Lleva en su andar el potrero. Cada gambeta, cada recorte de cintura provoca colapso a cada rival que se atreve a enfrentarlo en un mano a mano. En el tramo final, allí donde los goles cuentan, va dejando su cuota, su marca.

Thiago Almada marcó 9 dianas desde su estreno a la fecha. Siete fueron por Superliga, uno por Copa de la Superliga (ante Lanús en el Sur) y uno en la Copa CONMEBOL Sudamericana, el agónico gol ante Aucas que valió una clasificación.

Entre sus mejores conquistas se destaca la gran definición ante Independiente en el Estadio José Amalfitani, donde arrancó desde la izquierda y despachó un derechazo fuerte al palo lejano de Martín Campaña. De cara al hincha, se trepó al alambre con la boca llena de gol.

La personalidad para hacerse cargo del penal en el Monumental, para un triunfo histórico ante River nada más ni nada menos que enfrentando a Franco Armani. Mismo temperamento para adueñarse del balón hirviente en la altura de Quito ante Aucas, con aquella pena máxima sobre la hora que valió el pasaje a la segunda fase de la Copa.

El Guayo muestra un abanico de variantes a la hora de definir y Vélez lo celebra.