Fútbol

La Séptima Maravilla

La Séptima División dirigida por Héctor Manfredi inauguró los festejos de una gran mañana de sábado para las Juveniles del Fortín. Tras vencer 3-2 a Temperley, la Categoría 2001 se consagró Campeona a una fecha del final en un Torneo que la tuvo como abanderada del fútbol bien jugado y con una ofensiva letal comanda da por su goleador y figura, Thiago Almada.

Campeonazos. Thiago Almada y sus compañeros celebran la obtención del Título.
Por Diego Guitian

La Séptima División dirigida por Héctor Manfredi inauguró los festejos de una gran mañana de sábado para las Juveniles del Fortín. Tras vencer 3-2 a Temperley, la Categoría 2001 se consagró Campeona a una fecha del final en un Torneo que la tuvo como abanderada del fútbol bien jugado y con una ofensiva letal comanda da por su goleador y figura, Thiago Almada. 

Tuvieron que pasar cuatro años para que una División del Fútbol Amateur del Fortín vuelva a gritar Campeón. Aquella vez también fue doblete de Cuarta y Quinta, como hoy resultó ser Séptima y Novena. En el medio, tan solo la diosa fortuna impidió que algún equipo más del semillero se pudiera consagrar. ¿Por qué recurrir a la suerte como único factor por el cual no se dio una vuelta olímpica? Porque en el Fútbol Infanto Juvenil de Vélez se hace casi todo bien, incluso es un estilo de formar jugadores que va más allá de quien sea el Coordinador o Entrenador de turno. Por supuesto que cada profesional impone su impronta, corrige, mejora, evoluciona el trabajo realizado. Pero la cantera fortinera tiene una marca indeleble que se propaga con el correr de los años: Captación + Selección + Formación fecunda = Buenos jugadores de fútbol. Y los que juegan bien, ganan. Y el que más gana, es el mejor. Simple.

Y realmente la Séptima División de Vélez fue la mejor entre todas las Categorías 2001. Los números lo certifican: 21 Victorias, 6 Empates y tan solo una derrota, 75 goles a favor y 22 en contra, en 28 jornadas y con una fecha todavía por jugar. Seis puntos de distancia le sacó al segundo, Newell´s, casualmente el único verdugo del cuadro de Héctor Manfredi en la Fecha 12, en un verdadero partidazo en la Villa Olímpica que la Lepra se llevó 4-3, sobre la hora. Aquel día no jugó Thiago Almada, el cerebro, goleador y figura del equipo y quizás el mejor jugador entre todas las 2001. Thiago es más que la onceava parte de un conjunto pero a su vez, se potencia por todos sus compañeros, la mayoría de buen pie como él.

La Séptima de Vélez juega al fútbol que le gusta a la gente que gusta del buen fútbol: pelota al piso, rara vez vez por el aire y siempre apostando a las sociedades para explotar una voracidad ofensiva encomiable que ostentan sábado a sábado.

Este sábado en la cancha auxiliar del Estadio Alfredo Berenger, fue una prueba más donde se demostró cabalmente a qué juegan los dirigidos por Manfredi. En 15 minutos lograron ponerse 2-0 con goles de Florián Monzón y un tanto en contra, tras una gran jugada de Almada. En el arranque del segundo tiempo, Thiago sacó un derechazo desde 25 metros y clavó la pelota en el ángulo para estirar lo que comenzaba a ser goleada. Pero como suele pasar cuando a un equipo le resulta todo tan fácil, se relajaron. Y el Celeste descontó dos veces hasta llegar al 3-2. Nada se puso en riesgo, solamente faltaron que se consuman los minutos para que la ansiada vuelta olímpica cobrara lugar.

Por ahí andaba extasiado el Ruso Manfredi, un FOR-MA-DOR con todas las letras, que le aportó a su equipo el carácter para ser mejor de lo que eran. Junto a Juan Carlos Ryzy, su ayudante de campo, y el Profe Martín Polo, hicieron de la Séptima un conjunto granítico entre fútbol y condición física.

Otro dato que llama la atención de la 2001 de Vélez es que todo su once titular marcó goles. Patricio Pernicone, Juvenal Tikac, Damián Fernández y Felipe Di Lena (lateral zurdo de gran pegada), fueron solidez en el fondo y capacidad ofensiva para empezar a hilvanar jugadas desde atrás. Sus volantes internos, Patricio Flamenco y Franco Vega, dos pulpos con capacidad de recuperación y claridad para romper líneas. Ambos, claves en esta gesta.  Y por afuera, Joaquín García e Isaías Barroza, dos alas bien abiertas para profundizar el juego. Almada, el que rompe el molde con sus gambetas y las redes, porque con 23 goles es el máximo artillero del equipo en el Torneo. Y unos metros más arriba, el otro atacante, Florían Monzón, el tucumano que con 16 gritos se anotó como segundo goleador. Claro que el recambio fue necesario, por caso Lucas Rebecchi, otro de los atacantes con marcado poder ofensivo. Tobías Fernández y Facundo Cáseres nunca se escondieron cuando hubo que correr pero sobre todo, jugar al fútbol. Así es la Séptima de Vélez. Un equipazo que consiguió su primer título en Juveniles pero no la primera vuelta olímpica que dan, dado que ya en Infantiles habían conseguido dos de los tres títulos de aquella etapa formativa con Cristian Gómez (hoy en Independiente) y Marcelo Bravo como DT.

Vélez Sarsfield volvió a dejar en claro que su nutrida cantera no es mera casualidad. Hay trabajo y profesionales capacitados para conseguir a los mejores jugadores, formarlos y elevarles el rendimiento. Históricamente esta fórmula dio resultados. La Categoría 2001 nació bien, pero en Vélez, se formó aún mejor. El tiempo dirá para qué están. Hoy por hoy, son uno de los mejores equipos de todo el Fútbol Infanto Juvenil de la Argentina. Y con sobradas muestras para acreditar lo dicho.

Salud, Campeón.