Vélez venció a Lanús, puso fin a su sequía goleadora y por primera vez en el torneo sumó de a tres puntos en la tabla. La victoria le permitió salir del fondo de las posiciones y descomprimir la presión que tenía, no sólo por ganar, sino también por haber llegado a la séptima jornada sin convertir goles. 

El comienzo del partido mostró un planteo más agresivo del Fortín, que fiel a su estilo no se desesperó, pero intentó empujar a Lanús contra su propio arco. El Granate aceptó el desafío y se sintió más cómodo refugiado en su campo, a la espera de poder acertar alguna contra, apostando a la velocidad de sus extremos. 

La primera clara del partido la provocó Lucas Janson, que a los 7 minutos recibió de Federico Mancuello, se hamacó hacia adentro y sacó un latigazo desde afuera del área, que buscó ángulo, pero la volada de Acosta le impidió el grito, desviándola al córner.

El minuto 14 del primer tiempo quedará como el punto de quiebre, el momento en que llegó a su fin la racha negativa. Y todo empezó con Thiago Almada y un pase milimétrico para que Francisco Ortega le gane la posición a su marcador y a la carrera meta un centro rasante al punto del penal para Agustín Bouzat, que se encontró de frente a la pelota y le pegó seco y bajo. Gol y 1 a 0. Lo gritó Chiqui y todo Vélez, que volvió a festejar un alma y vida.

En la jugada siguiente, el desahogo pudo haber sido efímero, porque Lanús generó su jugada más clara del partido, que Acosta, sólo dentro del área chica y sin arquero, tiró por arriba del travesaño. 

De ahí en más, al conjunto de Pellegrino le costó mucho sostener el ritmo inicial y se invirtieron los roles, porque fueron los de Zubeldía los que salieron a llevarse por delante a su rival y por momentos lo lograron, aunque por impericia, fortuna y buenas intervenciones, no pudieron alcanzar la igualdad. Vélez no la pasó bien después del gol y en su afán de protegerse, retrocedió, por momentos sufrió, esperó atrás y le costó salir del fondo. Recién sobre el final de la etapa, un tiro elevado de Almada y otro remate de Janson, que tapó el arquero, fueron las únicas reacciones ofensivas de un equipo que se protegió, pero diluyó su poder ofensivo y ni siquiera pudo descansar en su tenencia para tomar aire y descansar de los embates granates. Hasta Lucas Hoyos fue importante en la goleada, porque en ese primer tiempo le ahogó un mano a mano a Sand, que podría haber cambiado la historia.