Vélez dio un paso importante para mantener intacta su ilusión de clasificarse a los Octavos de Final de la Conmebol Libertadores. Le ganó 3 a 1 a Liga de Quito y lo superó en la tabla de posiciones. 

El Fortín se quedó con un duelo fundamental, que en los cálculos de todos comenzó a jugarse dos semanas atrás, con la caída en la altura de Ecuador, porque al sumar dos derrotas en fila y las matemáticas agitaron temores y no quedó margen para perder más puntos. Había que ganar en Chile y ante Liga en Liniers, y se ganó. 

El equipo de Pellegrino justificó el triunfo a lo largo del encuentro, pero antes debió sufrir los embates ecuatorianos, que si bien no llevaron peligro real, generaron zozobra por el sólo hecho de pensar que un gol visitante hubiese complicado la clasificación. Y fue en esos minutos, cuando sacó a relucir una entre las principales virtudes: la paciencia; tanto a la hora de armar juego y encontrar los espacios, como para defenderse de manera extrema cuando el rival y el resultado lo amerita. 

El comienzo del partido le dió al conjunto de Liniers la oportunidad de ponerse enseguida en ventaja, por un penal sancionado a su favor, tras una infracción a Lucas Janson desde atrás. La responsabilidad la asumió -como siempre que estuvo en cancha- Thiago Almada, que tocó suave a la derecha del arquero, pero su tiro rebotó contra el palo y la sensación de haber desperdiciado una situación determinante en el juego, se hizo carne en Liniers.

El tiro malogrado por Almada no cambió la tendencia del cotejo, porque manejó la pelota, tuvo posesión, aunque con poca profundidad, y mantuvo controlado a su rival durante toda la etapa inicial. Esta actitud ofensiva se vio favorecida por la decisión de Liga de salir a esperar, agruparse de mitad de cancha hacia atrás e intentar cortar todos los circuitos de juego. 

El paso de los minutos no cambió el escenario, en un partido áspero, con pocos espacios fue Vélez el que propuso y buscó, pero chocó una y otra vez contra la imprecisión propia y el orden táctico ajeno. Sólo aproximaciones aéreas, con centros de Agustín Bouzat y forzados cabezazos de Juan Martín Lucero y Lucas Janson, fueron las situaciones que tuvo hasta el final de la primera parte. 

Pero en tiempo de descuento, Agustín Mulet -de gran partido-, fue al piso, como varias veces en la noche, recuperó una pelota larga en la salida rival, le quedó a Janson dentro del área, el olavarriense se hamacó y la soltó para Almada, que pisó la medialuna de frente al arco y sacó un remate seco, bajo y contra el palo derecho de Gabbarini, el mismo que le había negado el gol en el penal. Fue desahogo y justicia antes de irse al descanso.

La segunda mitad fue distinta, Liga acusó el golpe recibido y salió a intentar buscar ese tanto que le devuelva la situación de predominio en las posiciones. Adelantó sus líneas y poco a poco fue llevando al local a replegarse, a no presionar tan arriba y a empezar a mirar de reojo el reloj, el resultado y la tabla. 

Si bien el partido nunca dejó de caracterizarse por su intensidad y los pocos espacios que se generaron a la hora de buscar los arcos, la etapa complementaria sumó la pierna fuerte, las discusiones ante cada falta y los nervios, todos los ingredientes imprescindibles en un encuentro típico de Copa Libertadores.

Con el correr de los minutos, Vélez le cedió a su rival la pelota y empezó a sentirse cómodo, como ese boxeador que se defiende con la guardia alta sabiendo que su no le harán daño. 

Encima, el ingreso de Ricardo Centurión cerró más el partido porque una fantasía suya por derecha terminó en un centro preciso a la cabeza de Janson, que venció la resistencia de Gabbarini. Otro grito de gol en la noche de Liniers, cuando el resultado pareció a resguardo.

Después del gol, el conjunto visitante salió a jugarse su chance para intentar descontar, al tiempo que Pellegrino desde los cambios buscó neutralizar el avance ecuatoriano. Por primera vez en su ciclo, el Flaco colocó a Tomás Guidara y cuatro marcadores centrales en cancha (De los Santos y Brizuela ingresaron para acompañar a Giannetti y Abram). Toda una señal de que la idea era cerrar un partido áspero y trascendente; pero enseguida Liga encontró el descuento en un centro que Zunino recibió de rebote en el área. 

Los 15 minutos que quedaron hasta el final fueron para intentos esporádicos del conjunto de Quito pero sin mucho peligro, porque Vélez enfrió el partido y manejó los tiempos para evitar tener que sufrir situaciones de riesgo. Incluso Cristian Tarragona tuvo dos chances claras que no pudo aprovechar. Y cuando el encuentro se moría, un error infantil en la salida de Quintero le dejó la pelota servida a Federico Mancuello para que el volante la empujara al gol y sellara la victoria. No hubo tiempo para más, el 3 a 1 fue el premio para un justo ganador.

Vélez ganó los partidos que tenía que ganar y revirtió la situación incómoda que tuvo al comienzo de la Copa. Ahora espera por Unión La Calera el próximo miércoles, para terminar de encaminar su pase a la próxima instancia de la Libertadores. Antes se jugará otro partido determinante el próximo domingo, buscando la clasificación a Semifinales de la Copa de Liga Profesional.

Son semanas de agenda apretada y compromisos importantes, pero el equipo da señales de madurez y seguridad para defender desde el juego los resultados que encadena. La esperanza está más firme que nunca y se alimenta partido a partido, porque Vélez da pelea en los dos frentes y nadie puede quitarle esa ilusión.