En una sencilla pero muy emotiva ceremonia, durante la tarde del martes se celebró en el Polideportivo el nombramiento de uno de los terrenos de juego en memoria del querido Toto Calvanese.

Con la presencia de su hija Adriana y su nieto Leandro, la comisión directiva le rindió homenaje a uno de los hombres que forjaron la grandeza de la institución con la formación de jugadores que grabaron sus nombres en la historia con tinta dorada.

Salvador Calvanese fue uno de los entrenadores más destacados de la inagotable cantera velezana, nutriendo a la primera división con valores profesionales y humanos, moldeados por su mano idónea. 

Tomó la palabra Rodrigo Rapisarda quien le dio la bienvenida a los presentes y tomó las riendas del reconocimiento para el Toto, asumiendo el mismo deseo de su padre, el Presidente del club, quien se recupera del COVID en buen estado de salud. 

Inmediatamente, se sumó con un discurso de palabras firmes un histórico como Pedro Larraquy. "Esto no empieza ni termina con un simle homenaje. Va a quedar para siempre grabado en este campo de juego", simbolizó el hombre que más presencias guarda con la casaca fortinera por detrás de Fabián Cubero. "Van a pasar los años y un chico va a leer su nombre en esta cancha y todos van a saber de quién se trata, un gran profesional y un gran formador", cerró con emoción visible Pedro.

Siguieron los tetsimonios de los vicepresidentes Diego González y Adrián Peláez, también con cariñosas palabras para Salvador, quien seguramente tomó un lugar de privilegio para observar desde arriba su homenaje. Entre los presentes se destacaban Rodolfo Pérez, Fabián Flores, Claudio Pugliese, Pablo Biondi y Carlos Meilán.

Llegó el momento para que su hija Adriana brinde sus sensaciones. "En todos estos años como familia, estuvimos a su lado. El nombraba a todos y consideraba a Vélez su familia. Venir al club era lo que su corazón le dictaba", afirmó aferrada al recuerdo de su padre.

Se entregaron dos cuadros con una imágen de su hija y su nieto con una hermosa bandera con su imágen, más una camiseta de Vélez enmarcada con el 9 en su espalda y el característico Toto.

La gigantografía que ocupa uno de los paneles laterales de la cancha número uno con su imagen y su nombre simbolizan la eternidad de un hombre indispensable para un gran club. 

Seguramente, estará sentado en un rincón junto a su amigo Pocho Blanco, hablando de Vélez y descubriendo algún talento para nuestra Fábrica.