Entre las variadas usanzas culturales archivadas por el post-modernismo figura el antiguo hábito de guardar luto cuando se producía alguna desgracia familiar. Alguien que tenga muchos años y poca influencia del mal de Alzheimer, recordará que por el año 40 la gente que vivía en Villa Luro ya se había resignado a soportar las penurias de una fatalidad inminente. Estaban ya preparados el brazalete negro para la manga, la cinta de la solapa, la corbata, el velo oscuro para las mujeres que salían a la calle, la funda para los aparatos de radio que se apagaban durante un tiempo, etc., etc. El tenebroso destino había barajado con trampa y la ?huesuda? tenía 33 de mano. ¡¡Él hasta entonces inexpugnable Fortín, victorioso en tantas épicas contiendas, había sido vencido por la confiscación y su glorioso campo de batalla se convertiría en lotes de 8.66 de frente para ser subastado entre gentes que al verla redonda y de color naranja, creían que la pelota de fútbol tenía carozo!!...
Además, en un acto precursor del matrimonio igualitario habíamos perdido la categoría en primera división. El afamado equipo del C. A. Independiente fue para atrás tan descaradamente en su partido contra Atlanta que su arquero, apellidado Bello, terminó atajando en la calle Corrientes. En síntesis ?el diablo rojo? vendió el alma que nunca tuvo ni tendrá, y el ?bohemio colectivero? se la compró, pagándole por ella la transferencia de Pepe Battagliero, y nos mandó a jugar en los ?Sábados de la Bondad?. Estas exquisiteces aunadas a las importantes deudas que por su monto é inminente vencimiento se hacían imposibles de satisfacer, preanunciaban el inmediato sacramento de extremaunción del legendario ?CLUB ATLETICO VÉLEZ SARSFIELD?.
Toda la gloria ganada en goles fabulosos, gambetas increíbles, atajadas inverosímiles, voluntades inigualables, actitudes honrosas, procederes cristalinos, sonrisas alegres, lágrimas de hombría,? ¡todo,? todo eso! se moría ahora víctima de la traición y la injusticia.
¡Fue la única vez que se vio llorar a los Harrington Tarulla porque alguien se moría!
No sólo perdimos la cancha y la categoría, sino que además no había posibilidades para poder pagar las deudas pendientes, lo que motivó que algunos dirigentes con Don Pepe a la cabeza debieran garantizar con sus bienes personales el cumplimiento de las obligaciones suscriptas. Muchos socios se borraron y la nómina de 3.393 registrada en el ejercicio se vio reducida a la cantidad aproximada de 500. ¡¡¡ Ni Drácula podía concebir un panorama más siniestro!!! Decididamente, el título del famoso vals ?Lágrimas y Sonrisas? que tocaba la orquesta del maestro Rodolfo Biaggi no coincidía con nuestra suerte. A nosotros nos correspondían solamente las lágrimas.
Estábamos en la hornalla bien adobados, pero? ¡tatán, tatán! ... volvió a entrar en escena Superman Amalfitani, que estaba medio chivo porque no había podido vomitar del todo la kryptonita que le había quedado atragantada del descenso y con un par de sus teatrales arrebatos emocionales nos hizo resucitar. El pintoresco peninsular era dueño de una formación intelectual bastante desarrollada pero no se había interesado mucho en materia de filosofías económicas, ya que antes que leer a Hegel, Adam Smith ó Marx, prefería ?El Tony?, ?Pif Paf? o ?Caricaturas? - ésta última más asiduamente -, porque estaba siempre cerca de la mano. No obstante, tenía muy arraigada la teoría de la ?piña seca? aprendida de sus ancestros, que entendían que la única y real economía radicaba en engordar los colchones, escabullendo en ellos algún manguito que amarrocaban a fuerza de sacrificios. Como dijera el inmortal Polaco Goyeneche, ?fueron años de cercos y glicinas, de la vida en orsay, del tiempo loco?
Haciendo caso omiso de las virulentas críticas de que lo hacían objeto todas las víctimas de sus ?sablazos?, instruyó y se puso al frente de un ejército de ?mangueros? que por largo tiempo aterrorizó a las gentes del cercano y lejano Oeste. Era tanta la maestría que nuestro incomparable prócer tenía ?para tirar la manga?, que el genial actor Arturo de Córdoba lo consultó para interpretar su papel en la película ?Dios se lo pague?.
Asumido el drama, aquellos aguerridos dirigentes se dieron a la tarea de buscar solución a los temas más urgentes y en las primeras reuniones celebradas se nombró una Comisión Cooperadora que merced a los éxitos logrados en su gestión, se transformaría luego en Comisión Directiva.
Con lo que había y algo que se trajo, se recompuso el equipo de fútbol que disputaría el campeonato de ascenso, se emprendió una campaña de conscripción de socios (recuperando a los renunciados) y, entre otras cosas, la más importante: llevar a la práctica los planes para la construcción del nuevo estadio.
A ese efecto se establecieron nuevos contactos con la empresa del Ferrocarril Oeste para ocupar los terrenos reservados en el mes de Junio, por los cuales ya se habían pagado
$ 2.000. ? en concepto de retiro de vías é instalaciones ferroviarias. Situados en la intersección de Barragán y Gaona (actualmente Reservistas Argentinos), la superficie de los mismos era de 35.000 metros cuadrados. Antes de firmar el contrato respectivo, se debía proceder a su rellenado y nivelación, pues estaban asentados en un bajo por donde cursaba primitivamente el arroyo Maldonado.
Esa tarea, llevada a cabo por hombres que según consta en fotografías de la época transitaban la etapa de la madurez, (los de 20 años parecían de 40, los de 40 de 60 y los de 60 ya habían dado las hurras) costó más trabajo que encontrar un político inteligente y honesto, pero el monstruo insaciable que se tragaba todo lo que le tiraban, -desde escombros, tierra proveniente de los desmontes de la Av. Gral, Paz en construcción y hasta vagones y locomotoras en desuso - al final quedó harto y el terreno fue convenientemente nivelado, permitiendo la fijación de 284 bases para emplazar las futuras tribunas.
Se trasladaron las viejas estructuras de Basualdo y se empezaron a armar las tribunas Sur y cabecera Este, al propio tiempo que la platea Norte, bajo la cual se construyó lo que serviría de vestuarios y un local de 180 metros cuadrados, en el cual se instaló un bar pomposamente llamado confitería..
El campo de juego fue preparado convenientemente con una capa de carbonilla cedida por el ferrocarril, sobre la cual se colocaron l88.700 panes de césped, por los que solamente se pagó el traslado.
Así se llegó al año 1943 en que se inauguró el estadio en un partido contra River Plate que terminó empatado en 2 goles por bando, y en la semana siguiente jugamos ya por el ascenso contra Quilmes, donde el jugador Simón Fredotovich convirtió el primer gol oficial de nuestro equipo, que luego conquistaría el torneo que nos permitió retornar a la primera división.
Logrados los más urgentes objetivos previstos, los ?inocentes? amigos de Don Pepe creyeron llegado el momento de ?coser y cantar?, es decir disfrutar de las tardes después de trabajar, reunirse con los amigos a jugar un partidito de truco (con flor ¡eh!) por el vermusito, comerse unos ravioles con tuco los domingos y después salir para la cancha a solazarse con el juego de aquel inolvidable equipo. ¡Qué infantil candidez la de aquellos hombres que se volvían a afeitar en la peluquería los sábados a la tarde!
El inefable ?tano? les dio vacaciones durante un mes y ya les tiró por la cabeza un nuevo proyecto: construir la cabecera Oeste, pero no de madera sino de hormigón armado. El proyecto hablaba de una tribuna de 50 escalones, con capacidad para 10.000 espectadores, debajo de la cual se edificarían 2 pisos para diversas actividades y en la planta baja un salón de 69 x 10 metros para realizar las memorables milongas -¡?cuantos casorios se armaron allí?!- en que se lucieron bailarines de antología que no voy a nombrar por el temor de olvidarme de alguno. Al propio tiempo se edificarían también el salón de la presidencia, la secretaría, sala de sesiones, oficinas y otras dependencias.
Como no se trataba de perder el tiempo en debates inconducentes, el proyecto fue inmediatamente aprobado y la empresa Curutchet, Olivera y Giraldez se adjudicó la licitación presentada y llevó a cabo los trabajos contratados, iniciándose así con esa tribuna ?petisa?*, la epopeya del cemento o, como a mí me gusta decir, ?un sueño de tierra romana?.
En el curso de cuatro escasos años habíamos visto las dos carátulas: la del drama luctuoso é inevitable y la de la ilusión realizada y venturosa.
* Esta tribuna es aproximadamente 3 metros más baja que las otras y fue llamada por largo tiempo ?La Giraldez?
Osvaldo Gorga