Lucas David Pratto marcó su regreso a Vélez. El delantero amado y querido por todo el pueblo velezano, vuelve a vestir la camiseta fortinera buscando reeditar la gloria que alcanzó en su primera etapa.

El Oso, es un jugador al que aprendimos a amarlo luego de sufrirlo. Con las medias semi caídas. Con su espalda apenas encorvada. El 2 en su dorsal. En esa caprichosa forma de mostrarse en cada uno de los goles que marcó con la Universidad Católica de Chile en aquella visita al Amalfitani en la Libertadores 2011, donde se paseó frente a la siempre calificada Platea Norte para chicanear su festejo. Desde ese dolor, desde esa muestra inequívoca de su potencial, nació el amor como una conquista a futuro.

Así fue que Vélez comenzó a trazar los caminos para ir a su encuentro. Fue para el inicio del año 2012 en donde se cruzaron los destinos de Club y jugador. Con el recuerdo fresco de aquella noche copera sobre el lomo y la tinta fresca de una firma que se estampaba, lo prestaban un rato (en 2013 se adquirió el pase al Génoa de Italia) para empezar a amarlo, justamente en la misma competencia que nos había conquistado. Esta vez, vistiendo la nuestra.

Del 2012 a 2014 escribió su historia. Defendió la camiseta fortinera con el mítico 12 en su espalda en un total de 127 juegos, en los que marcó 42 goles. Dio tres vueltas olímpicas siendo un referente absoluto en el Torneo Inicial 2012, Campeonato Fútbol Argentino 2012/2013 (gol incluído en Mendoza ante Newell´s) y Supercopa Argentina 2014. Demostrando que no es necesario vivir eternamente en un club para ser ídolo.

Llegó el tiempo de emigrar y vistió las divisas de Atlético Mineiro y San Pablo de Brasil; pero fue en River Plate donde logró alcanzar el nivel mostrado en Liniers. Amado por el pueblo riverplatense, fue determinante en la imborrable final de la Libertadores ante Boca en La Bombonera y en el Estadio Santiago Bernabeu. Con el conjunto Millonario ganó cuatro títulos.

Probó suerte en el Feyenoord de Holanda donde no tuvo continuidad y una grave lesión apuró su regreso.

Hoy Pratto vuelve al mejor lugar del mundo, como lo posteó alguna vez en Twitter. 

Bienvenido a casa, Oso querido.