Fútbol

Desafío de las Glorias

Vélez cerró el año centenario con un encuentro denominado el Desafío de las Glorias. El 1° de diciembre de 2010, el equipo Campeón del Mundo en Japón, reeditó la gesta ante el Milan Glorie con más de 30 mil hinchas en el Amalfitani. Como en el 94, fue victoria fortinera con un tanto de Fernando Pandolfi.

Por Carlos Martino

Vencer las barreras del tiempo. Ganarle la pulseada al destino. Algo que siempre se propuso la institución nacida en 1910, que dio el salto futbolístico al mundo en 1994.

El 2010 marcó el cambio a tres dígitos, para integrar la lista privilegiada de los clubes centenarios en el fútbol mundial. Durante todo el año calendario se fueron gestando y realizando variadas acciones vinculadas a la historia grande del club. La Fiesta Magna fue, sin dudas, el momento máximo de la celebración.

Sin embargo, le quedaba una frutilla más al postre. Un final de festejos que demandó mucho tiempo de gestión para lograrlo. El primer objetivo era conseguir que vinieran a Buenos Aires las figuras que brillaban en ese 2010 en el conjunto milanés. Propósito imposible. Las autoridades de la entidad italiana esgrimían, con cierto toque de humor: "no queremos que nos ganen de nuevo". La alternativa fue convocar al equipo senior del Club, integrado por varias de las estrellas que estuvieron presentes en aquel duelo inolvidable, para todo Vélez, disputado el 1/12/1994 en Japón. Y esa meta, tras meses de ardua negociación, pudo cumplirse.

En la noche del miércoles 1º de diciembre, se materializó el gran y esperado cierre del Año Centenario con el denominado Partido del Centenario - El Desafío de las Glorias entre Vélez y Milan.

El Estadio José Amalfitani vibró con más de 30.000 hinchas velezanos; que, coqueteando con el tiempo, revivieron aquel glorioso 1994 con la noche de Tokio como testigo.

La revancha eterna ante el poderoso equipo rossonero, esta vez se concretó con la excusa de la conmemoración por los cien años del club y a beneficio de entidades de bien público, como lo deseaban los italianos.

Una lluvia de papelitos azules y plateados bañaron el verde césped, el estruendo sinfónico de los fuegos de artificio en el rito de coronación de entonces, y los capitanes de ambas escuadras que encabezan la fila de los XI que asumieron el reto. Roberto Luis Trotta, por un lado. El mítico Franco Baresi, por el otro.  De a uno se abrían paso las grandes glorias del fútbol mundial para ponerle cuerpo a una fiesta, que excedió ganándole por goleada, y sin dudas, a la imaginación.

Allí estaban Vélez y el Milan. Como 16 años atrás. Lejos de aquella contienda intercontinental. Bien cerca de la celebración mutua sin rivalidades más que las que encerraron estos poco más de sesenta minutos de juego que propusieron disputar.

El Fortín lució la casaca con la V dorada de gala para la cita. El conjunto rossonero vistió el clásico modelo de bastones finitos respondiendo a los diseños de su historia. Con el gran Virrey de Liniers sentado en el banco de suplentes junto a su grupo de colaboradores, que ayudaron a forjar, desde sus lugares, el capítulo de mayor relevancia de nuestros cien años de vida.

Solo faltó el gran José Luis Chilavert en el arco (no jugó, pero estuvo presente en los festejos). En cancha, los otros 10 guerreros que abrazaron el mundo en Japón.

Así entonces, el Vélez Glorias vestido de dorado formó en el arranque con Juan Carlos Docabo; Héctor Almandoz, Roberto Trotta, Víctor Hugo Sotomayor y Raúl Cardozo; José Horacio Basualdo, Marcelo Gómez, Christian Bassedas y Roberto Pompei; José Oscar Flores y Omar Andrés Asad. Más tarde ingresaron Patricio Camps, Flavio Zandoná, Cecilio Galeano, Pablo Cavallero, Claudio Husaín, Carlos Compagnucci, Fernando Pandolfi, Marcelo Herrera y Fabián el Pícaro Fernández. Un lujo de plantel.

Por parte del Milan Glorie estuvieron en la alineación inicial Dida; Cafú, Franco Baresi, Alessandro Costacurta y Christian Panucci; Roque Júnior, Stefano Eranio, Mario Bertolazzi y Serginho; Andrés Guglielminpietro y Danielle Massaro. Las variantes fueron Ángelo Carbone, Maurizio Ganz, Simone Braglia, Giampietro Maini, Stefano Nava, Pietro Vierchowod y el argentino José Antonio Chamot.

El encuentro contó con el destacado arbitraje del ex juez internacional y mundialista en Alemania 2006, el Señor Horacio Elizondo.

El pitido inicial le puso play a la pausa que detuvo en la vieja casetera de VHS donde descansan las glorias gastadas de tanto repasar y rebobinar sus hazañas. El aire se cubrió de aquellos olores de noches coperas noventosas, donde soñar era moneda corriente y la ilusión cotizaba en bolsa.

Se tuvo que esperar hasta el minuto 29, en el segundo tiempo, a segundos del cierre y los penales. La jugada se barajó de izquierda a derecha y encontró el delicado botín de Pandolfi. Éste se mandó en diagonal para asociarse con el Turu Flores que en uno de sus enganches dentro del área lo dejó al Rifle de cara al arco para despachar un zurdazo cruzado y salir a correr por la noche del Amalfitani reafirmando la grandeza y esa especie de paternidad con el conjunto italiano.

Vélez volvía a ganarle al Milan, tanto tiempo después. Delirio de la gente que acompañó durante todo el partido con las canciones que fueron la banda sonora de aquellos años dorados. Final del partido y arriba Vélez como en toda su historia.

La historia que reafirmaron una vez más los responsables del orgullo bordado como estrella en nuestro pecho.

16 IMÁGENES

Desafío de las Glorias

Desafío de las Glorias

El 1° de diciembre de 2010, el equipo Campeón del Mundo en Japón, reeditó la gesta ante el Milan Glorie con más de 30 mil hinchas en el Amalfitani.