El tiempo, por el orden natural de las cosas, le dibujó marcas en su rostro. Las muecas de un destino que nunca supo ni sabrá si está o ha estado escrito. Lo cierto es que el tiempo, hizo todo lo posible para que entre esas huellas que fue dejando en su piel, sean las que se trazan con el gesto sincero y franco de su sonrisa. Su sonrisa alegre.
La misma que le ilumina la cara, la misma con la que se aferra como un niño a la Copa Evita Capitana que hace un par de días acaba de ganar junto a sus jugadores, junto a su equipo técnico, médicos, colaboradores e hinchas (como a él le gusta remarcar sin dejar a nadie al margen). La misma que hace cuatro años viene dibujando uno a uno a todo el hincha velezano, con el pecho bien alto y el corazón latiendo a mil por hora.
Quizás, desde su humilde personalidad, siga pensando que no es ídolo de Vélez Sarsfield. Uno no intenta convencerlo, pero hay motivos de sobra para afirmar que hoy Ricardo Alberto Gareca es un emblema, un prócer, una bandera para todo Vélez Sarsfield. Las razones, abundan.
Bastará remontarse a ver al Vélez de fines de 2008. Cómo estaba en los promedios, cuando los campeonatos se terminaban poco antes de empezar la fecha 13. El futuro futbolístico que deambulaba entre las ideas de uno y otro sin un rumbo fijo, donde los juveniles se comían a los juveniles y los ciclos adelantaban su fecha de vencimiento. No es masoquismo, es mantener firme en la memoria algunos pasajes de la historia que es preciso recordar para cuando la exigencia en los tiempos que corren muchas veces no sea algo injustificado.
Por acierto de la Directiva primero, en confiar el destino futbolístico en Christian Bassedas; quien acertó después en sugerir el nombre de aquel flaco alto delantero de cabellera rubia que supo arrancar gargantas velezanas en los principios de los noventa para hoy, mucho tiempo después, ser el entrenador del Club Atlético Vélez Sarsfield. Su contracción al trabajo, su hombría, su simplismo, su todo; se vio reflejado desde el primer instante, donde una historia mística se apoderó como en las épocas doradas de la actualidad.
Lo dijo el día que fue presentado en sociedad como entrenador de Vélez. ?Quiero recuperar la mística de los noventa?, sostuvo por entonces (palabras más palabras menos) el Tigre. El tiempo y su trabajo le dieron la razón. Hoy, 200 partidos después como entrenador de Vélez, no solo recuperó la mística que hablaba, sino también la gloria.
Hablar de números es pura estadística. Tres Campeonatos (Clausura 2009, Clausura 2011 e Inicial 2012), un Subcampeonato (Apertura 2010), una semifinal de Copa Libertadores (2011), una semifinal de Copa Sudamericana (2011), dos veces el mejor equipo del año calendario (2009 y 2012), elegido dos veces como el Mejor Club del Mundo por el Instituto de Historia y Estadística, venta de jugadores, promoción de más de 20 juveniles, 109 victorias, el aplauso del Nuevo Monumental de Rafaela que se cuenta como un título en la aprobación de los de afuera; números y más números de una historia inigualablemente inolvidable.
Ricardo Gareca, es mucho más que todo eso. El Tigre el hombre que le devolvió a Vélez Sarsfield una identidad que dormía plácidamente, pero con su impronta siempre en busca del arco rival. Manejarse con la cordura de quien sabe el camino por el que atraviesa, o reconoce la piedra por la que ya pasó infinitas veces y que supo ser un tropiezo en su andar. Demostrarle al mundo del fútbol que los partidos los ganan en conjunto y que los pierden también de la misma forma, sin lágrimas que buscan responsables siempre en los hombres de negro. Quitarle el dramatismo a los libros del buen entrenador que busca concentraciones de tres días de un hermetismo paranoico. Hablar su lenguaje y verlo reflejado en el de sus jugadores, con un ?en líneas generales? que puede ser oído en sus declaraciones tanto como en las de sus dirigidos. Meterle un freno a la vorágine que va a la caza de los entrenadores y fijar períodos renovables año a año. Contribuir con la grandeza de la institución. Tener la condición inigualable por la cual pidió no ser juzgado, que es la de ser amar y sentir a Vélez, por la que se emociona, sufre, se desgasta, se potencia, se ilusiona, se enchufa, se exige.
Por eso, es casi imposible imaginar hoy a Vélez sin Gareca; como tampoco a Gareca sin Vélez por más que parezca una redundancia que no lo es. Vélez debe buscar una vez más la continuidad de su entrenador emblema, el más ganador; tanto como Gareca deberá buscar en la consecuencia de su trabajo esa Copa que tanto le coquetea a él como a la institución en estos años gloriosos. No existen, a priori fechas de vencimiento para su labor. El Flaco hizo creíble el fútbol, su Vélez lo demuestra y cada día le tuerce un poco más la muñeca a quienes no quieren terminar de verlo. El Tigre es Vélez. Es la historia grande de una institución gigante.
El tiempo también podrá separar los caminos. Tarde o temprano podrá suceder. Así son las cosas y de eso se trata la vida. Ahí será el momento en que estas palabras, seguramente para Ricardo tendrán el valor en sí mismas. Nosotros, nos permitimos disfrutarlo, como entrenador, como persona. La historia de Vélez también la escribió con su nombre. Un apellido imborrable. Un rugido que para todo Vélez, hoy es bandera.
Carlos Alberto Martino
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Twitter: @martineta16
LOS NÚMEROS DEL ÍDOLO
Ricardo Alberto Gareca nació en Tapiales, provincia de Buenos Aires, el 10 de febrero de 1958.
Formado en la cantera de Boca Juniors, el Tigre debutó en primera división el 20 de septiembre de 1978 en Rosario, en el marco de una victoria de los xeneizes ante Central por 1 a 0. El Flaco alternó titularidad hasta el 80 y en la temporada siguiente fue cedido a préstamo a Sarmiento de Junín, entidad que había conseguido el ascenso a la máxima categoría y cuya lista de profesionales conducidos por Roberto Perfumo enrolaba apellidos de la talla de Juan Gilberto Funes o José Raúl Iglesias. El obstinado felino del área brilló en el elenco juninense. En su estadía en el verdolaga, el potente goleador de melena rubia conquistó 13 tantos en 33 compromisos y con esta relevante cifra instaló su nombre en las marquesinas del fútbol argentino. Según su propio testimonio, su buen rendimiento en Sarmiento fue la catapulta que lo reposicionó en la consideración popular y mediática.
El centro delantero de zancada larga volvió a Boca para disputar el Nacional 81 y compartió plantel con astros de la estatura de Diego Maradona y Miguel Brindisi. Su eficacia ante los arcos se evidencia en los números: Con la camiseta azul y oro su curriculum referencia 65 garecazos en 130 presentaciones.
Debido a un conflicto contractual, Gareca y su colega y amigo Oscar Ruggeri, abandonaron la Ribera y mudaron sus goles (en el caso del Flaco) y la contracción a la marca (el Cabezón) a River Plate en 1985. El Tigre tuvo escasa participación en la Institucion de Núñez (12 pj, 4 festejos) y previo al final del año armó sus valijas para alistarse en las huestes del América de Cali.
En tierra cafetera se asentó como futbolista, asumió un rol trascendente en la escuadra colombiana y dejó una huella imborrable en el público caleño. Comandado por el Dr. Ochoa Uribe, los Escarlatas alcanzaron dos títulos locales y un subcampeonato, y accedieron sin fortuna ¡tres veces! a la final de la Copa Libertadores (obtuvo el galardón de máximo artillero en la edición 87 con 7 anotaciones). Asistido por Carlos Ischia, Roberto Cabañas, Anthony de Ávila o Willington Ortiz entre otros, el blondo y espigado ariete perforó los piolines rivales en 31 oportunidades en 53 encuentros. Un detalle curioso: en un tramo de aquella época se puede encontrar alguna fotografía en la que aparece provisto de una espesa barba.
Hincha de Vélez por legado paterno, el Tigre había confesado públicamente su simpatía por el Fortín en el semanario El Gráfico en los albores de los 80 y logró concretar su anhelo de calzarse la ?V? azulada en 1989. Guiado por Alfio Basile, el ?Dream Team? conformado por una constelación de figuras como Fillol, Funes, Simeone o el Ratón Zárate era audaz, agresivo y generoso para con el espectáculo pero no cumplió con las expectativas de eficacia que había generado.
El ?9? sin embargo siempre dejó el alma en la cancha y se apoderó de la confianza, y de un lugar en el once iniciático, de manos de técnicos de estilos diferentes que utilizaron el buzo de DT en el período comprendido entre el 89 y el 92: Roberto Rogel, Héctor Veira, el mencionado Basile y Eduardo Lujan Manera.
El goleador partió hacia Independiente en el 92 acusando un legajo de 118 encuentros disputados y 24 rugidos.
Ricardo Alberto Gareca colgó los botines en el Rojo de Avellaneda tras capturar el Clausura y la Supercopa 94. A lo largo de su dilatada trayectoria convirtió 208 goles como futbolista profesional.
Ataviado con la albiceleste firmó planilla en 20 contiendas con 6 gritos. Carlos Bilardo conserva en su mesa de luz una estampita- a la que le reza todas las noches- con la imagen del atacante de corazón velezano. ¿Qué hubiera sido de su futuro sin aquel agónico toque a la red del Flaco en el decisivo duelo ante Perú por las eliminatorias para el Mundial 86? Aquella apilada de Diego frente a Inglaterra hubiera sido una utopía en el imaginario popular. El fútbol argentino le debe parte de aquella vuelta olímpica en el Azteca al oriundo de Tapiales.
Guardados los pantalones cortos en un cajón del placard, con el diploma de entrenador bajo el brazo, este honesto laburante fue contratado por San Martin de Tucumán, pistoletazo de largada de un periplo que comprende pasos por Talleres de Córdoba (logró un ascenso y la Conmebol 99), Independiente, Colón, Quilmes, Argentinos jrs, América de Cali, Santa Fe de Colombia y Universitario de Perú (Campeón de Liga 2008).
Recomendado a los directivos por el manager del Club y ex compañero, Christian Bassedas, Ricardo Gareca se sentó en el banco de Vélez a principios del 2009 y en estos días, algo poco frecuente, arranca su quinto ciclo consecutivo a cargo del plantel profesional.
Bajo su batuta el Club apiló tres títulos locales (Clausura 09 y 2011; y Torneo Inicial 2012). Fue Subcampeón del Apertura 2010 con 43 unidades cosechadas, y tercero en el Apertura 2011 y Clausura 2012. En el plano internacional accedió a las semifinales de la Libertadores 2011 y la Sudamericana 2011 ¡¡¡Pavada de éxitos!!!
Durante su gestión se potenció el desempeño de numerosos jugadores, entre ellos varios juveniles entre los que sobresalen Otamendi, Torsiglieri, Cristaldo, Ricky Álvarez y Juan Manuel Martínez.
A la fecha, en la génesis de su quinta etapa como comandante de la plantilla, este hombre digno, educado y sereno acumula 200 partidos dirigidos con 109 triunfos, 47 empates y 44 derrotas.
Sus goles en Vélez
FECHA | DIA | RESULTADO | ARBITRO | ESTADIO | GOLES | RIVAL |
TORNEO 89/90
5 | 10/09/1989 | 1 a 0 | Calabria | Vélez | 1 (68) | A.Juniors |
7 | 17/09/1989 | 1 a 1 | Loustau | Vélez | 1 (31) | San Lorenzo |
11 | 15/10/1989 | 4 a 1 | Coradina | Vélez | 1 (75) | Chaco For Ever |
23 | 16/02/1990 | 3 a 3 | Demaro | Vélez | 1 (89) | Boca |
34 | 02/05/1990 | 3 a 0 | Calabria | Huracán | 1 (38) | D. Español |
APERTURA 90
6 | 23/09/1990 | 2 a 0 | Padilla | Vélez | 1 (47) | Lanús |
18 | 14/12/1990 | 1 a 2 | Demaro | Vélez | 1 (57) | Chaco for Ever |
19 | 22/12/1990 | 2 a 1 | Loustau | River | 1 (22) | River |
CLAUSURA 91
2 | 03/03/1991 | 3 a 1 | Biscay | Vélez | 1 (71) | Gimnasia |
3 | 10/03/1991 | 1 a 0 | Gallina | Ferro | 1 (37) | Ferro |
11 | 05/05/1991 | 3 a 1 | Hay | Vélez | 2 (35, 90) | Newells |
13 | 14/05/1991 | 2 a 0 | Biscay | Vélez | 1 (73) | Platense |
15 | 09/06/1991 | 2 a 2 | Vigliano | Unión | 1 (5) | Unión |
APERTURA 91
3 | 19/09/1991 | 2 a 3 | Loustau | Boca | 1 (14) | Boca |
15 | 01/12/1991 | 2 a 0 | Crespi | Vélez | 2 (69, 84) | Unión |
16 | 07/12/1991 | 2 a 0 | Biscay | R. Central | 1 (88) | R. Central |
19 | 22/12/1991 | 2 a 2 | Lamolina | Vélez | 1 (23) | Belgrano |
CLAUSURA 92
2 | 01/03/1992 | 1 a 1 | Hay | Vélez | 1 (52) | Ferro |
3 | 08/03/1992 | 1 a 1 | Lamolina | D.Español | 1 (71) | D.Español |
8 | 10/04/1992 | 2 a 2 | Biscay | Vélez | 1 (4) | Indepte |
15 | 07/06/1992 | 1 a 0 | Dellacasa | Unión | 1 (89) | Unión |
APERTURA 92
13 | 08/11/1992 | 1 a 2 | Mastrangelo | Olímpico | 1 (2) | Talleres |