Difícil entender cómo Vélez se quedó con las manos vacías después de repasar todas las situaciones claras de gol que tuvo el conjunto de Mauricio Pellegrino en la primera etapa. La falta de precisión, sumada a la buena actuación del arquero rival en los 45 minutos iniciales, impidieron que El Fortín se vaya al descanso con una ventaja más que justificada.
Vélez salió a jugar en campo rival y con la marcada intención de lastimar desde el comienzo del encuentro. Al minuto, Lucas Janson probó al arquero desde 30 metros y esa fue la primera de las acciones que fabricó el equipo en ese período, todas con activa participación de Almada, Janson y Lucero, que provocaron no menos de cinco oportunidades de gol, que no pudieron resolver.
Vélez mostró paciencia en el armado, posesión y encontró los espacios para llegar con peligro, tal vez como pocas veces antes le había tocado en encuentros previos. Lo tuvo Lucero, en dos ocasiones, definiendo cruzado en la primera, y apurado en la segunda, ambas controladas por el arquero. Almada también contó con sus chances, con un tiro libre que se fue cerca del ángulo y un remate que salió apenas desviado. Y hasta Matías De los Santos, con un cabezazo que se fue ancho por muy poco.
En el mejor momento de Vélez, llegó un córner desde la izquierda, Martínez Borja ganó limpio el salto y puso en 1 a 0 para el conjunto local. Nada más inmerecido, pero poco le importa al fútbol esa variante del juego, mucho menos en Copa Libertadores.
Lejos de sentir el impacto, el equipo siguió buscando y encontró algo de alivio sobre el final del período, con un zurdazo de Pablo Galdames, forzado e incómodo dentro del área, pero suficiente para vencer a Gabbarini y ajustar un poco más el resultado al trámite del partido.
Así terminó el primer tiempo y la ilusión estaba intacta, porque tampoco Liga mostró demasiado potencial, sobre todo jugando como local y en la altura; pese a haber convertido un gol y estrellado un tiro en el travesaño en el amanecer del encuentro.
Pero la segunda parte no tuvo nada que ver con la primera. Vélez pareció haberse quedado en el vestuario porque fue superado de entrada por los ecuatorianos, que ajustaron marcas y salieron a pelear el partido unos metros más arriba. Tan clara fue la diferencia, que el propio Martínez Borja, tuvo dos situaciones similares al borde del área y en la segunda, a los 7 minutos del complemento, enganchó para su zurda y cruzó un remate inalcanzable para Hoyos. 2 a 1 y ya había quedado atrás todo lo hecho en la primera parte.
Vélez buscó, ya sin idea ni claridad, ni siquiera por desequilibrio individual. Y Liga empezó a llevar el partido a su terreno, dejó de sufrir y cada ataque parecía hacer tambalear al fondo velezano. Así cayó el tercero, hasta con algo de fortuna, cuando una pared en el borde del área le quedó rebotada a Zunino, que la tocó suave ante la salida del arquero mendocino. Fue el 3 a 1 final, porque nada cambió en lo que quedó del encuentro.
El Fortín frustrado por no haber podido aprovechar todas las situaciones que tuvo y Liga con la tranquilidad de haber capitalizado al máximo todo lo que se le presentó en la parte final del juego.
Fue un tiempo para cada uno y la gran diferencia estuvo en las áreas, Vélez perdonó varias veces y padeció cada ataque rival. Impensado otro resultado bajo ese contexto. Será tiempo de dar vuelta la página lo antes posible y confiar en la lógica de las matemáticas, para poner los números en su lugar y mantener intacta la esperanza, que es lo último que se pierde.