Fútbol

Valió la pena esperarlo

''Me encariñé mucho con el club, puedo decir que me hice hincha de Vélez'', dijo hace tres meses Lautaro Giannetti. Pero los caminos que unieron al Fortín con el Pupi, tardaron en entrelazarse. Primero, en su arribo al club y más tarde, para verlo figura del primer equipo luego de un torneo consagratorio.

Desde que volvió a jugar en Primera con Russo, no salió más salvo por una lesión o suspensión por amarillas. Y Bassedas le refrendó la confianza para convertirse en el mariscal del área velezana.
Por Diego Guitian

Corría el año 2010 y la historia dice que con 17 años ya jugaba en la Primera de Fútbol San Nicolás. Allí lo vio el captador Sebastián Pait (un especialista en la materia de reclutar talentos) y le propuso sumarse a Vélez. Con el paso de los años, el oficio de ''scouting'' se hizo cada vez más complejo. Ante un juvenil que promete, son cada vez más las instituciones que afilan a sus ''buscadores'' para quedarse con el jugador en cuestión. En aquella oportunidad, Lautaro Giannetti era seguido muy de cerca por Huracán, Independiente y Boca además de Vélez. 

''El Técnico del club donde jugaba Pupi me dijo ´Seba, este es un jugador para Vélez´ y entonces lo trajimos aunque nos costó. Después de hacer una Pretemporada con nosotros, se fue a Huracán. El desarraigo resultó clave para tentarlo porque Lautaro regresó a San Nicolás dado que extrañaba a su familia, aunque él y su padre querían que jugara en Vélez. Un año más tarde, ellos fueron a pedir el pase en Huracán, volvió al Fortín y no se fue más??, recuerda Pait.

Giannetti eligió jugar en Vélez, como aquella noche fría de junio de 2011, empezar a amarlo según sus propias palabras en el Mano a Mano con los socios: ''La semifinal con Peñarol por Copa Libertadores me abrió la cabeza. El recibimiento del hincha para con el equipo fue hermoso aquel día. Me encariñé mucho con Vélez y desde ahí puedo decir que soy hincha del club''.

En su primer año en Inferiores (2011), con edad de Quinta División, lo citaron a la Selección Sub 20. La prestancia que ofrecía en los cruces, esa calidad tan propia de su estilo para salir jugando, levantaban comentarios en las Inferiores del Fortín. En Cuarta (2012) casi no jugó porque Ricardo Gareca lo convocó para la Primera y Héctor Almandoz comenzó a darle rodaje en Reserva, divisional que ya había pisado el año anterior. El debut en la máxima categoría llegó el 29 de marzo, en la eliminación por penales ante Rosario Central (en Salta) por Copa Argentina. Argentinos Juniors (0-2) y Belgrano (0-1), fueron las siguientes escalas de Giannetti con la V en el pecho.

Llegaba el 2013 y con él, un nuevo llamado desde Ezeiza. Marcelo Trobbiani lo convocó para disputar el Sudamericano Sub 20 en Mendoza pero el fracaso argentino fue tal en aquel torneo (quedó afuera de la segunda fase y por consiguiente del Mundial a jugarse en Turquía), que varios jugadores quedaron marcados injustamente, siendo tan jóvenes, por una mala campaña. Incluso Lautaro, titular en tres de los cuatro los partidos de la albiceleste.  

Entre ese año y el 2014 jugó tan solo cuatro encuentros por Torneo y Libertadores. La falta de continuidad comenzaba a ser moneda corriente en su juego y parecía quedar en el olvido detrás Sebastián Domínguez, Fernando Tobio y luego Juan Sabia. Era reprendido por querer salir jugando y perder la pelota o bien por sus desconcentraciones. Pupi, con casi 21 años, todavía no estaba maduro para dar el salto aunque cada vez que pudo, Walter Pico lo hizo jugar en Reserva. Pero en esos ratos de bronca interna y carencia de oportunidades, nunca bajó los brazos. Ahí comenzó a templar su carácter.

Miguel Ángel Russo tomó las riendas del primer equipo a comienzos de 2015, sin embargo, con la llegada de Hernán Pellerano, Emiliano Amor picó en punta para formar la zaga y Giannetti otra vez, postergado en la consideración. Fueron tantas las veces que parecía quedar de lado que, una vez que agarró confianza, nunca más iba a soltar la camiseta de Vélez. Y así sucedió el 13 de julio, ante Tigre (2-2) en el Amalfitani. Russo le dio chance por la gran cantidad de ausencias debido a suspensiones (Pérez Acuña y Grillo), lesión (Cubero) y desvinculaciones (Pellerano). Lautaro la tomó y comenzó a crecer a pasos agigantados. Disputó los 15 partidos que restaban del Torneo 2015 y tres por Copa Argentina. Si jugaba Vélez, Giannetti era cada vez más titular en un equipo que no encontraba resultados positivos pero iba consolidando al mejor central de su cantera.

Con la llegada de Christian Bassedas, Pupi fue artífice principal desde el fondo de un rendimiento que comenzó a solidificarse en lo colectivo. El hincha de Vélez empezaba a reconocerlo cada vez más y tuvo su punto máximo de ebullición el 22 de abril, ante Argentinos Juniors en el Amalfitani, con el 1-0 sobre la hora merced a un cabezazo suyo. Debut en la red. Grito y euforia para consolidar un alto nivel que fue mostrando con su 1,84 mts. y 79 kgs. Erguido y cabeza levantada para transportar el balón, encabeza hoy día la encuesta del Sitio Oficial para saber quién fue el mejor jugador del Torneo. Y ahí aparece Lautaro con casi el 52 % de los votos.

Desde que volvió a jugar en Primera con Russo, no salió más salvo por una lesión o suspensión por amarillas. Y Bassedas le refrendó la confianza para convertirse en el mariscal del área velezana.

Bonachón, de pocas palabras pero sonrisa gentil y siempre bien predispuesto. En noviembre cumplirá 23 años y cada vez que puede, regresa a San Nicolás para estar con su familia. Allí, ahora mismo, está recargando pilas para encarar un segundo semestre que se presenta exigente. Con Vélez y la Selección Argentina, dado que Gerardo Martino anotó su nombre en los 35 preseleccionados de cara a los Juegos Olímpicos. Resta el corte final para conocer la lista definitiva y Pupi añora estar en Río 2016. Ya conoce demasiado esto de poner a prueba su paciencia y espera una nueva oportunidad para redimirse con la celeste y blanca. Mientras tanto, en Vélez, valió la pena aguardar por la madurez que hoy muestra Giannetti. Un central del que no se conoce su techo porque cada vez que juega, eleva su vara de rendimiento.