Fútbol

El retiro soñado del guerrero

A los 42 minutos del complemento Fabián Cubero ingresó por Gastón Giménez, pisó por última vez el césped del Amalfitani y le puso rúbrica a su biografía como futbolista profesional. Una leyenda viviente de la historia velezana le baja el cortinado a una trayectoria con números para el asombro y un reconocimiento generalizado. El gladiador dio su batalla final. Tras el duelo ante Colón brindó su conferencia de despedida.

Fabián Cubero cerró su noche ocupando el lugar que habitualmente está destinado a Gabriel Heinze en sus conferencias post partido. El eterno capitán se dejó ver emocionado al repasar un carrera y lo que vivió en un Amalfitani que se rindió a sus pies: "Estoy muy agradecido al hincha por acompañarme y hacerme sentir un ídolo", confesó visiblemente sensibilizado, y agregó: "Fue mi noche soñada".

Sorprendió que no fuera la figura del técnico la que caminara desde el vestuario hasta la sala de conferencias, pero la decisión de cambiar al protagonista tenía sentido, lógica y reconocimiento al mismo tiempo. El lugar lo ocupó el hombre de la noche, Fabián Cubero, que contó qué fue lo que vivió en primera persona: "Vengo pensando en este retiro desde la firma en junio. Fue la noche soñada. Antes del partido les pedí a los muchachos que me regalen el mejor partido del año y así fue. Jugaron un partido increíble y les quiero agradecer públicamente a ellos porque me dieron ese plus para que yo tenga la felicidad que tengo y haber podido disfrutar como disfruté".

Pese a que bajó una y otra vez desde las tribunas el clásico canto de guerra (Cubeeeero, Cubeeeero..::!!!), la decisión del cambio llegó en el epílogo del encuentro. Y "Poroto" también tuvo palabras de elogio para con el entrenador: "Le agradezco al hincha por insistir tanto para que Heinze me pusiera (risas). Sabía que el Gringo me iba a dar la posibilidad para retirarme de esta manera, es una gran persona, un gran compañero y un gran técnico. Y quería agradecerle, porque se dio todo para que me pueda retirar como retiré hoy". 

A la hora del balance, el marplatense fue contundente y se manifestó sobre el afecto del público: "Puedo decir que esta es mi casa y estoy muy agradecido al hincha por acompañarme y hacerme sentir un ídolo, porque así me sentí hoy con la ovación y el cariño de la gente". Y finalizó con una frase que denota sus sentimientos, pero también el de toda la gente, que una vez más le retribuyó con amor incondicional lo que dejó en cancha cada vez que se calzó camiseta de Vélez: "Estoy muy feliz de haber terminado mi carrera de esta manera".

Fabián Alberto Cubero nació en Mar del Plata el 21 de diciembre de 1978.

Se formó como futbolista en Almagro, Kimberley y Aldosivi, entidades asentadas en su ciudad natal. El marplatense arribó a Liniers en el 96 por sugerencia del Preparador Físico Julio Santella (en el 93, acompañado por dos amigos, vino a probarse al Club y fue "rebotado" por exceso de jugadores en el puesto) y se puso a las órdenes del cuerpo técnico de Carlos Bianchipero se estrenó en la máxima categoría, con la venia del entrenador Osvaldo Piazza, el 17 de noviembre de 1996, por la 13ª fecha del Apertura, en el marco de una derrota por 2 a 0 ante Estudiantes de la Plata en el Amalfitani. 

Esa tarde Vélez alineó a Cavallero; Zandoná, Banegas, Franco y Williams; Cubero, Galeano, Rivero, Mauro Cantoro; Asad y Cordone. Junto al polifuncional oriundo de Mar del Plata, en aquella jornada, hicieron su bautismo en el profesionalismo Rodrigo Marangoni, Ariel Ércoli y Diego Trotta; los platenses alinearon en su XI al actual entrenador del Seleccionado nacional, Lionel Scaloni, su compañero en el Mundial malayo. 

El hombre récord se afirmó y no abandonó la formación titular a partir de 1998. En su trayectoria que supera los cuatro lustros como jugador de Vélez, el nacido en La Feliz conformó y convenció por sus condiciones, su capacidad física y su lucidez para leer el juego, a técnicos de variados estilos como Marcelo Bielsa, Eduardo Solari, Julio Cesar Falcioni, Eduardo Luján Manera, Salvador Calvanese (interino), Oscar Tabarez, Carlos Compagnucci, Edgardo Bauza, Carlos Ischia, Alberto Fanesi, Miguel Ángel Russo, Ricardo La Volpe, Pedro Larraquy (interino), Hugo Tocalli, Ricardo Gareca, José Flores, Christian Bassedas, Omar De Felippe, e integró en un puñado de ocasiones el elenco inicial diseñado por Gabriel Heinze.

Su primer gol lo convirtió el 25 de octubre de 2002 (Apertura, 14ª fecha), cuando a los cinco minutos abrió el marcador en un triunfo frente a Gimnasia por 3 a 1. Su último grito se registró 27 de noviembre de 2017 cuando, por la 10ª jornada de la Superliga, quebró el cero en una victoria ante Olimpo por 3 a 0.

Convocado por José Pekerman formó parte del plantel que se consagró Campeón Mundial Juvenil en Malasia 1997. El legendario futbolista velezano disputó el partido final ante el representativo uruguayo.

Transferido a los Tigres de la UANL en 2007, el padre de Indiana, Allegra y Sienna viajó al país azteca y se alistó en los Felinos una temporada y media, lapso tras el cual volvió para continuar su carrera en nuestra institución.

Durante su extenso derrotero en Vélez se colgó en su cuello siete medallas locales. Actuando como volante derecho, mediocampista centro, marcador de punta derecho o zaguero, consiguió cuatro torneos Clausura (1998, 2005, 2009, 2011), el Inicial 2012, la Superfinal 2012/13 y la Supercopa 2013. De esta manera se transformó en uno de los escasos futbolistas en lograr títulos nacionales en tres décadas diferentes.

El 30 de septiembre de 2012, jornada en la que Vélez tropezó ante Colón por 4 a 2 en Liniersel abanderado del temperamento, alcanzó el récord de 457 presentaciones en defensa de la V azulada, marca que ostentaba desde 1987 Pedro Larraquy, guarismo que superó la semana siguiente frente a Newell´s en Rosario.

Fabián Cubero marcó 17 tantos y recibió en 26 ocasiones la tarjeta roja (20 en certámenes AFA y 6 en torneos internacionales), y dejó atrás, con 21 expulsiones, a próceres de este rubro como Roberto Trotta y el fallecido Edgardo Prátola.

El viernes 18 de octubre de 2013, cuando asomó la cabeza y el dorsal “5”por la boca del kilométrico túnel y pisó con sus botines la gramilla del Cilindro de Avellaneda para batallar con Racing por el 12ª capítulo del certamen Inicial, completó los 500 partidos como profesional, inscribió su apellido en la exuberante bibliografía del fútbol criollo y engrosó, junto a un puñado de celebridades como Ricardo Bochini, Hugo Gatti o Roberto Telch, la nómina de jugadores que alcanzaron y superaron ese escollo numérico.

Su legajo denuncia en esta, su última función, 516 compromisos por Torneos locales, 117 por Torneos internacionales y 10 por Copas nacionales. 633 presencias, cifra que lo ubica en el séptimo lugar en el listado de jugadores con mayor cantidad de cotejos disputados en los casi noventa años de vida profesional del deporte más popular de la Argentina, detrás de Hugo Gatti (819), Ricardo Bochini (714), el Mono Navarro Montoya (683), Carlos Biasutto (665), Roberto Telch (655) y Ubaldo Matildo Fillol (644). Otro dato estadístico: el dueño del dorsal “5”ocupa el segundo peldaño entre los jugadores que usaron una sola casaca en sus carreras, debajo de Bochini (714 en Independiente) y por encima de Oscar Garré en Ferro. El histórico emblema fortinero trituró otra marca, es el futbolista de campo más longevo que se ha calzado nuestra camiseta.

Bendecido por la genética en su condición física que solo le ha jugado una mala pasada en este segmento epilogar de su trayectoria, serio en lo profesional como pocos, estas últimas dos características fueron pilares fundamentales para sostenerse durante tanto tiempo en el máximo nivel competitivo. Sus méritos futbolísticos para permanecer, a días de cumplir 41 años, han sido: inteligencia y disciplina táctica, sangre, sudor y corazón. Mantenerse veintitrés años en la elite es un mérito enorme dentro de una profesión donde la competencia individual es permanente, la crítica es cruel y las lesiones pasan factura.

El 29 de febrero de 2020 ha sido la fecha escogida para que los hinchas puedan rendirle tributo a su recorrido sin máculas como jugador velezano.

Esta tarde noche, al ingresar al terreno en el reto ante Colón, levantó sus brazos envuelto en un halo de emoción para responder al cariño de SU GENTE, recibió la cinta de capitán de manos de uno de sus herederos, Lautaro Giannetti, libró su combate final y, como siempre… se retiró ganador del campo de batalla.

¡Gracias por tanto Poroto!