Lejano queda el último triunfo con Vélez en la calurosa tarde de Paraná; porque un mes después, en el duro invierno italiano, Nico Domínguez sumó sus primeros minutos con Bologna, en la derrota de su equipo, por la mínima diferencia, ante Torino.
Pero el 2019 fue para él, un año de sueños cumplidos, o al menos gran parte de ellos. Si bien la consolidación y el rol preponderante en el equipo ya lo portaba de torneos anteriores, en pocos meses sumó el reconocimiento casi unánime del ambiente futbolero, porque sus contundentes estadísticas y sus virtudes tácticas lo consagraron -según Superliga- como el mejor volante del fútbol argentino de la temporada 2018/19. Encima, a ese presente furioso, le agregó la llegada al gol, la transferencia a Europa, sus primeras convocatorias a la Selección Mayor, y la inolvidable experiencia de compartir equipo y minutos en cancha con un tal Lionel Messi.
Esa vorágine de sensaciones y noticias extraordinarias para cualquier futbolista no afectaron su rendimiento ni su forma de moverse, dentro y fuera de la cancha; es más, lo potenciaron. Lo que hace suponer que el motor que lo trajo hasta acá no fue dinámica ni su buen pie, sino su mentalidad, madurez y profesionalismo alcanzados con tan sólo 21 años. En los últimos tiempos, las estadísticas se sumaron al fútbol como nunca antes y lo hicieron para ofrecer una gran combinación de datos que, desperdigados en una pantalla no significan demasiado, pero a la hora de interpretarlos y sumarlos como cualidades de un mismo jugador, resultan llamativos porque acercan otra mirada sobre el desempeño de algún futbolista. Y el caso de Nico Domínguez es un ejemplo contundente.
Es uno de los jugadores que mejor performance tuvo en este tiempo, no sólo por lo que se pudo ver en cancha, sino también por lo que marcaron sus registros personales. El volante nacido en Haedo, fue líder temporal en varias de las tablas que suelen utilizarse para medir producciones, y al momento de cerrar su campaña en el fútbol argentino dejó números fabulosos. Desde su debut en Primera, el 9 de marzo de 2017 ante Estudiantes (3 a 2), es el jugador de Vélez que más partidos jugó por Superliga (75), más pases completó (2876), más entregas materializó en campo rival (1527), más cesiones concretó en el último tercio de cancha (694), más quites realizó (224) y más duelos mano a mano ganó (477). Tomando las comparativas con todos los demás planteles, excepto en cantidad de partidos y duelos ganados, se instaló entre los 4 y 5 mejores de cada uno de los rubros que se miden.
Otros apuntes resaltantes en su carrera son que, desde que debutó en Primera División, siempre fue convocado (91 partidos) y nunca quedó fuera de una lista y ni siquiera fue el “jugador 19”, ese que generalmente los técnicos sacan de la nómina a la hora de presentar planilla. Fue titular en 74 ocasiones e ingresó en otras 10 oportunidades, lo que da un total de 84 partidos jugados con la camiseta del Fortín. En 7 encuentros estuvo como suplente y no ingresó. La última vez que se quedó en el banco sin relevar a un compañero fue en la derrota ante Independiente (0-1), el 1 de octubre de 2017. Luego pasaron 68 encuentros en los que sumó minutos. Y desde la llegada de Heinze jugó todos los partidos en los que estuvo a disposición, sólo estuvo ausente en apenas tres encuentros en toda su carrera. Dos por llegar a la quinta amarilla: Lanús (Copa Superliga 2019) y Banfield (Superliga 2019/20), y el restante porque debió presentarse en Bologna para la revisión médica y no pudo estar en el cruce frente a Estudiantes, a fines de Agosto.
En esos 2 años y 8 meses, Nico convirtió 9 goles, los primeros 4 fueron entre 2017 y 2018 y en condición de visitante: Tigre, San Martín San Juan, Unión y Patronato. Luego tuvo que esperar varios meses para volver a “mojar” y recién en la primera fecha de la Superliga 2019/20, ante Racing, anotó su primer tanto en el Amalfitani. Ahí comenzó la racha goleadora, que siguió con un doblete ante Newell´s (único hasta el presente), el impacto frente a River en el Monumental y el último ante Colón. La particularidad es que todos sus goles -2 de cabeza, 3 de zurda y 4 de derecha-, fueron convertidos dentro del área. Y que salvo en la derrota en San Juan y en el empate ante Racing, todos sirvieron para sellar triunfos del equipo.

Pero ninguna historia debe comenzar a recorrerse por el final, porque el vínculo de Nico con Vélez va más allá de estos meses consagratorios. Llegó al Fútbol Amateur del Club, en Noviembre de 2005, con 7 años, cargado de timidez y muchas ganas de jugar a la pelota. Sus primeros pasos fueron en las canchas de tierra, luego hizo toda la tira, alternando Liga y AFA. Pero hubo un hecho puntual que pudo haber cambiado el destino, cuando a pocos meses de llegar a Vélez, sus amigos de Baby Fútbol -con los que había llegado al club- quedaron libres y Nico no quería entrenar más, entonces Juan Lobianco -su primer técnico- le dijo en voz alta y delante de todos: "Nene quedate, que cuando juegues en el Real Madrid, te vas a acordar de mi".
Luego, al comenzar la Novena, le tocó ver los partidos como suplente e ingresó pocos minutos durante el año. Lo mismo le pasó en Octava, hasta el 26 de Mayo de 2013, cuando entró faltando 15 minutos y convirtió los tres goles del triunfo ante Independiente Rivadavia de Mendoza, en la Villa Olímpica. Lo curioso de esa jornada fue que Nico insistió con jugar, pese a que la noche anterior había fallecido su abuelo y casi sin dormir, se sentó en el banco, como en tantas otras oportunidades. Esa fue la última vez que fue suplente en inferiores. Desde ahí, cada vez que defendió la camiseta de Vélez lo hizo como titular, hasta el último partido de la Quinta División, poco antes de saltar a Primera.
La continuidad inmediata lo tuvo como protagonista, capitán del equipo y hasta goleador en la Quinta División dirigida por el “Negro” Gómez. Otra curiosidad en su paso por las juveniles es que no jugó ni un sólo minuto en Cuarta, porque saltó directamente a Reserva, como premio a él y varios integrantes de la categoría 98´, que peleó hasta el final del torneo. Domínguez participó de 7 compromisos en la categoría, en la mayoría fue suplente, y nunca completó los 90 minutos. En ese momento le llegó el llamado para hacer la pretemporada de verano 2017 con el plantel profesional. Y a partir de ahí, comenzó su rodaje en Primera.

Sin dudas es un caso más de los tantos que entrega el fútbol, que viene a confirmar que está lleno de historias increíbles, pero la de “Ojos de cielo” -como suelen llamarlo en redes sociales-, tiene un recorrido vertiginoso y peculiar. Pasaron apenas tres años. Nada. Aquel elegante jugador de la Quinta, que mascó bronca por el torneo que se les escapó ante Boca a fines de 2016, se transformó en este polifuncional volante de Selección que irá a desplegar su elegancia y jerarquía por los campos europeos, mostrando el sello indeleble que llevará por siempre en su ADN, porque juegue donde juegue y se ponga la camiseta que se ponga, será un fiel y digno exponente de la cantera velezana, esa que nos llena de orgullo a todos.
¡Exitos Nico! ¡Gracias y hasta pronto!