En una final decidida por la contundencia y los momentos de lucidez, Vélez se impuso 2-0 a Central Córdoba (SdE) y sumó otra estrella a su vitrina. Ambos goles llegaron por obra de un "pibe del Club", cómo Jano Ieremía Gordon, con respectivas asistencias de Maher Carrizo. Nuevamente, por decimoctava vez en los últimos 32 años, el Campeón está en Liniers.

El Fortín salió a la cancha con la convicción de quien sabe que la historia exige carácter. El Gigante de Arroyito, con su gramilla testigo de mil episodios, fue el escenario elegido para otra noche de gloria velezana. La primera mitad se caracterizó por el equilibrio: intensidad e ida y vuelta; Vélez buscó manejar los tiempos con paciencia, mientras Central Córdoba apostó a la presión alta y a hacer daño con transiciones rápidas.

Durante los primeros 45 minutos hubo situaciones para ambos: Braian Romero tuvo las dos más claras y en ambas le ganó el duelo Alan Aguerre: primero con un cabezazo cruzado que tapó abajo el arquero y más tarde a través de una media vuelta repentina muy bien resuelta por el ex Vélez.

En tanto el Ferroviario, muy agresivo por banda derecha con Matías Perelló; en la más clara, un disparo de Matías Godoy dio en el poste. El Fortín trató de lastimar por afuera y con combinaciones en tres cuartos, pero la última conexión se demoró. Central Córdoba, por su parte, no renunció a su plan y puso en aprietos a Vélez, sobre todo con agresividad.

El segundo tiempo mostró a un Vélez más decidido. A los 4 minutos del complemento, tras un tiro libre frontal muy bien ejecutado por Maher Carrizo, Jano Gordon se elevó dentro del área y con un cabezazo cruzado batió al guardameta para el 1-0. La apertura del marcador le dio al equipo la tranquilidad para ordenar el juego y controlar mejor los tiempos. La intención fue, a partir de ahí, manejar la pelota y no entregar la ventaja; no se expuso en demasía y volvió a recurrir a la pelota parada como un arma letal. 

Central Córdoba intentó reaccionar, pero le costó encontrar profundidad ante una defensa que sostuvo la concentración y el compromiso colectivo. Los minutos pasaron y la expectativa crecía entre los hinchas que vivieron la tarde con tensión, esperanza y un aliento constante.

Cuando se aproximaba el cierre, a los 40 del segundo tiempo, otra vez desde una jugada aérea y con la ejecución precisa de Maher, Jano Gordon apareció esta vez por el segundo palo para conectar de cabeza y decretar el 2-0 definitivo. La segunda conquista desató la euforia velezana: abrazos, lágrimas y la sensación de triunfo consumado. Gordon, el pibe de la tapa, diría luego que jamás, ni en sus mejores sueños, se imaginó marcar dos goles para conseguir un título.

Más allá del doblete del lateral de 21 años, la construcción colectiva de Vélez fue el rasgo distintivo: orden defensivo, fluidez en la salida y contundencia. 

Con este título, el Club alcanza las 19 conquistas oficiales reconocidas y se anota su segunda Supercopa Argentina, sumándose a la obtenida en 2014. Es un nuevo capítulo en un año en el que hace menos de dos meses se había conquistado la Supercopa Internacional, y ahora este título, para mirar el futuro con ambición renovada, como manda nuestra historia.