ¿Pero cómo hay que hacer para meterte un gol?". 

Rugilo solo jugó 4 cotejos con la Selección Nacional (la gira concluyó con un triunfo ante Irlanda por 1 a 0 con gol de Labruna). Uno solo alcanzó para inmortalizarlo y convertirlo en una celebridad, un ídolo popular. Hace 69 años, su monumental prestación lo hizo resignar la identidad impresa en su documento en favor de su alias eterno: León de Wembley. Quedará para siempre en los anales del fútbol criollo e internacional aquella fantástica producción, pero será exclusivamente para nosotros, los de Vélez, el legado de su querida e inolvidable figura.

SÍNTESIS

INGLATERRA   2

Williams; Ramsey, Eckersley; Wright, Taylor, Cockburn; Finney, Mortensen, Milburn, Hassall, Metcalfe.

ARGENTINA   1

Argentina formó con: Rugilo; Colman, Filgueiras; Iácono, Faina, Pescia; Boyé, Méndez, Bravo, Labruna, Loustau. DT: Guillermo Stábile

Goles: PT: 18´Mario Boye; ST: 35´Mortensen, 42´Milburn.