José María Suárez conoce el mundo Vélez como la palma de su mano. Emprendedor, predispuesto, laborioso, su primer acercamiento al club fue cuando, siendo sacerdote, visitaba la Pensión de Juveniles para siempre prestar su oído y brindar palabras de esperanza a los chicos que, en pos de triunfar en el fútbol, dejaban atrás su ciudad natal y sus afectos. José es muy querido por todos los jóvenes que pasaron por el hogar que reside debajo de la Platea Sur.
Una vez que dejó los hábitos, su ligazón con Vélez perduró. Y se convirtió en encargardo de la Pensión. No por haberse apartado como oficial de la Iglesia Católica perdió su fe en Dios y mucho menos las relaciones que supo entablar. Entre ellas, con Jorge Bergoglio, en sus tiempos de Arzobispo de Buenos Aires.
"El Papa ha sido muy especial para mi, apoyó mi decisión de dejar el ministerio y siempre me brindó su fe. En mis últimas vacaciones, me propuse volver a reencontrarme con él pero ahora en su rol como máximo pontífice", relata Suárez, quien le entregó en mano a Francisco una camiseta de Vélez firmada por todos los jóvenes pensionados. "Me mandó dos bendiciones especiales. Una para los chicos de la pensión y otra para la capilla San Juan Pablo II que está en el Estadio. Las mismas se las mostré al Presidente Sergio Rapisarda y ya se enviaron a enmarcar para colocarlas en los lugares correspondientes", agregó José María.