Los equipos entraron juntos al campo de juego portando cada uno de los futbolistas una misma camiseta: con el número 10 junto al nombre del astro en todos los dorsales, y de frente su reconocida silueta llevando la pelota como su más fiel escudera.

Luego del saludo protocolar, el siguiente paso: todos los jugadores y cuerpos técnicos juntos abrazados en la circunferencia entera del centro de la cancha. De inmediato sonó el tema "La mano de Dios" entonada por el inolvidable Rodrigo Bueno, mientras en el cartel electrónico quedó retratada la imagen de Maradona.

Al unísino retumbaron los estridentes aplausos mientras los jugadores de Gimnasia soltaban globos blancos y en el sonido ambiente se mezclaba el relato de Victor Hugo Morales del gol de Diego a los ingleses. La ceremonia incluyó un atril con la foto de Maradona besando la Copa del Mundo. Emoción a flor de piel para reconocer al mejor de todos los tiempos.

También se soltaron globos con forma de pelota en la Platea Sur, mientras en la Popular Este sobrevolaba un barrilete con el número 10 y una bandera que la hinchada fortinera confeccionó con la leyenda "sembró alegría en el pueblo, regó de gloria este suelo". 

Para cerrar la jornada, una vez concluido el partido en el José Amalfitani, nuevamente, al igual que en la noche del jueves, volvió a cobrar protagonismo el sistema de luces laser que dibujaba figuras del ídolo de todos los argentinos. Los fuegos artificiales le pusieron un broche perfecto al homenaje a Diego Armando Maradona, quien el miércoles pasó a la eternidad mientras en un país lo llora y se jura no olvidarlo jamás.