Tenía que darse una victoria así. Por el difícil momento que atraviesa el equipo y la urgente necesidad de volver al triunfo, la contextura del rival y la lluvia que nunca dejó de caer en un Amalfitani que en todo momento vibró alto con el canto del hincha. Vélez sumó tres puntos de oro ante el último campeón del fútbol argentino. Con eficacia en momentos claves y agresividad para saber cerrarse, venció a River siendo claramente superior en pos de ponerle el broche a una noche soñada. Y seguramente inolvidable.

El partido transcurrió muy parejo durante los primeros 20 minutos. Así todo la primera chance clara fue de Vélez, a través de un buscapié de Brian Romero que sorprendió a Juan Ignacio Méndez, quien se terminó llevando por delante el balón que luego derivó en las manos de Armani. 

A los 21´, un gran cambio de frente de Lautaro Giannetti al sector opuesto, encontró libre a Claudio Aquino; el volante controló perfecto el pase, encaró hacia el área y sacó un potente remate que se desvió en Mammana para gritar bien fuerte el 1-0. Gran presentación del nacido en Adrogué hace 32 años.

Con el 1-0 los muchachos del Gallego Méndez se volvieron firmes en el fondo y llevaron a su rival a manejar la pelota lejos de Gastón Gómez, y cuando Chila tuvo que interceder, se ofreció muy seguro en cada pelota aérea, la vía más directa que encontraron los dirigidos por Martín Demichelis en la lluviosa nocha de Liniers. 

La clave de la victoria estuvo en los primeros 15 minutos del complemento, momento donde El Fortín salió decidido a estirar la ventaja. Armani respondió con solvencia ante un tiro libre de Aquino y también le tapó el gol a Romero, quien volvió a estar cerca mediante un remate con rosca al segundo palo que se fue muy cerca.

El 2-0 estaba al caer y llegó por las ganas de Vélez de ir a buscarlo. Presión alta de Santiago Castro en la salida millonaria, Méndez salió a la caza de Nicolás De La Cruz y punteó el balón para que el Toto reingresara a la escena abriéndose hacia la medialuna del área y rematando abajo, preciso, con furia, para desatar la euforia total en el Amalfitani. Justo cuando el hincha explotaba en aliento llegó el segundo tanto, dando lugar una comunión perfecta desde afuera y hacia adentro de la cancha.

Minutos antes River desplegó su abundancia con los ingresos de Ignacio Fernández, Salomón Rondón y Esequiel Barco, a quien Chila Gómez le desactivó una bomba terrible con destino de gol. La visita volvió a manejar el balón, pero Vélez le cerró los caminos con una tarea excepcional de la línea de cuatro, con picos altísimos de Lautaro Giannetti y Elías Gómez.

Con el pitazo final, la alegría hizo olvidar a la incesante lluvia. Como pocas veces últimamente, Vélez ganó de acuerdo a justicia porque impuso con creces su estilo ante un rival de máxima jerarquía.

Todo el pueblo fortinero merecía una victoria así, que ojalá sea el punto de partida para ponerse de pie y levantarse como manda la historia, Fortín de mi vida.