Pasar la barrera centenaria y ya pensar en el bicentenario. Ir por más. El que vivirán nuestros hijos tal vez, nuestros nietos; la sangre liada al Fortín. Pasar la elite de los clubes que se engrandecen con el acceso all inclusive de los tres dígitos de edad y seguir sumando experiencia y grandeza en cada año. Mantener lo cosechado y seguir con el plan inalterable de expansión hacia nuevos horizontes, con la certeza y la firme representación de ser siempre el Club Atlético Vélez Sarsfield.
En estos 107 años de vida, la premisa y el objetivo siguen siendo los mismos. Bregar porque los cimientos del Fortín sigan siendo tan firmes como hasta ahora y que la institución sea el único fin que justifique todos los medios.
Vestirse con 107 años para una institución como Vélez Sarsfield es la confirmación del buen camino trazado y recorrido. Es moverse hoy en día en la estructura firme que ladrillo a ladrillo supo levantarse ayer; y que será el cimiento para continuar camino mañana. Es vestirse de Marín Moreno, de Don Pepe Amalfitani, de José Feijoo, de Raúl Gámez en la actualidad; y de tantos otros. Es tomar decisiones con la institución como primer objetivo; y que el segundo también siga siendo la institución. Porque eso, desde nuestra parte, es ser grandes.
Es sentarse a ver un partido en aquella cancha de Basualdo, mientras un team de Vélez comienza a forjar desde el resultado una historia grande. Es alquilarse un palco en el Fortín para admirar a los Rugilo, los Spineto, los Huss, los Allegri, los Ferraro, los Willington, los Carone, los Bianchi, los Chilavert, los Cubero, los Zárate, los Pratto, los Pavone; y sentir que el fuego sagrado es el mismo mantenido inalterable, año tras año, fecha tras fecha, equipo tras equipo. Es tomar por asalto el Morumbí una noche perdida de Agosto y gritar bien fuerte que América se llama Vélez. O tal vez, irrumpir en la paz de oriente para posarse sobre las manos al mundo entero. Es rumbearse al destino deseado con la seguridad del éxito rotundo. O simplemente demostrando la grandeza de una institución más allá de un equipo de fútbol como ha sido cada final de torneo donde se levantó una copa al grito de Dale Campeón, donde nuevas estrellas se plantaron para siempre en la constelación que hoy iluminan el escudo. De saber que en las malas, siempre te voy a amar más y voy a estar a tu lado. Vélez será siempre una marca de seriedad, coherencia y prestigio. Aquí o allá, sea donde sea; Vélez siempre fue Vélez.
Es tomar por asalto el Morumbí una noche perdida de Agosto y gritar bien fuerte que América se llama Vélez. O tal vez, irrumpir en la paz de oriente para posarse sobre las manos al mundo entero. Es rumbearse al destino deseado con la seguridad del éxito rotundo.
Vamos por un nuevo año, con nuevos desafíos, con la misma pasión, con la misma entrega. Con el apoyo incondicional al cuerpo técnico y a nuestros jugadores que defenderán la camiseta con alma y vida.
Hoy cumplimos 107 años de gloriosa existencia. Hoy iniciamos un nuevo año con el deseo fuerte de seguir siendo el orgullo de todos, de ponernos de pie una vez más, de seguir dando pelea, de saber que no existen imposibles. De eso se trata nuestra historia. Sabemos de que se trata. Salud Vélez Sarsfield.