Vélez brilló en La Plata y cerró su participación en la Zona B, con una contundente victoria por 5 a 0 ante Gimnasia, justo antes del comienzo de una semana clave para las aspiraciones, tanto en la Copa Libertadores como en la Copa de la Liga Profesional.

El Fortín mostró, especialmente en la primera mitad, una de las mejores actuaciones en lo que va del ciclo Pellegrino. El Flaco presentó tres novedades en la alineación inicial y esa elección le dio sus frutos. Luca Orellano pasó a la banda izquierda, Nicolás Garayalde -por primera vez titular- compartió el eje medio con Santiago Cáseres. Y Joaquín García, completó el vértice derecho de ese mediocampo, en una posición que no le es habitual.

De entrada nomás, todo fue del Fortín, que mostró posesión, tuvo situaciones y dominó a un Gimnasia que se vio superado en todos los aspectos del juego. El equipo de Pellegrino salió a jugar con comodidad, muchos espacios y la decisión de ir siempre a buscar el resultado. Quedó claro que el encuentro no fue un compromiso por haber clasificado con anterioridad a la siguiente fase, ni por tener la mente puesta en el próximo jueves por el cruce de la Copa ante Liga. 

De principio a fin, especialmente en la etapa inicial, hubo un sólo equipo en cancha, que tuvo en los pies de Ricardo Centurión -figura y autor de dos goles- gran parte de la generación de juego ofensivo, acompañado por una buena aparición de Nicolás Garayalde y la habitual profundidad de Luca Orellano. 

Vélez buscó y encontró conexión en sus pequeñas sociedades, intentó una y otra vez doblegar a Gimnasia por afuera y no encontró mayor oposición para llegar a generarle peligro al rival. Pese a las variantes acostumbradas en el once inicial de cada semana, se vio una gran versión del equipo, que tuvo paciencia para manejar los tiempos, buscar juego asociado e intentar ser profundo en cada ataque. 

El primer grito llegó a los 11 minutos, con una volea maravillosa de Cristian Tarragona, tras un córner de Orellano, que dejó sin reacción al arquero Rey.

El once velezano jugó con comodidad cada pelota y las pocas aproximaciones del Lobo, no generaron peligro real, pese a que las veces que le tocó intervenir a Alexander Domínguez lo hizo de buena manera y en defensa no sufrió grandes sobresaltos.

Tarragona, sólo ante el arquero y Matías De los Santos ganando de cabeza un centro de Centurión, fueron algunas de las más claras situaciones durante esa primera parte. Con el correr de los minutos, el trámite del partido hizo creer que el resultado ya era exiguo, por la superioridad de Vélez y la poca resistencia rival.

Para tranquilidad de todos, el segundo tanto llegó por una combinación entre Miguel Brizuela y Tarragona por izquierda, Centurión se mostró sólo al borde del área para recibir y su derechazo -desviado en Coronel- doblegó a Rey. El 2 a 0 se ajustaba un poco más a la realidad.

Pero enseguida, volvió a pegar un golpe de knockout, cuando Centu recibió en el pecho un mal despeje de la defensa, la bajó sin obstáculos y sometió una vez más al arquero, con un violento derechazo. Fue 3 a 0 y final del primer tiempo, impensado de antemano, pero  justificado desde las actuaciones individuales y colectivas de ambos equipos.

El complemento no fue muy distinto, si bien se hizo algo más friccionado, Gimnasia fue con lo que pudo y sufrió cada vez que aceleró mostró que estaba para estirar la ventaja. Se bajó el ritmo que traía el partido porque empezó a pesar el cansancio, la falta de ideas del local por descontar y la sensación de que si acertaba en la definición, la goleada podía ser más abultada.

Lo tuvo Centurión, cuando definió por arriba del travesaño, con el arquero desesperado por achicar el ángulo, Tarragona -en un control largo dentro del área-, Orellano con su clásico remate de derecha al centro, y Monzón con un cabezazo débil. Fueron todos intentos de un equipo que no se limitó a tocar y hacer correr los minutos, sino que siempre fue por más, no dejó de presionar alto y tampoco tuvo contemplaciones ante un rival, que a esa altura ya estaba entregado, futbolística y anímicamente.

Esa ambición por ampliar la diferencia tuvo su recompensa. El cuarto tanto llegó por una combinación entre jugadores que arrancaron desde el banco. Thiago Almada puso a correr a Francisco Ortega por izquierda, este llegó al fondo, ubicó a Florián Monzón, que definió mordido y apareció Agustín Bouzat para corregir y gritar el cuarto gol en la tarde de La Plata.

Inmediatamente llegó el gol que cerró la chapa del resultado, Gimnasia sacó del medio, Tarragona la recuperó y se la dio a Almada, que encaró de izquierda al centro y cerca de la medialuna clavó un derechazo alto. Fue el 5 a 0 final y el broche de oro para cerrar el partido y la participación contundente de Vélez en la Fase inicial de la Copa.

Comienza una semana vital para la ilusión de este equipo. El Fortín conocerá mañana a su rival de Cuartos de Final de la Copa de Liga y el jueves tendrá la obligación matemática e histórica de doblegar a Liga de Quito, para acomodarse en el Grupo G de la Libertadores.

La mejor noticia es que todo lo que tiene por delante lo encuentra firme desde los números y cada vez más, desde las actuaciones. Quiere dar pelea en todos los frentes y desde los nombres, los números y los rendimientos, tiene con qué. ¡Vamos Fortín!