Vélez rescató un agónico y merecido empate ante River en Liniers, porque en el complemento adelantó sus líneas y lo buscó con más empuje que fútbol, pero con argumentos válidos para llevarse al menos un punto.

El millonario salió a presionar desde el primer minuto y obligó al Fortín a replegarse y sufrir cada avance. Porque rápidamente explotó todas sus virtudes y desnudó las falencias defensivas del equipo de Medina. Al punto que encontró la diferencia en el amanecer del encuentro y el gol reafirmó la supremacía.

A los 15 minutos, cambió el trámite del encuetro cuando Walter Bou arrancó por el medio y quiso eludió a Armani, que le cometió penal. El propio delantero cambió por gol y tuvo su primer grito con la camiseta de Vélez.

El empate revirtió la supremacía e impidió que River siguiera teniendo llegas. Durante un cuarto de hora, los de Medina vivieron su mejor versión en esa primera etapa, porque lo tuvo Lucas Pratto, de frente al arco, con un remate elevado. Y Luca Orellano, con una bomba de zurda desde adentro del área, que desactivó a puro reflejo el arquero Millonario.

Superada la remontada del conjunto del Liniers, la visita encontró otra vez la ventaja, con un remate esquinado de De la Cruz, que se metió abajo contra el palo izquierdo de Lucas Hoyos. Todo se hizo cuesta arriba porque a los de Gallardo les costaba poco complicar al fondo fortinero.

A partir de ahí, todo fue intensidad, vértigo y ambos equipos mezclaron aciertos y errores, según les tocara atacar o defender. En definitiva, completaron un entretenido primer tiempo, en el que los de Núñez se fueron al descanso con una diferencia que justificaron por desarrollo y situaciones ante los arcos.

EL complemento fue distinto porque Vélez salió de ese predominio al que lo sometió River y adelantó sus líneas, lo fue a buscar con poca claridad pero mucha verguenza. Y eso el público lo reconoció apoyando desde los cuatro costados.

El partido dinámico de la primera mitad, se convirtió en áspero, cortado y muy conversado en el complemento, aunque nunca dejó de ser emotivo. El local fue una y otra vez, y al igual que en los encuentros por la CONMEBOL Libertadores, hizo figura a Armani.

De tanto ir por su premio, el local lo encontró en el final, con una jugada que incluyó un remate de Leonardo Jara, un desborde de Santiago Cáseres, una asistencia de Nicolás Garayalde y la aparición goleadora de Abiel Osorio, para empujarla, sólo por el segundo palo y desatar la locura en Liniers.

Vélez llegó al empate que buscó y mereció, fue agónico y con mucho sufrimiento, pero hizo todo para revertir la desventaja del primer tiempo y superar a un rival al que, en el segundo tiempo, lo sometió y obligó a retroceder para buscar que los minutos corran. Otra prueba de caracter de un equipo que no brilla, pero que deja todo cada vez que la circunstancia lo requiere. Y eso el hincha lo reconoce y festeja.