Fútbol

Besa mi Chile, Cobre y Mineral

Vélez albergó cuatro futbolistas de la tierra de la cueca y el copihue, del cóndor y el huemul: Waldo Ponce, Nelson Tapia, José Luis Sánchez e Iván Mayo, la excepción a la regla, el único que brindó una imagen exitosa. Esta página servirá para repasar sus irrepetibles trayectorias en los terrenos nacionales. Así arranca este excelente relato de Gabriel Martínez, que fue publicado en Vélez Magazine.

Nosotros, argentinos al fin, no precisamos de tantos apellidos para causar superior daño. Bastó instalar unos meses a Carlitos, el riojano más famoso, en el centro de Santiago y sentarnos pacientes a esperar las devastadoras consecuencias.

?Para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino?. El texto del preámbulo es claro y contundente. Argentina, país generoso, le abre las puertas a todos nuestros semejantes.

 

Emilio Hernández, José Luis Villanueva, Nicolás Peric, Ivo Basay, Álvaro Ormeño, Jaime Pizarro, Sergio Livingstone, Pablo Galdames, Rodrigo Meléndez, Milovan Mirosevic, Luis Figueroa, Cristian Canio, Dante Poli, Reinaldo Navia, Sebastián Rozental, Fernando Saavedra, Esteban Valencia, Marcos González, Roberto Lucco, Roberto Cartés, Clarence Acuña y Cristian Álvarez. La lista de futbolistas trasandinos que actuaron en la Liga Argentina es larga y puede estar incompleta. De cualquier modo estos nombres le alcanzan y le sobran, amigo fortinero, para llenar el volquete plástico que Mauricio le deja amablemente en la esquina de su casa.

 

Vélez albergó cuatro futbolistas de la tierra de la cueca y el copihue, del cóndor y el huemul: Waldo Ponce, Nelson Tapia, José Luis Sánchez e Iván Mayo, la excepción a la regla, el único que brindó una imagen exitosa. Esta página servirá para repasar sus irrepetibles (por lo chotas) trayectorias en los terrenos nacionales.

 

1-Recomendado por Marcelo Bielsa (una mancha que no salpica su currículum como entrenador), Waldo Alonso Ponce Carrizo arribó a Vélez a comienzos del 08 luego de un fugaz e infeliz paso por el Wolfsburgo para ponerse a las órdenes de Hugo Tocalli. De buen porte físico, algo caderón y lento, fuerte en el juego aéreo, con elegante manejo de pelota y potente remate, Ponce parecía llamado a ser el zaguero central de la alineación titular durante un largo ciclo. Sin embargo, mortificado por inconvenientes físicos, consumió gran parte de su estadía en el Club confinado en el consultorio del Dr. Coppolecchia. Irreemplazable en su selección y cuando la llegada del ?Tigre? Gareca lo ilusionaba con recobrar protagonismo, otra lesión y la irrupción meteórica de Nico Otamendi lo relegaron al banco de suplentes y en su gris recorrido por nuestra Institución superó apenas los 30 partidos marcando solo 3 goles. Una calurosa noche de enero de 2010, munido de unas tijeras de podar, cortó el alambrado perimetral de la Villa Olímpica y se fugó sin saludar y sin llevarse los botines (estaban casi sin uso) tentado por el Wigan pirata. Nacido un 4 de diciembre de 1982, Ponce integró los planteles de la Universidad Católica y Racing de Santander; disputó el Mundial de Sudáfrica con la camiseta roja y actualmente juega (bah, es un decir, está lesionado) en el Cruz Azul mexicano.

 

2-La partida de José Luis Chilavert provocó un agujero imposible de disimular en el arco fortinero. En la búsqueda de un reemplazante acorde, los dirigentes posaron sus ojos en el golero de la Católica y del combinado nacional Nelson Antonio Tapia Ríos, apodado ?Caeza e muela? por su original peinado (Está bien escrito. La verdad, con ese mote no se puede jugar al fútbol). Tapia, defendió nuestra valla en cinco cotejos y rescindió su contrato perseguido por lesiones y flojísimos rendimientos. Justo es señalar su conducta como ser humano,-muy diferente a la de su compatriota Ponce-, ya que resignó parte de sus honorarios aceptando que no había cumplido con las expectativas sobre él depositadas.

 

3-Analizando un VHS con imágenes del San Pablo modelo 94, Carlos Bianchi (este consejo no salpica su carrera como entrenador) sugirió la incorporación de José Luis Sánchez, delantero de Unión Española de notable desempeño ante el team conducido por Tele Santana en los cuartos de final de la Libertadores ganada por El Fortín. El ?Mataor? sin ?D?,-sería un sacrilegio compararlo con Salas o Kempes-, se dio el lujo de pasear dos veces por Tokio y tuvo el orgullo traerse la medalla de Campeón del Mundo dentro de una valija en la que también cargó una computadora de escritorio y una cámara de fotos (obtuvo 1500 instantáneas, presentía que no volvía nunca más) compradas en un Shopping de electrónica. Sánchez estuvo presente en 32 encuentros entre el 94 y el 97, y anotó 6 conquistas (la única recordada fue la que le hizo a River en un 1 a 1 en el Monumental). Su posterior derrotero en las canchas ratificó lo mostrado en Vélez: mediocridad y medianía.

 

4-No todas fueron pálidas. En 1933 con la intención de renovar la plantilla con valores de jerarquía, la Comisión Directiva consensuó la compra del pase del atacante Ivan Mayo Román parido en Quillota un 23 de junio de 1910. El Tesorero cerró las puertas de su oficina y desenterró de la maceta con el malvón fucsia la cajita con los ahorros juntados desde la fundación del club para adquirir la ficha de la figura trasandina, que era pretendida por River y Racing. El ?Chincolito?, tal su seudónimo, (también es una bonita pieza musical de Víctor Jara) aceptó la oferta, cruzó la cordillera en mula y se sumó a las filas de nuestra Institución. Mayo, cuentan los que lo vieron, se adaptó rápidamente a su función de entreala o insider derecho (por el centro del ataque brillaba el juninense Agustín Cosso) y los cronistas experimentados lo señalan como el mejor futbolista chileno que pisó la Argentina junto con Marcelo Salas. El ?Chincolito? se alistó en la famosa delantera conformada por Reta, Cosso, De Dovitis y Reubén, y sus producciones se tiñeron de tal brillantez que fue portada de ?El Gráfico? en dos ocasiones y adornó su indumentaria con el brazalete de capitán durante un prolongado lapso. Sobresalió en un conjunto plagado de estrellas por su gran dominio de balón y sus profundas penetraciones hacia el área rival. Su muy positiva foja de servicios acumuló 50 tantos en 115 actuaciones comprendidas en cinco campeonatos, siendo no solo el primer jugador extranjero en usar la V azulada sino el que dejó mejor recuerdo y aceptación en los fanáticos velezanos. El 15 de noviembre de 1936, el chileno sufrió la fractura del peroné al chocar con el guardameta millonario Sirni,-otras fuentes sostienen que lo quebró un criminal zaguero uruguayo llamado Avelino Padilla-. La medicina de aquella época desconocía de resonancias, tomografías, laparoscopías y otras yerbas. Para sacarse una muela se recurría a un plomero, que primero te anestesiaba con un mazazo en la cabeza y luego extraía la pieza dentaria con una pico de loro; los cálculos en la vesícula los trataba un carnicero y tras su sangrienta intervención, un albañil a fuerza de martillazos y con la ayuda en un cortafierros disolvía las molestas piedritas; y la traumatología quedaba en manos de un carpintero.

 

Una fractura en aquel tiempo aceleraba el retiro del deportista. No reparando en gastos, las autoridades del Club convocaron a una eminencia que será nuevamente mencionada líneas abajo en esta página: el tano Gepetto. El itálico, orfebre de Pinocho (personaje bastardeado y utilizado como asiento por algunos mamarrachos de la farándula vernácula contemporánea), moldeó un peroné de quebracho colorado y lo vinculó con un rulemán germano para simular el movimiento de la rótula. El experimento no dio el fruto deseado. El aciago destino estaba escrito. El trasandino, que había sacado chapa de ídolo, no logró una recuperación satisfactoria y regresó a su tierra donde paseó su fútbol en declive en entidades de menor categoría. Fallecido en 1979 luego de un accidente, Mayo se ganó un lugar de privilegio en la galería de los grandes futbolistas de nuestra centenaria historia. Como homenaje a su brillante carrera un club chileno de Quillota lleva su nombre.

Una mención especial merece Andrés Prieto, que se calzó el buzo de entrenador en la 16ª fecha del Metropolitano 71, y realizó una tarea proba que encaramó a Vélez hasta el subcampeonato.

Dejé para el tramo final de esta reseña el caso más emblemático. En el inicio de los 90 la Dinastía Tudor pergeñó una movida mediática con el objetivo de recuperar el poder que ostentó en Inglaterra entre 1485 y 1603. A tal fin contrató los servicios del genial Gepetto(a la sazón acusaba cerca de 200 años) y le encargó la construcción de una marioneta articulada de gran tamaño. El fenomenal ebanista peninsular talló y torneó de manera admirable un trozo de roble eslavonia transformándolo en un muñeco rubicundo de 1.90mts de estatura logrando una creación superior a su obra cumbre: Pinocho. Los Tudor, conscientes de la mala relación del Reino Unido con la Asociación del Fútbol Argentino y ante la imposibilidad de ubicar al larguirucho monigote en el balompié criollo, recurrieron a las autoridades chilenas, que ni lentas ni perezosas, inscribieron al muñeco en el Registro Civil de Santiago anotándolo con el original nombre de Lukas. ¡Si, adivinó querido lector!, fichado por Newells, el anglo-chileno Lukas Tudor fue el primer futbolista de madera en jugar un torneo de la AFA.

 

Nosotros, argentinos al fin, no precisamos de tantos apellidos para causar superior daño. Bastó instalar unos meses a Carlitos, el riojano más famoso, en el centro de Santiago y sentarnos pacientes a esperar las devastadoras consecuencias.

Las decepciones o frustraciones del fobal se equilibran con los aciertos culturales. Por eso, sigamos disfrutando de la poesía de  Neruda y la narrativa de Gabriela Mistral Escuchemos a la Negra Sosa interpretando las joyas de intenso reclamo social de los talentosos Violeta Parra o Víctor Jara. Endulcémonos los oídos con Lucho Gatica y Quilapayun.

 

Olvidémonos de Pinochet y el Beagle, de Benjamín Vicuña y Pampita, o del iquiqueño Juanito Liner cantando ?La Pastora? en ?Grandes Valores del Tango? (si no lo conoce busque el video en You Tube y péguese sin culpa un tiro en las bolas). Copiemos la rápida capacidad de recuperación ante desastres naturales como los terremotos que los acechan habitualmente e imitemos el ingenio y la imaginación utilizada para el milagroso rescate de los mineros de Copiapó.

 

El fútbol es un divertimento solía decir un filosofo que fumaba con boquilla; y los desencantos o los fiascos forman parte de esa diversión.

 

Gabriel Martínez.