Fútbol

Que salen a ganar, quieren salir campeón…

Hace algunos meses me sentaba a escribir puros elogios para este equipo. Siempre intentando de una y mil maneras eludir la frase "campeón moral", tan arraigada al subcampeonato de Huracán y el Fantasma del Descenso, no hacía más que intentar reflejar los aplausos de los que despidieron a Vélez en Avellaneda. Hoy, por pura lógica, ese segundo puesto se cristalizó en una estrella más para el Fortín.

Lo más fresco de este resumen, presenta una dualidad. Todavía no entiendo mucho que pasó entre un Centenario lleno de esperanza, al llanto por la eliminación una semana después, el aplauso cerrado y digno de algo que simplemente no se dio. Tampoco me importa: hubo el reconocimiento, parecido a aquel que se dio en Avellaneda, lógico de cuando uno sabe que el mejor de dos equipos no puede ser el que siga en carrera, el que gane, el que salga campeón.

Hace algunos meses me sentaba a escribir puros elogios para este equipo. Siempre intentando de una y mil maneras eludir la frase "campeón moral", tan arraigada al subcampeonato de Huracán y el Fantasma del Descenso, no hacía más que intentar reflejar los aplausos de los que despidieron a Vélez en Avellaneda. Hoy, por pura lógica, ese segundo puesto se cristalizó en una estrella más para el Fortín.

 

Me animo a decir que todos pasamos por muchos estados de ánimo en apenas unos meses. La incertidumbre, la euforia, el miedo, la bronca, el llanto, el orgullo, la felicidad, la revancha...todo afloró en algún pasaje del semestre. Las primeras 3 fechas sin éxitos (el 2-2 contra el Rojo, la derrota ante All Boys en Liniers y la igualdad en uno contra el Bicho) decantaron en un murmullo inquietante, en alguna protesta en forma de canto, hasta en algún pedido de declinación por parte de algunos (Perdón Ricardo, el exitismo y la impaciencia no son buenos aliados del hincha). Pero las cosas se fueron enderezando, de a poco, en los dos caminos. Y el sueño, entonces, fue creciendo en forma exponencial y llenando canchas dentro del país, y fuera cuando las instancias definitivas de la Copa parecían traerla a casa y ya no había ?bolsillo o jefe que impida viajar". Pero hasta llegar a eso, hubo varios kilómetros que recorrer no sin antes avisar en sus hogares: señores dejo todo, me voy a ver a Vélez.

 

Universidad Católica fue la culpable de nuestra primera desilusión. En la primera prueba seria por Copa en casa, después del 3-0 a Caracas, nos ganó 4-3 en un partido para alquilar balcones...claro, si eras ajeno a Vélez. Sobre la hora, el cachetazo fue de KO y la bronca afloró, de nuevo, como aquellas primeras fechas del torneo. Por eso, quiero creer, apenas un puñado de almas viajamos para ver al Fortín contra Unión Española, que ganó 2-1. Ahí también, sobrevoló un "y pongan huevos" que murió en la intrascendencia de apenas unas pocas repeticiones. Hubo revancha en Vélez con igual resultado poco tiempo después. Por el Clausura, en marzo, llegaron las dos primeras victorias, ante Boca y River, esta última festejada hasta la disfonía con el " Cómo me voy a reír, cómo me voy a reír. Cuando juegues con Chaca, Defensa Justicia y el Porvenir...". El partido con San Lorenzo, las banderas, los circulitos rojos, las gastadas...otra vez quedaron manchadas por la muerte absurda. Después, una injusta reanudación en cancha neutral, sin gente y el comienzo del "Vélez contra Todos" en la bandera puesta en la sede durante el entretiempo y la finalización del 2-0 al Ciclón. A esa altura, era imposible no soñar con la doble corona porque los jugadores, me van a demostrar.  

 

Los meses siguientes se plagaron de compromisos para el Fortín, por lo que la agenda se apretó también para los hinchas. Salidas anticipadas del trabajo, picadas más seguidas para acompañar los compromisos lejanos por tele, varios paquetes de cigarrillos más de lo aconsejado. Por suerte, el cronograma local sólo alejaba a nuestros colores hasta Bahía Blanca a donde, para venir a Vélez, se necesita un poco de locura...y otra cosita. El 2-1 fue de los más festejados del certamen local. El otro viaje, más cerca: Santa Fe, 1-1 sobre el final y un punto valioso se fue para Liniers donde Vélez parecía, no tener rival. 2-0 a Newell´s y 3-0 a Arsenal. Pero apareció Quilmes y nos mareó: un 3-2 que no estaba en los planes, un tropezón que no fue caída. Afuera, el Fortín empató sin goles a Católica y plantó la incertidumbre para los presentes en el codo del San Carlos de Apoquindo?las largas cuadras rumbo a la civilización fueron pensando cuál concreta sería la clasificación. Después Vélez despachó a Caracas 3-0 en Venezuela y las dudas se disiparon. Pero Liga aparecía en el horizonte. ¿Tanta mala suerte podíamos tener?. Pero este Vélez daba para todo: 3-0 en Liniers, con gusto a poco, y una entereza envidiable para viajar a Quito. Por primera vez, comprobé que la altura sí se siente, y que es una gran aliada de Liga. Por eso, en la calle, los hinchas del equipo de Patón destilaban confianza "le hacemos 4 en un tiempo" gritaban de vereda a vereda. Otra vez será: 2-0 y la serie cerrada para el puñado de fortineros en Casa Blanca convencidos de que salen a ganar, quieren salir campeón.

 

El ensañamiento se cristalizó tras el 2-0 a Banfield que decantó en una nueva sanción: jugar el partido de ida con Libertad, por 4tos., en cancha de Boca. La indignación se hizo fuerte, pero la suspensión del Amalfitani, también. A pesar de la hora del partido, de la lejanía de la cancha, y de los inconvenientes para encontrar las ubicaciones correspondientes (nunca vi tanta gente perdida como esa noche) despachamos a Libertad con 3-0 en La Bombonera. A Paraguay el hincha acompañó y le puso color a un triunfo capaz de ilusionar hasta las lágrimas. Más que nunca se cantó "ya van a ver, la Copa Libertadores vuelve a Liniers", y se me paraliza el corazón porque no auguraba otra cosa. Lo más fresco de este resumen, presenta una dualidad. Todavía no entiendo mucho que pasó entre un Centenario lleno de esperanza, al llanto por la eliminación una semana después, el aplauso cerrado y digno de algo que simplemente no se dio. Tampoco me importa: hubo el reconocimiento, parecido a aquel que se dio en Avellaneda, lógico de cuando uno sabe que el mejor de dos equipos no puede ser el que siga en carrera, el que gane, el que salga campeón. La angustia perduró, mismo en el plantel, hasta el triunfo con Godoy Cruz que dio un cachetazo: ?che, todavía hay algo por ganar?. Y así fue. Con otra decisión arbitraria, Vélez pagó los platos rotos y no concurrió al Tomás A. Ducó. Pero ese día, los dirigentes y partidarios que sí pudimos ir salimos cantando ?que vamos a salir campeones?, que también se entonó en el club con los que se acercaron a sufrir el partido de Lanús. El campeonato se dio abruptamente, y hasta costó asimilar que la estrella 13 se bordaba en la historia. La clase a Racing, la vuelta olímpica, las cabezas rubias (no voy a hacer un juicio de a quiénes les quedó mejor)?la gloria. Salud campeones, vamos por más. Después de todo lo llevan adentro, como lo llevo yo? y todos ustedes, tan campeones como ellos.

 

Montserrat Brizuela