Institución

De Vélez, como mi Papá

Vélez saluda a todos los padres velezanos en su día. Entre miles de hinchas Fortineros que hoy lo abrazan o lo recuerdan con amor mirando al cielo, surge el ejemplo entre Agustín Mulet y su padre Flavio. Juntos, recrean una historia hermosa.

Hay sentimientos que brotan solos. Otros, surgen en el traspaso de valores de padres a hijos. Es imposible no decodificar el ADN que se trae y ahí aparecen signos, momentos, enseñanzas y actos que alguna vez fueron heredados por nuestros progenitores.

Flavio y Agustín desempolvaron no tan viejos recuerdos en el Estadio Amalfitani que los cobijó a ambos desde chicos. Recorrer gran parte de la Popular Este, subir los escalones hasta el sector donde observaban al Club de sus amores, resultó la excusa perfecta para recrear el sentimiento que fue pasando de generación en generación.

"Toda mi familia es de Vélez, también la familia de la mamá de Agustín. Más placer que otra cosa, significa traer a los hijos a la cancha. Después, el sentimiento lo formaron ellos; yo lo único que hice fue traerlos a Agus y a su hermano Maxi junto a un grupo de amigos con los que vengo a la cancha desde hace muchísimos años", subraya Flavio (55 años), fana de Vélez desde la cuna.

Para Agustín, recibir ese legado, fue bendición pura. "Me acuerdo de varios momentos desde muy chiquito viniendo con mi viejo a la cancha, junto a mi hermano y también con mi mamá. Las vueltas olímpicas en 2009 con Huracán y 2012 ante Unión, las recuerdo especialmente", dice el volante del primer equipo que se dio a conocer a fines del año pasado a fuerza de despliegue y entrega total por los colores. 

De local o visitante, siempre estuvieron los Mulet. Gane o pierda El Fortín, la pasión los atravesó cada vez más viva. Flavio especialmente recuerda una jornada que incluyó un periplo de más de 700 kilómetros: "El 31 de enero 2009, viajamos con la familia a pasar fin de año en Mar del Tuyú. Se hizo esa larga esa madrugada y prácticamente sin dormir, a la mañana siguiente, le dije: "Agus, yo me voy a la Caravana, Vélez cumple 100 años. Él me miró y dijo "yo me voy con vos, Pa".

El Chevrolet Corsa Wagon modelo 2008, partió desde la costa el 1° de enero de 2010 rumbo a Floresta y allí estacionaron el auto para unirse a las 50.000 almas que desfilaron por la Avenida Rivadavia hasta el Estadio. Caminar juntos a la par, codo a codo con la multitud bajo el rayo del sol, disfrutar y cantar en el Amalfitani, para luego volverse a pie a donde habían dejado el auto y regresar a Mar del Tuyú. Así viven Vélez los Mulet.

Ese mismo vehículo fue el que un año después, junto a Karina, la mamá de Agus, los transportó con destino a Alegrete, Brasil, donde la Categoría 2000 disputó un torneo amistoso. Cansancio, problemas en la aduana "porque nos olvidamos la partida de nacimiento de Maxi", miles de kilómetros a lo largo y ancho del país y también fronteras afuera, desandó Papá Flavio para ver jugar a su hijo.

En tiempos de pandemia, volvieron a la tribuna en la que forjaron su amor entre ellos y por los colores. Cientos de anécdotas compartieron y hoy en este día, el sentir es más fuerte, duradero e imborrable. En un devenir de sensaciones, brota de la boca de Agustín una explicación tan sencilla como contundente al afirmar "Soy de Vélez como mi Papá". Todo está dicho.

¡Feliz Día del Padre, Fortineros!