Fútbol

El empate más gritado

En esta nueva sección del Sitio Oficial, nos dedicamos a encontrar encuentros emotivos, históricos, especiales e inolvables de Vélez Sarsfield ante cada rival de turno en el presente Torneo Apertura 2011. Por eso, la pluma de Martín Rasumoff nos lleva a aquel encuentro en el Clausura '93, gran conquista en la década dorada, con el gol agónico de Roberto Trotta en Avellaneda ante Lanús.

Faltaban tres minutos para que terminara el partido. De repente llegó un centro desde la derecha enviado por el Pepe Basualdo, el Turu la cabeceó dos veces, la pelota quedó boyando al lado del área chica y el capitán del equipo, Roberto Luis Trotta, la empalmó de zurda cayéndose y clavó el agónico empate.

Dicen que hay empates que valen tres puntos, o en este caso dos, porque por aquellos tiempos la victoria te daba esta última cantidad, la parda un poroto y la derrota no dejaba nada. Vélez, de la mano de Carlos Bianchi, hasta el momento había hecho muy bien su trabajo y lo único que necesitaba era mantener la ventaja que ya había sacado en aquel Clausura 93. Se le venía una parada brava frente a Lanús, que si bien estaba lejos de la punta, de local no había perdido ningún partido (jugaba en esta condición en la cancha de Independiente).

 

Tal como se suponía que iba a ocurrir, el equipo Granate salió a presionar a Vélez sin dejarlo hacer lo que mejor sabía, que era jugar al fútbol. De esta manera, era poca la conexión que había entre los volantes y los delanteros, y la única manera de que les llegara la pelota a estos últimos era mediante los pelotazos largos que metía Chilavert desde su área. Sin embargo, las pocas ocasiones que el Fortín tuvo para convertir quedaron en nada, como una mala definición de Pico y un gol anulado al Gallego González. Por el otro lado la cosa tampoco era muy buena: algunas tapadas de Chila, centros sin destino, mucho físico pero poco fútbol. De esta forma la primera mitad se iba sin pena ni gloria.

 

Así los tantos, se esperaba una reacción por parte de ambos equipos para el segundo tiempo, pero justo cuando los visitantes eran mejores, aparecería el gol de Lanús: Cáceres, tiró una pelota larga que el arquero paraguayo controlaría sin problemas y en pos de cubrirla para facilitarle el trabajo a Chilavert, Trotta le hizo una falta al delantero que sólo el árbitro Aníbal Hay vio y cobró penal. Schurrer lo canjeó por gol y 1 a 0 para el Granate.

 

Los de Liniers estaban un poco nerviosos y esto se veía hasta en el propio Bianchi, quien discutía con los plateístas de Lanús. De todas maneras, una característica del Virrey es la capacidad que tiene para poder pensar sobriamente hasta en los momentos más complicados. Vélez tenía que cambiar algo y decidió jugar con línea de tres en el fondo. El flaco Pellegrino, quien había entrado en el segundo tiempo en reemplazo del lesionado Pacha Cardozo, se fue de centrodelantero para ver si podía enganchar alguna que le quedara.

 

Después del gol de los locales todo fue de Vélez. ?Hay veces que no se puede jugar lindo, pero hay que ganar?. Esta es una frase hecha, pero los de Liniers la pusieron en práctica: Chilavert tiraba bombazos hasta el área rival y no dejaba salir a los dirigidos por un joven Miguel Ángel Russo. Los tenían acorralados, pero todavía faltaba el toque final, el que les diera el tan ansiado empate.

 

Faltaban tres minutos para que terminara el partido. De repente llegó un centro desde la derecha enviado por el Pepe Basualdo, el Turu la cabeceó dos veces, la pelota quedó boyando al lado del área chica y el capitán del equipo, Roberto Luis Trotta, la empalmó de zurda cayéndose y clavó el agónico empate.

 

Si uno habla con alguien que estuvo en la cancha ese día o que lo escuchó por la radio no sería nada raro que esa persona confiese haberlo gritado más que cualquier otro gol en su vida. Es que fue una señal de que Vélez ya era casi campeón a pesar de que todavía faltaban 5 fechas; que se cortaba una racha de 25 años sin ganar ningún título; que mucha gente por primera vez en su vida iba a ver al equipo de Carlitos campeón. Todo eso representaba el gol del empate de Trotta para los hinchas velezanos, y eso que todavía no tenían idea de todo lo que se estaba por venir en esa década.

 

Martín Rasumoff