Con un gran desempeño colectivo, potenciado por un rendimiento óptimo desde lo individual; Vélez superó muy merecidamente a Banfield en Liniers, sumando otra vez tres puntos muy valiosos pensando en la próxima temporada.

Sin su ancho de espadas (Mauro Zárate, descartado por lesión), el conjunto comandado por Gabriel Heinze mostró un orden táctico superlativo varios pasajes del encuentro, para sacar adelante un resultado que termina siendo vital para alimentar, además, la confianza del grupo.

Con un notorio cambio de la columna vertebral, el ingreso de Aguerre en el arco le dio la seguridad a la salida gracias a su buen pie y su sobria actuación bajo los tres palos. También el regreso de Santi Cáseres a la zona medular del equipo, le aportó equilibrio y prolijidad a las transiciones.

Es que Vélez tuvo puntos muy altos en varios de sus hombres. Porque si bien, en el primer tiempo, fue Banfield el que contó con algunas claras como un tiro en el travesaño y una doble tapada de Aguerre; en esa etapa, el Fortín también tuvo argumentos sólidos y llegadas profundas como para inquietar a Arboleda.

Bouzat fue imparable para Sporle, volviéndolo loco durante su estadía en el carril derecho. El 10 de Vélez, fue fundamental en el repliegue del equipo al igual que para ganar en el uno contra uno cuando incursionó en el área rival. Inquietó con remates desde afuera y lastimó cuando lo demandaba el juego. Vargas se vuelve un talismán para este Vélez. Todo lo que toca lo convierte en perlas preciosas para sus compañeros. Vertical y letal, el Mono no sólo convierte, también asiste y entrega su mejor versión. Otro de los sobresalientes fue Joaquín Laso. El central sacó todo y creció con el correr de los minutos. Terminó acalambrado hasta la oreja de ir al piso en todas las que lo exigió la jugada y siempre fue ganador.

Qué hablar de Lucas Robertone. Hoy el volante se cargó el juego al hombro y desde su pie se generaron las mejores ocasiones. Se subió al podio para ser el mejor de los 90 minutos ante el Taladro y volvió a anotarse en la red, donde comienza a ser infalible. Bienvenido su nivel, su claridad y su entrega, para jugar cuando se lo necesita y para meter fuerte en las divididas.

El gol llegó en la buena combinación de los pibes de Vélez. Porque la inició Domínguez, la cedió a Robertone, que a su vez la abrió a la izquierda para Vargas. El Mono en un juego de piernas y amagues, habilitó en el medio al mismo Robertone que con un movimiento bisagra de su pie, ubicó la pelota en el palo más lejano de Arboleda. El Fortín capitalizó en esa jugada todo lo que venía mereciendo por intención su propuesta ambiciosa.

El equipo de Heinze volvió a ganar. Sumó tres puntos de oro en la nueva temporada que ya arrancó para Vélez. Hilvanó su segunda victoria, mostró su mejor juego y dispone de tiempo para seguir creciendo.