La paridad dejó sabor a poco en la noche del bosque platense, porque el equipo de Pellegrino superó con autoridad a Gimnasia en el juego, pero la falta de precisión o las malas decisiones en ofensiva lo obligaron a dejar dos puntos en este sendero ascendente, que llegó hasta 60 y 118 para ampliar la racha triunfal que acumuló en sus últimas presentaciones.

Vélez fue más que Gimnasia en el primer tiempo, pero no pudo plasmar en la red el claro dominio que marcó en cancha, porque manejó la pelota a voluntad, fue dinámico, tuvo posesión y rotación en velocidad; pero poca precisión a la hora de elegir el último pase o el remate que destrabara la igualdad.

El Fortín contó con cuatro situaciones claras de gol y otras tantas aproximaciones que llevaron peligro al arco local. Dos remates de Thiago Almada desde afuera del área exigieron al portero, otros dos disparos de Lucas Janson encontraron bien ubicado a Rey y un cabezazo de Matías De los Santos se fue apenas desviado. Y la sensación que dejó el primer tiempo fue la de un equipo cómodo, que adelantó sus líneas y sometió a su adversario, pero careció de esa cuota de precisión, fortuna o audacia en los metros finales.

Esto no quiere decir que el local no tuvo sus chances, porque pese a sufrir gran parte del desarrollo se las ingenió con alguna pelota parada y lanzamientos desde los costados, para llevar peligro al arco de Lucas Hoyos, que debió intervenir en dos oportunidades para salvar su valla, una a puro reflejo ante Morales, después de varios rebotes en el área. Y otra para tapar un remate cerrado de Carbonero.

La segunda etapa mostró un trámite más parejo, en el que los roces fueron muy frecuentes y las aproximaciones a los arcos, cada vez más aisladas. Gimnasia se adelantó unos metros y ajustó su faceta defensiva con éxito, porque cerró los caminos de mitad de cancha y le impidió a Vélez encontrar la facilidad que tuvo hasta ese entonces para llegar al área tripera.

Así, el desgaste que implicó el correr de los minutos hizo que el desarrollo se tornara friccionado y ordinario; y en ese contexto, los arcos quedaron lejos de las intenciones. El Lobo fue más punzante en los primeros minutos del complemento, pero con más ganas que claridad, al tiempo que El Fortín perdió frescura y lucidez en ofensiva para elegir los caminos al gol.

Debió pasar media hora para que el conjunto visitante pudiera contabilizar una llegada clara, que nació -una vez más- de los pies y la inteligencia del Guayo, que desparramó a su marcador por izquierda, lo esperó a Santiago Cáseres, que entró de frente al arco, le pegó bajo y otra vez Rey ahogó el remate.

Pero la maniobra más destacada de la noche, llegó a 8 minutos del final, cuando Almada clavó un tiro libre en el travesaño, con el arquero ya superado. La última la tuvo Ricardo Centurión, que recibió una habilitación de Thiago y entró mal pisado al área, por eso su remate desde una buena posición, se fue apenas desviado.

Final para una presentación irrregular, que mostró una muy buena actuación colectiva en la primera mitad, con varios puntos altos en lo individual, y una tarea deslucida en la segunda parte, con un equipo que fue de mayor a menor, que comenzó llevándose por delante a su rival y llegándole cada vez que se lo propuso, pero terminó sin peso y desaprovechando la chance de sumar nuevamente de a tres puntos. 

Será el turno de recibir a Aldosivi y reafimar los momentos de buenos rendimientos que sostiene el equipo, en lo posible acompañados por la eficacia, que en la noche del lunes no viajó a La Plata.