El cordobés integró, junto con el capitán Roberto Trotta, una de las duplas de backs centrales de mayor relevancia de nuestra historia, y sin dudas, la más exitosa.
Veloz para los cruces, impasable en los mano a mano, fuerte en el juego aéreo y castigador con disimulo de la anatomía de los atacantes rivales, Soto fue un fantástico defensor de perfil bajo que arribó al Club en 1992 desde el Hellas Verona italiano a pedido de Eduardo Lujan Manera.
Formado en el Racing de Nueva Italia, Sotomayor, un indiscutido en las alineaciones célebres bocetadas por Carlos Bianchi, disputó con la casaca velezana 178 compromisos y no convirtió goles entre 1992 y 1999, y fue partícipe necesario en la obtención de nueve títulos: Clausura 93, Clausura 95, Apertura 96, Clausura 98, Libertadores 94, Intercontinental 94, Interamericana 96, Supercopa 96 y Recopa 97.
Cuenta la leyenda que en los entrenamientos previos al duelo ante el Milán el Turco Omar Asad se sentía frustrado por no poder escapar o superar la marca del duro cancerbero cordobés. Con la simpleza y sencillez habitual el Virrey Bianchi lo tranquilizó: “No se preocupe Omar, Baresi no es Sotomayor”. Con esta reflexión el técnico daba una clara muestra del alto concepto que tenía por el sólido zaguero que hoy cumple 52 años y ha sido uno de los bastiones sobresalientes de nuestro reciente pasado de gloria.
