Elías Lautaro Cabrera se dio cita esta tarde en Presidencia para acordar un nuevo contrato con la institución.

El talentoso jugador nacido en Merlo y de 20 años recién cumplidos, vive un presente soñado sumando minutos en la primera división de Vélez. Tras disputar su cuarto encuentro, y el primero como titular en el Amalfitani, renovó el vínculo por un año más del que ya tenía vigencia, es decir, ahora el mismo se extiende hasta el 31 de diciembre de 2025.

"Esperé mucho este momento, siempre quise renovar y seguir en Vélez donde me siento muy bien. Lo venía imaginando, estaba ansioso. Amo a este Club y espero quedarme mucho tiempo más", fueron las primeras palabras de Cucu tras la firma.

Debutó a fines del 2022, puntualmente el 26 de octubre, en la última cita de la Liga Profesional. Fue en la Bombonera, ante Central Córdoba en un pendiente de la fecha 19. Ingresó en reemplazo de Walter Bou en la victoria fortinera, cumpliendo el sueño que acunó desde su arribo al club, cuando tenía 6 años de edad. "Se me están cumpliendo varios y todos juntos, como jugar en un Amalfitani lleno, algo que soñaba desde chiquito. Todo se va dando en poco tiempo y trato de disfrutarlo. De todas formas no me conformo y siempre quiero más".

Hace un puñado de encuentros se obtuvo la consideración de Alexander Medina y mostró buenas actuaciones, ganándose el gusto del hincha velezano. "Yo les agradezco mucho el cariño que tienen hacia mi. Es hermoso entrar a la cancha y saber que cuento con su apoyo", dice orgulloso de ese idillio, el cual de a poco empieza a nacer con la parcialidad velezana.

Parado como enganche, su puesto natural y el que mejor entiende, sabe que no puede regalar nada: "Me siento bien en el día a día, tengo en claro que debo descansar para rendir mejor, comer bien y entrenar al máximo. Puedo darle mucho más a Vélez y para eso trabajo".

Su 2022 le dio la chance. Fue uno de los jugadores destacados de la Reserva que resultó Subcampeona en el torneo pasado. El Cucu disputó un total de 20 partidos en dicho certamen. Pisada, gambeta y cabeza levantada. Así se fue ganando la mirada de todos.