Junta Histórica

“Esta estrella está a la altura de la Libertadores”

Pasaron 28 años pero no hay forma de olvidar lo vivido. Un variopinto panorama entre nervios, "un frío que se te metía en los huesos" y la alegría final junto a sus padres, vuelven a la mente de Marcelo Gómez para evocar la gesta del Clausura 1993.

El Negro y su primer trofeo como jugador profesional del Fortín.
Por Diego Guitian

Aquella jornada en el Hotel Conquistador arrancó tensa. Todavía duraba la bronca del sábado anterior por la derrota 0-2 en casa ante Rosario Central que tuvo entre sus filas a un imbatible Roberto Tito Bonano. De cara a recuperarse, la necesidad tenía cara de victoria en La Plata para no depender de nadie más y así lograr "salir de pobres" ante la sequía de títulos más allá del Nacional 68. Pero claro, como marca el ADN velezano, el gen del sufrimiento volvería estar presente hasta el último instante.

Desde la ciudad de Barinas, al norte de Venezuela, Marcelo Gómez disfruta de su primera experiencia internacional como entrenador a cargo del Zamora FC (llegó a fines de enero). El Negro logra viajar en el tiempo para recordar aquellas horas previas y la ansiedad de todo un grupo a punto de vivir algo épico. Con su hablar pausado y analítico, se detiene en un par de detalles: "Ante Estudiantes fue la primera vez que usé guantes de invierno para jugar. El frío se te metía en los huesos, pero ahí estaban mis viejos, Berta y Elpidio, como siempre estuvieron y hoy siguen estando".

En cuanto a la valoración de la conquista, subraya que "tengo un cariño muy especial por este campeonato, porque fue el primero de una seguidilla de logros hermosos e inolvidablesFue un torneo vivivo con mucha intensidad. Recuerdo que con el correr de las fechas, se fue creando un clima negativo alrededor nuestro porque muchos hinchas y dirigentes del fútbol argentino decían que nos íbamos a caer. Así todo logramos sacar mucha personalidad en partidos claves. Personalmente pongo esta estrella a la altura de la Copa Libertadores en importancia, dado que sin ganar el Clausura no hubiera venido nada de lo que obtuvimos después".

Una multitud de hinchas velezanos copó la tribuna visitante de 1 y 57. A los 22 minutos del segundo tiempo, Chilavert marcó el 1-0 de penal, pero a los 44´, Claudio París postergaba la euforia con un golazo de otro partido. "Así como nosotros transitamos el torneo con mucho nerviosismo y ansiedad, se dio la última fecha. No nos alcanzó el empate y tuvimos que esperar el encuentro a la noche entre Independiente y Belgrano, ¡fue como jugar dos partidos el mismo día!", recuerda el Pulpo, quien disputó 17 de los 19 en la campaña al título.

Después tantas sensaciones a lo largo del día, el martes 8 de junio de 1993 terminó en el mismo lugar donde había empezado. El lobby del Hotel ubicado en la calle Suipacha al 900, estuvo plagado de jugadores y directivos con radios portàtiles en sus manos e hinchas que iban llegando para palpitar el desenlace del cruce en Avellaneda. Fue tan importante Chila en la ciudad de las diagonales como vital Fabián Cancelarich para cerrar el arco de Belgrano. Y con el 0-0, sufriendo como manda la historia, culminaba aquel martes como tantas veces se había soñado: Vélez volvía a ser Campeón.

"Se me viene a la mente que mucha gente nos acompañó; se bancaron firmes el partido a pesar de las bajas temperaturas pero terminó siendo una jornada muy larga que terminó de la mejor manera. Y por eso el recuerdo permanece bien fuerte entre nosotros", evoca el Negro, genio y figura como todos sus compañeros, para volver a ser felices luego de 25 años.