Aquel sábado 4 de Diciembre del 2010 ya quedó sepultado. Ese día, River Plate se alzaba como nuevo campeón de la Séptima División y los chicos de la Categoría 94 de Vélez Sarsfield yacían desconsolados por el césped de la cancha auxiliar de Argentinos Juniors. Otra vez subcampeones. De nuevo la bronca.  Es que perder por penales por segunda vez en el año la definición de un campeonato (la anterior ante el Bicho en el primer torneo) era demasiado. No había consuelo. Y la resignación a una posible revancha para el 2011 sólo podía albergar aires de respiro para Brian Ferreira y sus compañeros.

Sabían que sería un año difícil el pasar a Sexta División. El cambio no sólo acarreaba modificar el turno del colegio (desde Sexta los chicos entrenan por la mañana), sino también imaginar la coronación de un campeonato sin Brian, ni Agustín Allione y Leo Villalba, citados a la Selección Sub 17 y con pocas chances de volver a jugar en la 94 entre el Sudamericano de Ecuador y el Mundial en México.  Y si encima Ricardo Gareca le echaba el ojo a alguno para subirlo a primera, el riesgo de desmembrar el equipo, era mayor. Pero, plantearle esas dudas a un verdadero equipazo como la Sexta, es subestimar al resto del grupo.

Ricardo Valiño, que a mitad de año partiría con destino a México en busca de nuevos desafíos profesionales, armó y consolidó un grupo homogéneo que nunca resignó los aires de protagonismo. Porque si a la Categoría 94 del Fortín todos la catalogan como la sucesora de aquella gloriosa 74 de Pandolfi, Moriggi y Posse, entre varios más, es porque tiene en su haber un caudal de jugadores tan grande que rebasa la línea de los habituales titulares. Sin Ferreira (que definitivamente se instaló con la Primera) se posicionó Ramiro Cáseres y apareció un tal Jonathan Rodríguez que marcó 13 goles en su primer año jugando con la V. Y ante las ausencias de Allione y Villalba durante la primera parte del 2011, siempre se encontraron recambios para no perder el andamiaje de un equipo serio y candidato a ganar lo que juegue. Así pasó la Zona Clasificación, con Vélez en el primer lugar de la Tabla de la Zona C y desafiándose ellos mismos para volver a saborear la hazaña de una nueva final y esta vez sí poder ganarla.

Ya bajo la conducción de Monarriz y el Perro Iervasi nuevamente como en 2010, la Copa Campeonato empezó en los primeros días de Julio y los mejores 18 equipos del país, entre ellos Vélez, amenazaban con disputar un torneo como hacía rato no se vivía en inferiores. Y la Sexta lo arrancó con todo. Victorias con goleadas incluidas ante Estudiantes, Lanús y Newell´s (en Rosario) y dos empates ante Colón y Boca. Quedaba pendiente aquel choque por la fecha 6 ante San Lorenzo que se jugaría casi dos meses después y sería clave en las aspiraciones al título. La primera ?venganza? ante los campeones del 2010, llegó ante Argentinos, a quien golearon 4-2. Siguió un empate 0-0 frente a Gimnasia L.P. en la Villa Olímpica (típico encuentro donde abundaron situaciones pero la pelota no quiso entrar), y la única caída del torneo fue ante Rosario Central y de visitante, inmerecida por cierto. A partir de ahí, la racha triunfal los acompañó hasta coronar. Si Carlos Bianchi definió con ?un cartón lleno? la gesta del Apertura 95 en las últimas seis fechas, la Sexta de Vélez hizo ?saltar la banca? literalmente y todos los premios; ocho triunfos en fila para acomodarse en la primera ubicación y consagrarse ayer ante Racing. Entre esas victorias, la angustiante y sobre el epílogo frente a River Plate (el otro vencedor y ahora vencido), con un golazo de Ramiro Cáseres de tiro libre. Realmente fue más que una simple racha de equipo campeón. Porque pudo divisarse todo el potencial que acumulan estos chicos; triturando rivales y mostrando un recambio asombroso ante las lesiones de algunos jugadores claves como Leo Villalba, que se fracturó el quinto metatarsiano de su pie izquierdo ante Quilmes en la fecha 13. Keko estuvo presente en la jornada del sábado de gloria, y dio en andas del Profe Guido Thompson la ansiada vuelta olímpica.

Tuvieron a lo largo de las 16 fechas carácter para sobreponerse ante las adversidades; les sobró temple para ?poner? todo si con el juego vistoso a veces no alcanzaba. Como en  el encuentro postergado ante San Lorenzo (que también pugnaba por la cima) donde lo golearon en su casa con un 5-1 letal que se guardará en las retinas de todo aquel que haya presenciado aquel ?partido perfecto?. Recuperaron la punta en el Bajo Flores y confirmaron luego las razones que llevaron a este equipo a ser campeón. De la mano de un arquero prometedor como Gonzalo Yordan, de muy buenos reflejos; dos laterales agresivos y con gol, tal el caso de Eros Medaglia y Eric Jerez, que por las bandas hicieron lo que quisieron siempre. Apuntalados por una dupla de centrales de pelota al pie y carácter vehemente, dado que en el juego del capitán Matías Perez Acuña y Gonzalo Piovi, el equipo encontró una muralla defensiva inquebrantable. El medio campo fue la mixtura ideal entre toque, presión y dinámica. Agustín Allione, cerebro del equipo y candidato a realizar la próxima pretemporada junto a la Primera, fue equilibrio y desborde. Lucas Romero, un enjundioso volante central que alcanza con decir que es una ?fiera? fue oxígeno y presión permanente. Lo mismo que su pareja de doble cinco, Leandro Vera, un virtuoso de galera y bastón que actúa como contención y salida todo el tiempo.  Para auxiliarlos y dar una mano, aparecía por izquierda Iván Chacón Quiroz, dueño de una pegada exquisita y profundidad constante. Similar pero diferente a Leonardo Villalba, pistón de ida vuelta, con llegada al arco rival y dueño de una velocidad encomiable. Sobre Keko, podemos agregar que no se sabe si es zurdo o derecho, dado que le pega al balón perfectamente de igual forma con ambas piernas.

Del medio campo para arriba, las variantes abundan. Ramiro Cáseres fue explosión y desequilibrio en el mano a mano. Autor de un golazo ante Racing con apilada incluida de varios rivales, en aquel partido ante San Lorenzo,  la dejó chiquitita y los rivales le hicieron sentir el rigor de su marca, pero nunca se resignó a seguir pidiendo la pelota para divertirse.  Federico Haberkorn fue el 9 de área y pivoteo que todo equipo precisa porque la metió siempre (hasta el momento lleva 9 goles en el torneo y 22 en el año). Bautizado como ?Habergol? y luego de cinco fechas sin convertir, volvió un día ante San Lorenzo y clavó un trifecta determinante. Cabe destacar que Fede ya debutó en Reserva este año. Y espera por su turno Jonathan Rodríguez, un delantero de interesantes condiciones que a causa de la reincidencia de un desgarro, no pudo estar disponible en varios partidos. Pero quien sí dio el presente fue Leandro Leguiza, un baluarte que a aportó dos goles claves en los triunfos ante Quilmes y Chacarita, abriendo la cuenta de ambos partidos.

Como todo Plantel fecundo, también brindaron lo suyo jugadores como Matías Rodríguez y Angel Viotti, preseleccionados el año pasado en la Sub 17 y siempre piezas de recambio a los que apostaron Monarriz y Iervasi.  Por ahí también andaban dando la vuelta olímpica Nicolás De Vito (fanático hincha de Vélez) y Federico Marcucci, que esperan con ansias la vuelta al equipo que los tuvo a ambos como protagonistas el año pasado. De igual forma Yamil Asad (el hijo del Turco), Emanuel Aguilar, Franco Amoroso, Walter Stricker y Ramiro Galante; todos aportando desde la buena predisposición para sumar siempre en el grupo. Adentro y afuera de la cancha.

La Sexta División de Vélez Sarsfield fue un aluvión de fútbol permanente, dosificado con un respaldo físico que le imprimió su Profe, Guido Thompson, mareado ya de tantas vueltas olímpicas que dio con las Categorías 85, 86, 87 y 89. Todo complotó para que fueran campeones una fecha antes del final. Desde los utileros y delegados, hasta esa dupla fenomenal que fue el cerebro del equipo. Porque Diego Monarriz y Hugo Iervasi (apuntalados por el coordinador, Marcelo Romano)  mantuvieron en vilo, motivados y expectantes, a todo un Plantel de lujo. Los ayudaron a cicatrizar heridas que el fútbol a veces deja en el paso de los jóvenes por las divisiones inferiores. Aquellas finales ante Argentinos Juniors y River, dirimidas desde el punto penal y con resultado adverso, ya son historia. Hoy, son ellos los que ríen y saltan, corren, se abrazan y festejan;  rubricando lo hecho con un fútbol tan bien jugado.  Y de a poco se van forjando como jugadores que ven cada más cerca su arribo a la Primera, el verdadero objetivo de todo esto. Y aunque no todos lleguen, fue un lujo la Sexta de Vélez. Un placer verlos jugar y no cansarse de elogiarlos.Cosecha 1994. Salud CAMPEÓN!!!

Diego Luis Guitian

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