El Fortín logro una muy importante y agónica clasificación a los octavos de final de la CONMEBOL Sudamericana, tras igualar en un tanto ante Peñarol en el Campeón del Siglo.

En un partido de marcador cerrado pero abierto en juego, los dirigidos por Mauricio Pellegrino encontraron el pasaje a una nueva instancia en el segundo minuto del tiempo añadido, por un agarrón en el área sobre Ricky Centurión. Una vez más, Thiago Almada, asumió la responsabilidad marcando el tanto de la clasificación en un final tremendo.

Con un esquema táctico que varió desde el inicio (el Flaco paró un 3-4-3), Vélez salió al campo de juego en Montevideo con la idea de tener la posesión y tratar de generar peligro, con Fernando Gago como eje fundamental de la generación cada jugada. Tuvo así, durante el primer cuarto de hora la hegemonía del balón; sin embargo, le quedaba bastante lejos la portería de Kevin Dawson.

En cambio, el Carbonero se agrupaba en su campo tratando de anticipar a los hombres de ataque con sus defensores y entregando rápido la pelota a David Terans, quien administraba el juego y los balones detenidos. Fue Peñarol el que llevó más peligro en las áreas durante la primera etapa. Domínguez tuvo una muy buena intervención que completó Galdames despejando a córner. Ésa fue la más clara para el local que buscaba con remates de larga distancia.

Para el complemento, Pellegrino dispuso variantes que le dieron otra impronta al equipo para pararse a jugar en campo rival. Centurión, Thiago, Tarragona, Álvarez, y sobre el final, Orellano, vieron campo dando frescura en cada transición de ataque.

Fue el Fortín el que aprovechó algún quedo físico de Peñarol y empezó a disponer de situaciones veloces en tres cuartos de terreno rival, aún sin acertarle al arco de Dawson. Un remate de media vuelta de Centurión se fue muy cerca, apenas desviado por el golero.

La serie no se definía y todo se encaminaba a la conclusión con tiros desde el punto penal. Cuando el cuarto árbitro marcó los tres minutos de tiempo añadido, el reloj de arena reavivó la historia gloriosa y agónica de la noche ante Aucas. Empujón infantil de Formiliano a Centurión para que el colegiado brasilero no dude en señalar la pena máxima. Sí, faltando tan sólo un minuto de los tres que adicionó.

Fue el Guayo a hacerse cargo de la responsabilidad y no falló. Decoró la portería con un golazo al ángulo y desató toda la locura, hasta un abrazo con lágrimas en los ojos junto a Ricky Centurión.

Pero había tiempo para más. Ni bien sacó del medio Peñarol y en una jugada rápida Acevedo se metió en el área y fue derribado por el ecuatoriano arquero fortinero. Penal para el local. Del éxtasis a la alarma de un gol canjeado por el Cebolla Rodríguez que a esa altura nada podía hacer.

El gol que segundos antes había facturado Thiago valía por dos, por un millón. Vélez escribía una página hermosa en Sudamericana. ¡A octavos, Señores!