No existe el consuelo. El paso del tiempo acentúa el dolor y sella de manera imborrable el recuerdo de quien injustamente pagó con su vida el compromiso de ir a ver al Club de sus amores.

Escaldados por el dolor, los padres de Emma, sus familiares y amigos, jamás podrán digerir la realidad de su ausencia física. El resto de la comunidad está obligado a acompañar ese sentimiento y a pelear para que estos dramáticos hechos no vuelvan a repetirse.  

Es por eso que la sociedad toda debe protagonizar los procesos de cambio. El repudio sostenido, como este modesto recuerdo, advierte y fuerza al impulso de políticas, o instrumentos legales, tendientes a erradicar los episodios violentos como aquel que se llevó la vida de nuestro joven velezano de 21 años.

Concientizar y reflexionar sobre estos temas debe ser un reto individual y colectivo, una consigna diaria que trasciende la fatal efeméride que hoy nos convoca.

La familia velezana no te olvida, Gordo. Porque mantiene presente tu amor por el Fortín, tu aliento eterno en un rincón siempre del Amalfitani, aferrado al alambrado en un grito de gol.

Emmanuel somos todos.

NUNCA MÁS